EL EXPRESS; DE SANTANDER A BILBAO

TARDI BERMEYA BONA NOCHI ESPERA

El vapor a ruedas de paletas EXPRESS estuvo unos años navegando en la línea de Bilbao a Santander que, aunque parezca mentira, se hacía por mar hasta la llegada del ferrocarril de vía métrica que unió ambas capitales. El viaje, en las mejores condiciones, se hacía en unas cuatro horas, pero el Cantábrico, que es el apodo del Atlántico en aquellos lares, las gasta de muy poca broma y cuando no ruge envía aquellos maretones de película que debían hacer de este viaje un autentico infierno para más de uno.
En la prensa de la época, buscando con afán, se pueden encontrar relatos de estos viajes y un periodista llamado F. Soldevilla firmaba en el diario El Imparcial, en su edición del sábado 31 de agosto de 1889, un extenso artículo titulado Cartas de la Playa y, en él, en parte, se hacía referencia al vapor EXPRESS y a la vida a bordo de este bonito paddle.

El EXPRESS entrando en Santander. Foto del libro La Marina Cantabra. Desde el Vapor. Volumen III.tif
El EXPRESS entrando en Santander. Foto del libro La Marina Cantabra. Desde el Vapor. Volumen III.tif

Condensando del artículo las partes más interesantes en cuanto al referido buque, transcribimos lo siguiente:
…”Decidí, pues, dejar á Santander, no sin admirar una vez, más su anchuroso y magnífico puerto, donde con afán incansable trabajan innumerables gentes, y su agradable y familiar Sardinero, y me dispuse á regresar á la capital de Guipuzcoa, obligado centro de operaciones y de noticias políticas, tan escasas hoy como los ducados de á dos en tiempos de Carlos I.
Tome mi billete de pasaje en el EXPRESS, elegante vaporcito de ruedas coquetamente pintado de blanco que hace la travesía de Santander á Bilbao, y á las siete de la mañana hallábame á bordo del lindo buque, que con sin igual gallardía mecíase en las olas, lanzando densa columna de su chimenea y dejando oír la trepidación de sus máquinas, como si comprimiera el aliento que había de darles fuerzas para marchar.
Al llegar sobre cubierta, sorprendióme el número de personas conocidas que allí había; pero pronto dime explicación del caso. Mi buena suerte me deparaba el hacer el viaje en compañía do los señores Gamazo y Maura, y aquel grupo, de diputados periodistas y personas importantes de la ciudad habían ido á despedir á mis distinguidos compañeros de viaje.
Por fin zarpó el EXPRESS. Escucháronse las ultimas despedidas; agitáronse en el aire los blancos pañuelos y bien pronto nos hallamos lejos del puerto navegando en una mar amplísima, ligeramente y de subidos tonos azules, reflejo exacto de un cielo espléndido y clarísimo iluminado por radiante sol.
Inmediatamente casi todos los pasajeros se amontonaron hacia proa ó se colocaron de pecho sobre las bandas de babor y estribor, para contemplar á sus anchas el magnífico espectáculo que el mar ofrecía, y yo pude a mi vez observarlos a ellos.
Semejaba el buque un mundo en pequeño. Había pasajeros de todas castas, clases y condiciones. Abundaba el elemento comercial; iba dignamente representado el político, la iglesia tenia representación en un fraile, no sé si carmelita o de que orden, dos jesuitas y un sacerdote del clero secular, y el ejercito iba personificado nada menos que en un general; el Sr. Barges”…
Más adelante, el periodista cita:
…”Entre tanto el EXPRESS seguía majestuosamente su marcha sobre un mar tranquilo como un canal veneciano, no obstante lo cual, algunos pasajeros fueron víctimas del mareo, entre ellos, de los primeros, el fraile carmelita. Los demás contemplábamos con embeleso la costa sinuosa y accidentada, pero siempre bella y bañada de espléndida luz, apareciendo unas veces en suave declive cubierto de verdura, y terminando otras en abruptos acantilados, sobre cuyas puntas aparecen colgados los faros como nidos de águila, habitados por hombres solitarios de loa modernos tiempos, siempre vigilantes y siempre atentos á la salvación de los buques.
