APUNTA PA´L MORRO, PERO TIRA PA´LA CABAÑA
James Bard, un clásico pintor maritimista americano con un estilo próximo al naif, pinto, en 1848, un bonito sidewheel steamer (así se conocía en los Estados Unidos a los paddle steamers, o vapores a paletas) llamado ALMENDARES. El buque había sido construido en 1848 por Thomas Collyer, en New York, mientras la maquinaria, clásica, de un cilindro horizontal (walking beam) había sido construida por H.R. Dunbar & Co., también de Nueva York.
El buque era el segundo ALMENDARES en la matrícula de la Habana –el primero de ellos fue todo un clásico en la historia marítima de la Cuba colonial– y aunque al principio algún diario lo nombro como NUEVO ALMENDARES, no fue hasta 1863, que, tras el hundimiento de este vapor, hubo realmente un NUEVO ALMENDARES construido en Canadá que se hundió, por explosión de las calderas, en 1868.
Entre 1848 y 1855 perteneció a la razón social San Pelayo y Cía., y a partir de 1855, como ya hemos dicho, a la “Compañía General Cubana de Navegación a Vapor, importante empresa habanera fundada en 1855 con un capital de un millón y medio de pesetas y cuyo fin social será el de sostener el servicio de comunicación por buques de vapor entre los puertos y embarcaderos de la Isla, sus cayos e islas adyacentes y entre aquellos y los del exterior, si se juzgase oportuno, para el transporte de pasajeros ganado y todo género de frutos y mercancías” (Fuente: Rafael Gonzalez Echegaray)
Esta empresa, fusión de otras, era gestionada por la principal de ellas; San Pelayo.
El buque, en sus primeros años de vida marítima, efectuaba la línea Habana, Matanzas, Cárdenas y Júcaro.
Compartía sus singladuras con los primeros vapores de la Isla, como los CETRO, CARDENAS, HABANERO, CUBANO, GUADALQUIVIR, SIRENA, TRIDENTE y JEGEN.
Como todos los buques de la Cuba colonial, le toco vivir las revueltas de los patriotas cubanos que querían la independencia de su patria, y las condiciones del momento en la Armada hicieron que el ALMENDARES, junto al HABANERO, fuesen armados y convertidos en auxiliares de esta. Oficialmente, y como tales, tuvieron muy destacadas actuaciones, como luego veremos.
Su fin, en naufragio –según parece ser incruento- dio lugar también a confusión, como también veremos.
Nada más llegar, tras la desaparición del vetusto primer ALMENDARES, se le conoció como “nuevo” aunque oficialmente no era así. Lo confirma el diario El Clamor público, en su edición de 31 de octubre de 1848, en su página 4:
…”Las comunicaciones marítimas no están bajo un pie menos satisfactorio que las terrestres. Trece vapores hay empleados en la navegación costanera de a isla. Además se esperaban el NUEVO ALMENDARES, construido últimamente en Nueva-York y el TRIDENTE que salió de Cádiz hace tiempo con aquel destino.
De los quince vapores hay tres de mayor porte que son el GUADALQUIVIR, el CETRO y el TRIDENTE. Escepto los tres que se emplean en las habías de la Habana, Cárdenas y Cuba, los demás están destinados á la navegación de ambas costas y con el auxilio de los ferro-carriles tienen en continua y rápida comunicación todos los puertos y principales puntos de la isla”…
Inmediatamente, debido a su poco calado, es requisado por la Armada, puesto a punto, marinado y armado, para efectuar labores de control de la piratería (así clasificaban los medios de comunicación a los insurgentes y patriotas cubanos) labor en la que destaco, y mucho.
El buque se vio implicado en los hechos del rebelde Nicolás López, quien desembarco, según testigos, unos 1.000 hombres que “solo han desembarcado de municiones dos barriles de pólvora; como un quintal de balas y dos cajas de fusiles.
Cada uno va armado con un par de pistolas de seis tiros, un puñal y un fusil: estos no muy buenos” (Fuente: diario La Esperanza. 11/9/1851, página 2)
Según el mismo diario, y para poner fin a la expedición:
…”El Excmo. señor comandante general de marina, con fecha de ayer á las nueve de la noche desde Bahía-Honda, comunica que a las cuatro de la tarde fondeó en aquel puerto con el ALMENDARES, llevando las, compañías del regimiento de Galicia al mando del señor brigadier Rosales: que á poco llegó el HABANERO, y que tanto la artillería y ganado que este buque conducía, como la tropa de infantería, se desembarcaron a las seis y media: que allí se hallaba con su columna, el coronel don Joaquín Morales de Roda, y que según todas las noticias que habla recibido, el espíritu del país se mostraba cada día en el mejor sentido, así comó el de las tropas era el más resuelto y animoso, no siendo por lo tanta dudoso el pronto y completo esterminio de la canalla invasora”…
Y así ocurrió, y una vez reducidos, fueron fusilados cincuenta de ellos (infamemente), en un ejemplo de cómo nuestro país siempre ha tratado –manu militari- estos temas, y como siempre, incompetencia tras incompetencia, se perdió, y se perderá, todo lo que se intenta solucionar por la fuerza.
El caso tenso las relaciones hispano-americanas, ya que el HABANERO llego a hacer un disparo de advertencia al vapor FALCON –de bandera americana- para inspeccionarlo.
