MARINERU QUE DUERME, PEXE QUE NUN PESCA
Ya hemos visto en estas líneas algún vapor de la Real Compañía Asturiana de Minas, de capital belga, cuyos buques lucían la contraseña de ese país aun navegando a veces con tripulaciones españolas; el LUIS PIDAL fue un ejemplo.
Uno de los vapores que actuó en estas circunstancias fue el pequeño WILHELM, quien en 1921 paso a engrosar el registro bruto de dicha naviera, y a partir de 1921 o 1922 fue abanderado en España al pasar a la naviera Minas de Cartes S.A., filial de la Real Compañía Asturiana de Minas, siendo rebautizado entonces como CARTES.
Este pequeño screw, en aquella época, era de reciente construcción, ya que fue botado en el año 1913 por los astilleros daneses de J. Ring-Andersen Skibsvaerft, en Svendborg, a intereses de la naviera del mismo país Grus & Stenforretningen A/S, de Nakskov.
De líneas muy sencillas, casco de acero, tipo raised quarter deck, proa recta, puente abierto y una delgada chimenea, disponía como medios de descarga de un puntal a proa, sobre el castillo, que le servía también para desplegar el aparejo auxiliar para propulsarse a vela con o sin máquina. Esta estaba compuesta por dos compound de dos cilindros que transmitían sus 60 caballos indicados a dos ejes. La potencia nominal era de 5 nhp y el diámetro de los cilindros de cada una de ellas era de 6 y 11 pulgadas para una carrera de los pistones de 7 ½ pulgadas. Minúsculas pero efectivas en las complicadas maniobras en pequeños puertos gracias a sus dos ejes. Habían sido construidas por Steen & Kaufmann, en Elmshorn.
Su registro bruto era de 134 toneladas, el neto de 88 y el peso muerto de 179 toneladas (Cada año, prácticamente, el Lloyd´s le da unas cifras diferentes).
La eslora entre perpendiculares era de 95,5 pies, la manga de 21,6 y el puntal en bodega de 7,5; un costerin sin pretensiones adaptado a su monótona y peligrosa –por los lares en que lo hacía- navegación (Fuente: Lloyd´s Register of Shipping: Año 1931-1932)
Su vida marítima resumida fue la siguiente:
En 14 de noviembre de 1913 es entregado a Grus & Stenforretningen A/S, de Nakskov.
En 15 de agosto de 1918 es propiedad de Anton Witt, de Copenhage.
En 16 de abril de 1919 lo adquiere la naviera sueca Västerviks Nya Varfs A/B, de Västervik.
En 1920 –otras fuentes citan 1921-, y con bandera belga, el WILHELM pasa a ser propiedad de la Real Compañía Asturiana de Minas.
En 1922 la razón social que lo explota es Minas de Cartes S.A., desde 1916 filial de la casa matriz antes citada. Se bautiza como CARTES.
En 1935 pasa a propiedad de Manuel Cousillas Bernárdez y Antonio Garaloce Vila, de Corme y A Coruña respectivamente.
Sobre el 16 de noviembre de 1936 se pierde, sin dejar rastro, en el gris Cantábrico, pereciendo toda la tripulación. (Fuente: Buques españoles desaparecidos sin rastro. Mercantes, de guerra y pesqueros)
En las hemerotecas encontramos los siguientes datos:
En la revista La Vida Marítima, edición de 15 de junio de 1921 (Año XX, Núm. 692), se cita:
…”El vapor «WILHELM«. —Procedente de Swansea, ha llegado a este puerto el vapor sueco WILHELM, que ha sido adquirido por la Real Compañía Asturiana, la cual lo dedicará al transporte de material.
El nuevo buque llevará el nombre de CARTES”…
Tras unos años en la compañía, navegando en sus nunca rutinarias singladuras por el Cantábrico, el CARTES se vende junto al resto de la flota, y en este caso lo compran “los socios Manuel Cousillas Bernárdez, de Corme (que también actuaba como patrón) y Antonio Garaloce Vila, de La Coruña”, según indica Manuel Rodríguez Aguilar en su libro Buques españoles desaparecidos sin rastro. Mercantes, de guerra y pesqueros (ISBN: 978-84-92714-61-2), uno de los mejores libros sobre naufragios publicados en España, y del que extraemos el resumen de su terrible final. El autor cita:
…”El día 13 de noviembre de 1935, el pequeño vapor CARTES partió desde el puerto de Gijón, con un cargamento completo de carbón procedente de las minas de Jesús Várela. El empresario gallego Joaquín Ponte esperaba la partida de mineral en el puerto de La Coruña. El tiempo era espantoso, con fortísimas rachas de viento y gigantescas olas, no quedando al patrón otro remedio que buscar refugio en el puerto de Avilés. Tras dos días de espera zarpó de nuevo, pero las malas condiciones meteorológicas continuaban, circunstancias que obligarían al patrón a capear el temporal, cuando ya empezaba a anochecer. En esos momentos, el vapor navegaba a la altura de la localidad asturiana de Tapia de Casariego. Pero no estaba solo, puesto que en las proximidades del CARTES había otros vapores, manteniendo como el veterano costero una dura y, a la vez, desigual lucha con la mar. Uno de ellos era el vapor ZULOAGA, cuyo patrón, Santiago García, adelantó al CARTES cerca del Cabo Busto cuando navegaba hacia Galicia. Al poco tiempo decidió regresar a puerto por el pésimo estado de la mar y ya no lo encontraría. Por la mañana algunos vapores continuaban en la zona. Sin embargo, el CARTES había desaparecido de la vista de todos sus «compañeros» de penalidades.