Entre los salientes de la costa dominan loa Cabos Ajo y Quejo, que, con otras puntas menos pronunciadas, semejan las garras de una mano colosal y fantástica, pugnando por sujetar la inmensa extensión de los mares. En los senos formados por colinas ó montañas aparecen las poblaciones como resguardadas de vientos y mareas, distinguiéndose especialmente Castro, con su larga playa, el castillo que le da nombre y su elegante iglesia, cuyas agujas se divisan á larga distancia desde el mar. Algo más lejos se ve la bahía de Burriezo, donde el general Moriones hizo tantos esfuerzos, ya para proteger desembarcos de armas y víveres para las tropas liberales, ya para evitar que los desembarcaran los carlistas. En esto, al volver de un recodo de la costa, tendimos la vista mar adentro: el azul do las olas véase salpicado de puntos blancos y negros que se balanceaban y movían como impulsados por mágicos resortes. Eran las lanchas de los pescadores, con velas unas, solamente con remos las otras.
—Rudo trabajo es este—dije,—y para el cual es necesario un corazón á prueba de temores.
—Son gentes nacidas para eso—repuso un pasajero —Hombres rudos, sin instrucción alguna.
—Sería difícil—añadí—que teniendo instrucción se resignaran á soportar vida tan fatigosa y que tan poco les produce, en tanto que otros que no trabajan nadan en la abundancia.
Lo peligroso seria –dijo entonces el Sr. Maura- que tuvieran la instrucción deficiente, pues si la tuvieran completa, tanto estos, como los demás trabajadores comprenderían que es necesario e imprescindible el trabajo”…
Más adelante el autor narra la entrada en Bilbao y apunta:
…”Poco después pasamos el abra y entramos en la ría de Bilbao.
El espectáculo era magnifico. Las aguas cubiertas de buques que lanzaban estridentes rígidos de sus poderosísimas maquinas; en la costa las numerosas chimeneas de fabricas y fundiciones demostrando su actividad con los penachos de humo que coronan sus chimeneas, trenes, tranvías, coches, lanchas, todo en número infinito y en vertiginoso movimiento, señal ciertísima de vida y de riqueza, dan a la entrada de Bilbao el aspecto de un pedazo de Londres o de Liverpool arrancado a Inglaterra y trasportado a las costas españolas.
Desembarcamos. En el muelle esperaban al vapor numerosas personas, entre ellas el diputado Sr. Chavarri y el senador Sr. Zabala.
Bilbao estaba en fiesta y no hay que decir si estas serian esplendidas tratándose de población tan rica y laboriosa”…

Foto del álbum donado al museo marítimo de Bilbao por la familia Rivas, propietaria de los Astilleros del Nervión. Museo Marítimo Ría de Bilbao. 30 agosto 1890. Remitida por Juan Rekalde.jpg
Foto del álbum donado al museo marítimo de Bilbao por la familia Rivas, propietaria de los Astilleros del Nervión. Museo Marítimo Ría de Bilbao. 30 agosto 1890. Remitida por Juan Rekalde.jpg

Explicación de la foto: En gradas el crucero acorazado INFANTA MARIA TERESA. En primer plano el vapor BARACALDO. Detrás de él un Ybarra. En la parte central se aprecia el remolcador VOLADOR y a la derecha de la foto nuestro protagonista; el EXPRESS.
También se aprecia un buque de la Compañía Bilbaína de Navegación, y el resto, con paciencia, es fácilmente identificable. Nuestro agradecimiento al Sr. Juan Mª Rekalde.
Por otra parte, el Sr. Juan Rekalde me envió –nuestro agradecimiento- la copia del asiento del buque de la Comandancia de Marina de Bilbao, en que se anota:
…”Vapor EXPRESS, inscrito en el libro segundo de la quinta lista al folio 208 de la Capitanía Marítima de Bilbao, el día 31 de julio de 1888.
Clase: vapor de ruedas con casco de madera.
Potencia: 120 caballos nominales.
Construido en Inglaterra en el año 1870.
