NORDESTE DURO, VENDAVAL SEGURO
…”En1899, a raíz del desastre colonial, la Santanderina de Navegación adquiere cuatro nuevas unidades, en un noble gesto de desafío a la adversidad del país y al volteo de su economía marítima, que tanto afectaba a la capital cantábrica.
La primera pareja que adquiere, toma los nombres de PEÑA ANGUSTINA y PEÑA ROCIAS y casi a continuación vienen el PEÑA SAGRA y el PEÑA CASTILLO.
El PEÑA ANGUSTINA se compró a flote. Era un barco ingles de T. Stephens & Sons Ltd., de Londres, que tenía el nombre de MANUKA y había sido construido en 1890 por Tyre Iron (realmente Tyne Iron Shipbuilding Company)en Newcastle. La Santanderina pago por el 16.000 libras; tenia 1.806 toneladas de registro bruto y 2.600 de carga, con 79 metros de eslora, 11,19 de manga y 6,23 de puntal. Este buque era de corte muy distinto al PEÑA CABARGA (1º de la compañía) pues tenía arboladura en candela con mástiles a bayoneta y pozo solamente en la cubierta de popa, es decir, en las bodegas III y IV; correspondía pues al tipo británico partial awning deck. Era además mucho más lleno de líneas. El PEÑA ANGUSTINA fue el primer barco mercante que subió al dique seco de Gamazo, el 14 de noviembre de 1908, inaugurado poco antes por los gánguiles de la junta SAN EMETERIO y SAN CELONIO”…
De esta forma tan sui generis describe Rafael González Echegaray el barco, en su libro La Marina Cántabra. Desde el Vapor. Vol. III, en que basaremos nosotros el hilo del relato.
Del mismo libro extraemos la angustia padecida por los tripulantes en el cruel Cantábrico –The Bay, como dicen los ingleses- en sus navegaciones, a, y desde Inglaterra:
…”El año 1903, trajo su cola de borrascas, que se desataron en procesión desde el otoño. El 20 de octubre, el PEÑA ANGUSTINA mandado por el capitán D. Alfredo Piris del Campo y llevando de primer oficial a D. Antonio Anero, fue alcanzado en lo peor de la carretera, entre Wolf Rock y las islas Smalls, en plena boca del terrible canal de Bristol, por una depresión del SW imponente, que le destrozo las escotillas, acabando los golpes de mar por desfondar las cuarteladas. El ANGUSTINA puso proa a la mar y a la capa, se aguantó cuarenta y ocho espantosas horas hasta que pudo arribar a la isla de Lundy”…
Poco podían imaginar sus tripulantes, que unos años más tarde, en aquel lugar, y debido a la Gran Guerra, estarían a punto de perder el barco.
Estos pequeños mineraleros le dieron un gran fruto a su compañía, y de esta manera, en el zenit de la explotación minera, en 1910, el PEÑA ANGUSTINA dio un beneficio de 17.609,32 pesetas con solo 11 viajes realizados.
Entre sus cargas de mineral rubio, contrasta un pequeño servicio que dio entre Bilbao y Ceuta. Lo narra el diario La Correspondencia de España, en su edición de 13 de enero de 1910:
…”Barracones para la tropa. Ceuta. Jueves tarde.
Procedente de Bilbao ha llegado el vapor PEÑA ANGUSTINA; conduce 18 barracones destinados a servir de alojamiento al regimiento de Ingenieros, a los dos escuadrones de caballería y a las demás fuerzas de Sanidad y Administración que se encontraban aquí”…
En 1912 el PEÑA ANGUSTINA varaba a la entrada de Stettin, en las costas del Báltico, siendo reflotado al cabo de 2 o 3 días, sin la menor avería.
Un grave incidente, que pudo haberle costado el hundimiento, es narrado por El Diario Palentino, en su edición de 22 de enero de 1913, en que cita:
…”Incendio a Bordo. Santander.
A bordo del vapor PEÑA ANGUSTINA, de la Compañía Santanderina de Navegación que entro anteayer en este puerto, ocurrió un accidente durante su viaje que pudo tener graves consecuencias.
Un golpe de mar rompió el farol de la cámara, prendiendo fuego a las ropas y enseres que iban en ella.
La alarma producida fue muy grande. Cuando la tripulación se dio cuenta de lo que ocurría, ya la cámara se hallaba invadida por las llamas.
El capitán don Arturo Velasco penetro valientemente en la cámara incendiada, consiguiendo salvar una parte importante de billetes del Banco de España que llevaba en ella.