Una vez conocida su ausencia, tanto Antonio Garaloce, uno de los dos armadores del vapor CARTES, como los consignatarios de diferentes puertos gallegos, asturianos o cántabros, iniciaron gestiones tratando de conocer algún dato que sirviera para localizar al vapor desaparecido. Todas resultaron negativas. El patrón del vapor JOSE G. TREVILLA declaró que se había cruzado con el CARTES el día 16 frente al puerto de Ortigueira, advirtiendo que el vapor desaparecido navegaba «con bastante viento y muy mar afuera, llevando izadas las velas y funcionando también la máquina». Como reconocía Ramón Cousillas, hermano del patrón del vapor desaparecido, al mismo tiempo que demandaba noticias sobre el buque y su tripulación, «La incertidumbre en los que aún no creen que hayan perdido a esos marineros es más angustiosa todavía que la confirmación del trágico suceso», reconociendo que reinaba por todo Corme una profunda consternación por la trágica y más que probable pérdida en la mar de seis de sus vecinos.
Pasados varios días de su desaparición, unos pescadores de San Vicente de la Barquera encontraron a unas siete millas al Norte de la costa un aro salvavidas con la inscripción de CARTES. El armador, en una rueda de prensa a finales del mes de noviembre, comunicó que había perdido por completo las esperanzas de encontrarlo. Junto a los siete hombres de la tripulación viajaban dos pasajeros sin enrolar (un tercero finalmente no embarcaría y volvió a Galicia en tren).
Estos últimos eran dos marineros que habían estado buscando trabajo en Gijón y al no encontrarlo regresaban a La Coruña gracias a la amistad que mantenían con uno de los tripulantes del CARTES. El cargamento de carbón estaba asegurado por la Compañía Plus Ultra. De la noche a la mañana, tras unos días de angustia y desesperación, nueve familias tenían que vestirse de luto sin poder velar ni enterrar a sus seres queridos.
La tripulación del pequeño vapor CARTES en el viaje de su desaparición estaba compuesta de la forma siguiente: Patrón: Manuel Cousillas Bernárdez; Maquinista: Manuel Martínez; Contramaestre: Leandro Centeno García; Marinero: Aurelio Lista Várela «Carretera»; Marinero: Ángel Caamaño; Fogonero: Manuel García «Saspe de Coruña»; Cocinero: Manuel Fernández «Manolo de Campía«…
En efecto, la compañía de seguros era Plus Ultra, y según el diario El Noroeste, en su edición del domingo 28 de enero de 1936, esta realizo con celeridad el abono del seguro sobre el cargamento. En este tema, referente a los tripulantes, no tenemos conocimiento de si se pudo arreglar alguna ayuda a los familiares:
…”Plus Ultra. La importante Compañía de Seguros, sigue comportándose a entera satisfacción de sus clientes, como se verá a continuación:
Gijón, 31 de diciembre de 1935.
Sr. D. Amado Manso, delegado en Asturias de la Compañía de Seguros «Plus Ultra». —Gijón.
Muy Señor mío- Tengo el agrado de acusar recibo al Cheque que usted me ha remitido en el día de hoy, para pago del seguro correspondiente al cargamento de carbón mineral que conducía el vapor «CARTES» para el puerto de Coruña, y cuya mercancía se perdió totalmente por naufragio del buque.
Asimismo me complazco en hacer justicia, poniéndole de manifiesto mi gratitud a la Compañía y a usted por la diligencia empleada en la tramitación de la liquidación del siniestro, por el gran número de facilidades que me dispensaron en todo momento y por la deferencia guardada conmigo en este caso que por un olvido, se habían omitido la notificación del seguro, a su debido tiempo, de aplicación a mi póliza flotante.
Por todo ello me repito á la disposición de ustedes, y les autorizo para que hagan pública mi satisfacción, quedando atte. s. s. (firmado), Jesús Várela Hevia”…
Nota importante: La foto del vapor WILHELM es del Museet for Sofart danes