Eslora 45, 92 metros; manga 5,82 metros; puntal 3,30 metros
Registro bruto 301,03 toneladas
Registro neto 140,66 toneladas
Asiento provisional de matrícula; según el Cónsul General de España en Londres, D. Eduardo López Dóriga, vecino y del comercio de Santander, lo adquirió de sus propietarios la «Compañía de Ferrocarriles de Londres y Sudoeste» en la cantidad de 2.250 libras esterlinas.
Bilbao 31 de julio de 1888.
El día 9 de agosto de 1888 se le concede la señal distintiva HMBN y el 8 de marzo de 1890, se da expediente de abanderamiento.
El día 12 de septiembre de 1890 D. Eduardo López Dóriga, hace cesión del vapor a la «Compañía Cantábrica de Navegación» de la que es director gerente.
El 30 de agosto de 1892 lo adquiere la sociedad «Urrutia y Compañía«, desmontando, maquina y paletas, quedando el 27 de septiembre de ese mismo año como gabarra”…
Con esta información tenemos casi toda la vida marítima de este buque, no sabiendo si como gabarra conservo el nombre anterior ni cuando fue desguazado.
En el Lloyd´s Register of Shipping; año 1889, se daban las siguientes características de este precioso paddle:
…”EXPRESS; ex SHERBRO; registro bruto: 239 toneladas; neto: 118; under deck: 233; eslora entre perpendiculares: 158,0; manga: 20,1; puntal: 8,2; maquina tipo oscilating: diámetro de los cilindros 43 y 40 pulgadas; presión de trabajo: 22 libras; 120 caballos nominales; año de la construcción: 1870; lugar: West Cowes; astillero: White (John Samuel White)”…
Su vida marítima, bajo el Red Duster, no la tenemos del todo clara y, según parece ser, en origen, fue concebido para el Gobernador de Sudáfrica, punto este para el que no hemos encontrado confirmación.
De 1884 a 1888, según parece ser, perteneció a la contraseña de la compañía de ferrocarriles Somerset & Dorset Railway, transportando ganado y pasaje entre Cardiff y el jetty de Durnham. Tras el abandono de esta línea por la compañía, como luego veremos, fue vendido a intereses españoles.

Panfleto de información sobre los servicios del SHERBRO. De la web Capture Burnham.jpg
Panfleto de información sobre los servicios del SHERBRO. De la web Capture Burnham.jpg

Sobre este menester, el diario El Atlántico, en su edición del 16 de junio de 1888, citaba sobre el vapor:
…”Ha sido adquirido en Inglaterra, y llegara en breve a nuestro puerto, un hermoso y rápido vapor destinado a hacer entre Santander y Bilbao un servicio regular exclusivo de pasajeros.
Este buque, cuyo plano y especificación hemos tenido ocasión de examinar, reúne todas las condiciones apetecibles para llenar cumplidamente el objeto a que se le destina; tanto en velocidad cuanto en comodidades para el pasaje, condiciones de las que carecen generalmente todos los que han estado hasta ahora haciendo igual navegación.
Mide 153 pies de eslora, 22 de manga y 11 ½ de puntal, con un calado máximo de 9 pies.
Desplaza 240 toneladas de arqueo y su marcha será de 11 millas por hora, lo que en circunstancias ordinarias permitirá hacer la travesía en cuatro horas de muelle a muelle.
Las cámaras tanto de primera como de segunda son espaciosas, cómodas y ventiladas, teniendo además, en sitio preferente, una reservada para señoras.
Alrededor de la cubierta principal y en el puente alto, que es amplísimo, lleva gran número de bancos de teca, donde pueden acomodarse aquellos pasajeros que prefieren permanecer al aire libre durante la navegación.
El numero de estos que puede transportar con completo desahogo, asciende a 360.
El EXPRESS, que así se llama el vapor a que venimos refiriéndonos, es, en fin, un excelente buque, de probadas condiciones marineras, que viene a llenar una necesidad por todos sentida.
Las salida a hora fija y la regularidad del servicio que prestara este buque contribuirán a facilitar las comunicaciones entre los dos puertos más importantes de la costa Cantábrica, y en combinación con el ferrocarril central de Vizcaya, proporcionara grandes ventajas a los viajeros que desde esta provincia se dirijan al extranjero”…
El mismo diario El Atlántico, de Santander, en su edición del domingo, 1º de julio de 1888, daba noticia de la salida de Inglaterra, hacia Santander, del nuevo buque:
…”Según noticias recibidas en esta, el viernes salió de las costas de Inglaterra con rumbo a Bilbao el vapor EXPRESS.