El incendio fue apagado gracias a los esfuerzos de la tripulación, pero no se pudo evitar que se quemaran las ropas y efectos de la oficialidad”…
Y llegamos a los tiempos de la Gran Guerra, en que se hacía muy peligrosa la navegación en aguas próximas a Inglaterra. El PEÑA ANGUSTINA sufrió los rigores de la esta. Muy interesante y explicita es la narración del diario El Pueblo, de Valencia (Edición de 4 de abril de 1915) basada en la narración del diario El Cantábrico, de Santander, en que se da fe, narrado por los tripulantes del PEÑA ANGUSTINA, de la crueldad de la guerra. Mientras los opulentos navieros agrandaban escandalosamente sus cuentas de explotación, los marinos que tripulaban estos buques sufrían las miserias de la guerra. El articulo cita:
…”Los submarinos en agua de Inglaterra. El vapor PEÑA ANGUSTINA detenido por un submarino. Lo que refieren sus tripulantes.
En la sección correspondiente anunciábamos ayer la próxima llegada á este puerto del vapor de la compañía Santanderina «PEÑA ANGUSTINA», que había salido de Manchester (Inglaterra), con un cargamento completo de pichi. Como las tripulaciones de todos los buques que hacen la navegación á los puertos ingleses tienen siempre algo interesante que referir respecto á la navegación y la guerra, poco después de atracar al muelle del Norte el «PEÑA ANGUSTINA» pasamos á bordo para enterarnos de las novedades ocurridas en la travesía. Con exquisita amabilidad, que no sabemos cómo agradecer, nos recibieron en el «PEÑA ANGUSTINA» el primero y segundo de á bordo, señores Martínez Conde y Coterillo, haciéndonos sucinta relación del viaje, en el que fueron detenidos por el submarino teutón, «U-28».
Del Astillero á Ayr.
El «PEÑA ANGUSTINA» salió del Astillero, donde había cargado 2.500 toneladas de mineral de hierro, dirigiéndose á Ayr (Inglaterra), navegando sin novedad y con muy buen tiempo hasta el puerto de destino. Como caso extraordinario nos refería el señor Coterillo, que desde Santander al puerto inglés no vieron un solo buque de guerra de los que acostumbran á ejercer la vigilancia por aquellas aguas.
En Ayr estuvo el «PEÑA ANGUSTINA» descargando el mineral, operación que realizó en tres días. Triste espectáculo.
El día anterior al de su salida del puerto británico causó mucha impresión á la tripulación del vapor de la Santanderina el ver llegar un vapor costero inglés, como de 1.500 toneladas de desplazamiento que atracó en uno de los muelles próximos á donde estaba el «PEÑA ANGUSTINA» amarrado. El vapor inglés conducia sobre las escotillas 26 marinos heridos, cubiertos de vendajes y con los uniformes desgarrados, náufragos pertenecientes á la dotación del crucero auxiliar inglés «BAYAMO», echado á pique por un submarino, en aguas de Cornwall. Algunos de estos marinos presentaban doloroso aspecto, estando con las mismas ropas que vestían al ser echado á pique el buque. Entre los náufragos había varios oficiales. El resto de la tripulación, hasta el número de 150, que componían la dotación del crucero auxiliar, habían perecido.
Restos de naufragios. —Un cadáver.
Bajo esta dolorosa impresión salió de Ayr el «PEÑA ANGUSTINA» el día 13, dirigiéndose, en lastre, con rumbo á Manchester, donde tenía que cargar 2.100 toneladas de pichi para nuestro puerto.
La travesía de uno á otro puerto inglés, la realizó el barco pon tiempo espléndido, que contrastaba con los encuentros del buque en aquellas aguas. Durante las diez y ocho horas que duró esta travesía, la tripulación del «PEÑA ANGUSTINA» fue encontrando en la ruta grandes trozos de maderamen, pedazos de botes, algún que otro salvavidas circular, mangueras, escalas, remos, jaulas, barriles y otros muchos objetos, restos de naufragios, al parecer recientes, de buques echados á pique por la escuadrilla de submarinos que navega por aquellos sitios, ó que fueron volados al tropezar en las minas que arrastran las corrientes.
Entre tanto resto de buque, los del «PEÑA ANGUSTINA» vieron flotar el cadáver de un marino joven, vestido con el traje típico de los de su clase, que era arrastrado por las aguas en sentido inverso al que llevaba el vapor. La vista de este cuerpo flotando entre aguas, al lado de tanto resto de buque, causó profunda impresión a los tripulantes montañeses, aumentada con el recuerdo de los heridos vistos en Ayr.
Submarino á la vista. —Detenidos.