Probablemente hoy llegara a su destino, y tan pronto como terminen las diligencias de abanderamiento, se inaugurara el servicio de viajeros de una manera regular, saliendo alternativamente de Santander y Bilbao todos los días, a las ocho de la mañana.
La nueva empresa se propone dedicar toda su atención a la rapidez de la travesía y comodidad de los viajeros, que hallaran en este nuevo servicio grandes ventajas sobre los demás medios de locomoción hoy en uso entre ambos puertos”…
El 8 de julio llegaba a Santander, y el diario El Correo de Cantabria, en su edición del 9 de julio de 1888, anotaba:
…”Ayer a la una y media de la tarde entro en nuestro puerto y atraco al muelle longitudinal sito al Este del de pasajeros el vapor EXPRESS, de la Compañía Cantábrica de Navegación.
Durante toda la tarde hubo en aquel sitio multitud de personas contemplando exteriormente dicho buque.
El interior es magnífico por la elegancia con que sus espaciosas cámaras están adornadas.
Todo se halla perfectamente dispuesto para que el buen servicio de pasajeros nada deje que desear.
El EXPRESS está dotado de tres embarcaciones menores, dos de ellas salvavidas, y de una completa colección de señales de noche.
Este precioso buque mide 135 pies ingleses y 5 pulgadas de eslora; 21 pies y 9 pulgadas de manga y 11,6 de puntal. Cala 9 pies ingleses y su arqueo es de 240 toneladas.
Puede transportar cómodamente 360 pasajeros.
La empresa obsequio con un esplendido refresco servido del café Suizo a las personas que invito previamente para que visitaran el buque”…
Por su parte el diario El Atlántico, en su edición del 9 de julio de 1888 daba una extensa descripción del buque y anotaba:
…”El EXPRESS.
A la una y media de la tarde de ayer atraco al muelle longitudinal situado al E. del de pasajeros el vapor EXPRESS, de la Compañía Cantábrica de Navegación, que realizaba el primer viaje del servicio regular establecido entre nuestro puerto y el de Bilbao por la mencionada empresa.
Multitud de personas se aglomeraron en aquel muelle a la llegada del vapor, admirando su exterior aspecto, e invadiendo luego el buque con la curiosidad natural de saber si el interior correspondía a la excelencia del casco cuyo corte fino y esbelto al par que recio y vigoroso, era admirado por los inteligentes así como por los profanos.
Con efecto, el confort y decorado de las amplias cámaras, la comodidad que ofrece el espacioso y magnifico puente y la disposición y arreglo de todos los departamentos, son condiciones que en el EXPRESS se hallan atendidas como lo están en pocos buques, aun de antiguas y mas importantes líneas de navegación; de nada se echa allí de menos para el mas excelente servicio de pasajeros al cual exclusivamente se dedica este gallardo buque.
Algunos de los pasajeros que en el habían llegado de Bilbao, reconocían y ponderaban todas esas ventajas, así como las inmejorables condiciones marineras del buque y su solidez que, a mas de garantizarle contra los riesgos del mar, le dota de movimientos suaves de tal modo que, según aquellos referían nadie se mareo durante el viaje, aunque venían a bordo varias señoras que otras veces no se habían eximido del terrible mareo.
La hora señalada para la salida de Bilbao coincidió con la bajamar, y se dudaba de hallar en determinados puntos del talweg de la ría, calado suficiente para el buque; pero navegando con la prudencia del casco y moderando la fuerza de la maquina todo lo posible –lo cual hubo de ser causa principal del retraso de la llegada- salió a mar franca desarrollando desde entonces una marcha de diez millas por hora, con viento de proa y mar picada; circunstancias contrarias que hacen suponer que en otras favorables, desentumecida la maquina que ha permanecido largo tiempo en inacción y con la presión que ordinariamente deben tener las calderas alcance el EXPRESS una marcha mucho más rápida todavía.
El buque de que hablamos fue como saben los lectores recientemente adquirido en Inglaterra, para el servicio de pasajeros, exclusivamente entre Santander y Bilbao. Mide 152 pies ingleses y 5 pulgadas de eslora; 21 pies y 9 pulgadas de manga, y 11,6 de puntal; cala 9 pies ingleses y su arqueo es de 240 toneladas. La maquina es de baja presión, con cilindros oscilantes y condensador de superficie; las ruedas son de paletas articuladas; y desarrolla una fuerza de 400 caballos que imprime al buque una marcha media de 11 millas por hora.
El casco es de madera, construido de teca, roble y caoba con doble forro diagonal y toda la clavazón de cobre. Los planos del buque son del célebre ingeniero Mr. White, jefe hoy de las construcciones navales en el Almirantazgo ingles y la maquina ha sido construida por Mr. Kumphyes (Chatam). Construido el buque para el Gobernador de las colonias inglesas del Cabo de Buena Esperanza, su construcción esmeradísima y las condiciones de solidez son notables, encontrándose hoy en perfecto estado de conservación.
Para las maniobras de anclas tiene su cabrestante de vapor que puede utilizarse a mano. Lleva dos aparatos independientes para el gobierno del timón, además de una caña de respeto; tres embarcaciones menores, dos de ellas salvavidas, todos los pertrechos necesarios para la seguridad de la tripulación y una completa colección de señales de noche, cohetes, luces de bengala, Holmes, etc.
Tiene dos grandes y elegantes cámaras a popa y proa de la maquina y una camareta independiente para señoras.
Tanto en cubierta como en el espacioso puente, lleva instalados gran número de ligeros bancos de teca barnizados, donde fácilmente se acomodan 120 personas, pudiendo transportar cómodamente 360 pasajeros. A proa y popa de los tambores están instalados la cocina, la cantina, el despacho de billetes y otros servicios. Su tripulación consta de doce hombres incluso el capitán.
En la travesía de Newport a Bilbao sufrió el primer día un mal tiempo que puso de relieve sus excelentes condiciones marineras, y del cual salió sin haber sufrido la más leve avería, ni en el casco, ni en la maquina ni en el aparejo.
En fin, todas las personas que ayer visitaron el EXPRESS, salieron igualmente sorprendidas de las condiciones de este y no poco complacidas de la amabilidad de los armadores, que habían dispuesto un esplendido refresco, servido por el café Suizo, para obsequiar a los numerosos amigos que acudieron; y en efecto, en la cámara se sirvieron helados, dulces y vinos generosos”…
La compañía propietaria se anunciaba en la prensa de la siguiente manera:
…”Compañía Cantábrica de Navegación. Servicio marítimo regular exclusivamente para pasajeros entre Santander y Bilbao. Viaje en cuatro horas por el vapor de ruedas EXPRESS.
Viajes alternos hasta el 30 de septiembre. –Salida fija: a las ocho de la mañana, si el tiempo lo permite, un día de Bilbao y otro de Santander. Puente espacioso. Cámaras de 1ª y 2ª. Reservado para señoras.
El más breve y económico medio de comunicación entre Santander y los Ferrocarriles Central de Vizcaya, Mediodía de Francia y las líneas de la Rioja, Aragón y Castilla.
Precios: Primera, 13 pesetas. Segunda, 8 pesetas.
Billetes de ida y vuelta valederos por 30 días, Primera 20 pesetas, segunda 12 pesetas.
Despacho de billetes, a bordo del EXPRESS.