Sin novedad tomó en Manchester el cargamento que ha conducido á este puerto, saliendo el día 26 á las ocho de la mañana de la bahía de Liverpool. Navegaban con tiempo regular, procurando pasar durante el día por el punto en que suponían encontrar algún submarino, precaución conveniente para librarse de un ataque imprevisto durante la noche, sin alcanzar á ver ninguno de los temidos buques. En esta situación hacían la travesía el día 27 confiados en que ya se encontrarían libres de sobresaltos, y estando á las tres horas y 45 minutos_ con el faro Smalls, entre éste y el de Wolf-Rock, vio el oficial de guardia un submarino que navegaba á su encuentro. Cuando se encontraba próximo al «PEÑA ANGUSTINA», vieron los tripulantes que el «U-28» descubría un cañón pequeño, al mismo tiempo que arbolaba la bandera de guerra alemana, y sobre ésta la señal del código marítimo, que decía: «Deténgase el vapor, tengo algo importante que comunicarle». Inmediatamente el oficial de guardia señor Coterillo mandó parar la máquina, comunicando la desagradable visita al capitán señor Portilla y al primero señor Martínez Conde.
El capitán señor Portilla se puso al habla con la tripulación del submarino que se había aproximado bastante, no logrando entenderse por el fuerte viento y la marejada que rompía con fuerza contra el casco del vapor.
Inspeccionando la documentación. —Interrogatorio.
En vista de esto y cumpliendo las órdenes cursadas por el ministerio de Marina para casos análogos, el capitán ordenó arriar un bote, en el que embarcó el segundo señor Coterillo, con tres tripulantes, llevando toda la documentación del buque. También embarcó en el bote un oficial del vapor «EOLO», de la matrícula de Bilbao, que había embarcado como pasajero en el «PEÑA ANGUSTINA». Al aproximarse el bote al submarino, con grandes dificultades por el mal estado del mar, pudieron ver el nombre del submarino en la popa: «U-28». En seguido largaron un cabo al bote, al que estuvo amarrado mientras el comandante examinaba la documentación. Durante todas estas operaciones el «U-28» tenía el cañón descubierto, apuntando al barco, no cubriéndolo hasta terminar el examen de la documentación. Sobre la cubierta del submarino, además del comandante estaban nueve hombres más de la tripulación. El comandante hizo al señor Coterillo las preguntas de reglamento: de qué puerto venían y a dónde se dirigían, preguntando también por la clase de carga que llevaban a bordo. El submarino escoltó luego al bote hasta el «PEÑA ANGUSTINA», advirtiendo el comandante que navegasen con cuidado, pues en aquellas aguas habían nueve submarinos más. Luego viró en redondo, saludando con la bandera y siendo contestado, perdiéndose de vista a las dos millas, próximamente, a causa de la bruma. A estribor del «PEÑA ANGUSTINA» y con el mismo rumbo, navegaba un vapor mercante noruego, que también había sido detenido por el «U-28».
De «El Cantábrico», de Santander”…
El capitán en esta ocasión era D. Mariano Portilla.
En 1917 es retenido en St. Nazaire por los franceses, acusado de complicidad con los submarinos. El trato dado a los tripulantes no fue bueno, y al final el buque fue puesto en libertad.
El 19 de febrero de 1917, ante la confirmación de la guerra total submarina, la compañía decide enviar al PEÑA ANGUSTINA al comercio con las américas. Parte de Santander, con destino a la antigua colonia de Cuba y Pensacola, regresando el 16 de abril a Aviles y Santander, entrando de aquí en dique para reparaciones.
El 20 de noviembre de 1918 se vende a la Cia. De Navegación Vizcaya, junto al PEÑA CABARGA, pasando a llamarse ALBIA y ABANDO.
Se pierde el 28 de septiembre de 1929, en Ayen Rock, en la costa Norte de Irlanda, en viaje de Huelva a Londonderry con carga de cobre. No hubo víctimas a pesar de lo complicado de la varada.
En la prensa se repitió la noticia, que apenas abarcaba unas pocas líneas. Lo cita el diario El Imparcial, de Madrid, en su edición de 1 de octubre de, en su página 1:
…”El naufragio del «ALBIA» Ha sido salvada la tripulación
Belfast. 30. — Un remolcador ha desembarcado en este puerto a veinticinco hombres de la tripulación del vapor español «ALBIA», que encalló el sábado a causa del temporal cerca de Larno, destrozándose con el oleaje”…
La llegada de los naufragos a Bilbao la daba el diario El Pueblo, de Valencia, en su edición de 10 de octubre de 1929, en que anotaba:
…”Llegada de náufragos. Bilbao.
Han llegado a Bilbao 21 náufragos del vapor de la Compañía Naviera Vizcaya– ALBIA, naufragado en las costas de Irlanda a cinco millas de Belfast, la noche del 27 al 28 de septiembre pasado»…
Los marineros estuvieron en la Comandancia de Marina cobrando los jornales devengados.
Han hecho una relación de cómo se produjo el naufragio”…