Administraciones: Bilbao, Ribera 20. Santander, Muelle 32, 30-5”…
El servicio regular era interrumpido cuando las condiciones meteorológicas así lo aconsejaban. Aunque también habían fallos técnicos que provocaron retrasos, y asi, el diario El Atlántico, en su edición del 19 de julio de 1888, anotaba:
…”El vapor EXPRESS salió ayer de Bilbao con una hora de retraso, originado por un entorpecimiento que, en la ría, le impidió gobernar de babor, sin que durante largo rato, y en las repetidas maniobras que tuvo que realizar, se lograse encontrar la causa de aquel extraño hecho, que pudo haber dado lugar a alguna avería. Descubierta al fin, y remediada inmediatamente la causa del entorpecimiento, el buque salió a mar franca, aguantando durante todo el viaje fuertes chubascos con N.O. duro y mar gruesa; un verdadero temporal que puso de relieve las inmejorables condiciones marineras del vapor que, a pesar de todo, realizo la travesía en seis horas”…
El buque también se utilizaba en excursiones marítimas, y El sardinero o Cabo Mayor eran lugares en que si el tiempo lo permitía se le podía ver luciendo su bonita estampa de vapor a paletas; 50 céntimos en cierta y 1 peseta en camarote eran las tarifas aplicadas.
Las salidas de Santander se hacían entre las 1630 y 1700 horas, durando la travesía unas dos horas y estando el restaurante del buque bien surtido por si los “aires del mar” abrían el apetito a los viajeros.
Cuando había corridas de toros en Bilbao salía una hora antes (0700) que los días de cada día.
El 7 de agosto de 1888 se anunciaba que el AUXILIAR sustituiría al EXPRESS durante unos días, al tener que limpiar calderas y casco el segundo de ellos.
La presencia del ministro de Fomento de la nación en Bilbao, con motivo del inicio de las obras del Abra del puerto, rompió la rutina del EXPRESS a partir del día 20 de septiembre de 1888 y hasta el 24 de ese mes y año en que realizo viajes extraordinarios, con variado horario, entre ambas villas.
A finales de año el buque se “hiberno” en el puerto de Bilbao y no fue hasta el primero de mayo de 1889 que volvió a reanudar su servicio, según contaban los diarios del momento.
El 4 de julio de 1889 se anunciaba que el vapor se retiraría del servicio durante tres días para limpiar calderas, al no haberse encontrado un vapor alternativo para cubrir el servicio (Fuente: El Atlántico: Año IV Número 179 – 1889 julio 4)
El 27 de julio de 1889 se celebraron en El Sardinero unas regatas internacionales, y el EXPRESS ofrecía excursiones al evento al precio de 1,50 pesetas en primera clase y 1 peseta en segunda. El CORCONERA 6 (antes HERCULES) hacia el mismo servicio al precio de dos reales; pero no era lo mismo.
La vida marítima del pequeño vaporcito era anunciada diariamente en prensa, así como la de sus distinguidos viajeros, junto a las novedades de cambios de turno de salida de Bilbao o Santander para adaptarlos a los eventos que se celebraban en ambas ciudades. Los días de toros en Bilbao la compañía ofrecía el desembarco de los pasajeros en las Arenas, en vez del hipódromo, lugar habitual. Durante el verano eran habituales los viajes de recreo por la costa ofreciendo el precio más caro a los pasajeros en popa.
A fines de ese año vuelve a hibernarse en Bilbao, reemprendiendo de nuevo en mayo de 1890 los viajes regulares entre ambas ciudades.
El diario El Atlántico, en su edición del 28 de agosto de 1890 anunciaba que el EXPRESS saldría el viernes 29 hacia Bilbao, en viaje especial, aunque a la hora de costumbre, a presenciar los fastos con motivo de la botadura del crucero acorazado INFANTA MARIA TERESA que se botaba en los astilleros “Rivas Palmers” en aquellos días, el 30 de ese mes, permaneciendo en la ría junto a otra multitud de pequeños buques con objeto de cumplimentar al nuevo buque de la Armada.
A principios de septiembre de 1890 vuelve a las excursiones para contemplar las regatas en El Sardinero.
El domingo 21 de septiembre de 1890 efectuaba el último paseo por la costa cántabra antes del fin de la temporada.
Las ultimas referencias en los diarios vienen fechadas a finales de septiembre de 1890, con lo que deducimos que el buque fue de nuevo hibernado en Bilbao y ya nunca más reanudo sus servicios.
Como sabemos, se vendió el 30 de agosto de 1892 adquiriéndolo la sociedad «Urrutia y Compañía«, desmontando, maquina y paletas, quedando el 27 de septiembre de ese mismo año como gabarra.
Desconocemos el uso que se hizo de la maquina y el día en que la gabarra, como tal, fue desguazada.

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