Nicolás López se ocultó en la isla y espero una segunda expedición. Lo narra el diario El Clamor Público, en su edición de 18 de septiembre de 1851, en su página 3:
…”Sin embrago el capitán general espera otra espedición y según tiene todo preparado para recibirla, es probable que será tratada con todo rigor. El hermoso vapor ISABEL LA CATOLICA, el PIZARRO, el HABANERO y el ALMENDARES, estos dos últimos montados recientemente en pie de guerra, se hallan cruzando entre el Maríel y los Colorados”…
En la Península, los hechos acaecidos en Cuba se usaban para motivaciones políticas, y así, el diario La Época, de Madrid, en su edición de 24 de septiembre de 1851, en su página 2, lanzaba dardos, desafortunadamente sin la menor autocritica al hecho en si de la mala gestión de la crisis en la isla:
…”Diremos más: si el impulso dado á nuestra marina no se hubiese detenido con la subida al poder del gabinete Bravo Murillo, algunos de los buques que hoy están todavía en las gradas de nuestros arsenales estarían ya guardando las costas de Cuba y persiguiendo á los piratas invasores, sin necesidad de que buques de comercio, como el HABANERO ó el ALMENDARES hayan tenido que suplir la falta de nuestros vapores de guerra. Gobernar es prever, y no se gobierna bien cuando la mirada del hombre de estado no se estiende mas allá de lo presente”…
El drama que empezó con la sublevación de Agüero, acabo en la muerte del general Enna y el fusilamiento de Nicolás López y unos cuantos fusilamientos más –solución militar- en diversos puntos. Si alguien está interesado en el tema, en el diario El Clamor Público, en su edición de 28 de septiembre de 1851, en su página 5, se da la versión española de los hechos. Se halla en la magnífica e inigualable página web de la Biblioteca Nacional de España.
La consecuencia de estos acontecimientos, y otros tratados bajo la supervisión del ejército y la iglesia, fue la perdida de las posesiones coloniales, unas cuantas guerras y miles de muertes innecesarias. La solución comercial y política parece que no fue, ni es, válida en la rancia capital.
Los vapores civiles armados fueron cruciales en esta guerrilla, ya que …”La aprehensión de los piratas se debió á haberse hecho uso para vigilar las costas de los vapores mercantes ALMENDARES y HABANERO, que por su poco calado entraban en todas partes”… (Fuente: Diario Constitucional de Palma. 29/9/1851, página 4)
También el mismo Diario Constitucional de Palma, en su edición de 14 de octubre de 1851, en su página 2, se hacía eco del gesto de los armadores de los buques:
…”Los diarios de la Habana publican también la comunicación dirigida al Comandante general del Apostadero por los señores D. José Bruzon y Pardo Sampelayo y compañía, según la cual, hacen generosa renuncia de lo que pudiera corresponderás como dueños de los dos hermosos vapores HABANERO y ALMENDARES, empleados en el servicio de la armada, durante los últimos acontecimientos. El Capitán general les habría dado las gracias en una comunicación muy espresiva que se ha publicado también en los periódicos”…
Y como consecuencia del valor y competencia de los capitanes de estos, según el Diario Constitucional de Palma, edición de 22 de octubre de 1851, página 3, se les premiaba de la siguiente manera:
…”La Gaceta del 8 contiene los parles dirigidos por el señor Bustillos, comandante general del apostadero de la Habana, al ministro de Marina, acerca de las operaciones hechas por los buques de su mando durante el tiempo que han permanecido los piratas de los Estados-Unidos, al mando de López, en la isla de Cuba.
Dicho comandante general hace particular recomendación de los capitanes de los vapores del comercio de la Habana ALMENDARES y HABANERO D. Norberto Santos y D. Juan Bautista Mendoza, elogiando al individuo de igual clase del vapor CARDENAS D. Francisco Estrol, proponiendo a los dos primeros para las graduaciones de alférez de fragata y para la recompensa a que se juzgase acreedor al del Cárdenas, a quien se ha concedido la misma gracia”…
El buque, una vez acabados estos acontecimientos, y llegado 1855, pasa, como ya hemos dicho, a formar parte de la flota de la Compañía General Cubana de Navegación a Vapor, y se pierde, según parece ser, en una fecha comprendida entre 1863 y 1865.
Para sustituirlo en la flota, llega el NUEVO ALMENDARES, según cita El Lloyd Español, edición del domingo 12 de marzo de 1865:
…”Ya se encuentra en el puerto de la Habana el vapor «NUEVO ALMENDARES, construido en el Canadá por cuenta de la compañía general cubana de navegación, y destinado á la carrera de la costa del Sur de la isla, entre Batabanó, Cuba, y puertos intermedios”…
Este vapor se perdió en 1868, por explosión de su caldera.
¿Pero cuando se perdió el ALMENDARES motivo de este articulo?
Según el diario The New York Times, edición de 8 de octubre de 1863:
…”It is reported that the steamer ALMENDARES sank at sea, two days out from Cienfuegos. It is some time since she has been heard of, but I know of no good authority for the above report”…
¿Es correcta esta cita? En el diario El Pabellón Nacional, de Madrid, en su edición de 11 de agosto de 1868, en su página 2, se cita:
…” Las últimas noticias telegráficas de la isla de Cuba que publican los periódicos de Nueva-York recibidos ayer alcanzan al 23 de julio.
En la mañana de dicho día ocurrió en la bahía de la Habana una terrible catástrofe. Reventó la caldera del vapor costero NUEVO ALMENDARES, matando cinco personas é hiriendo unas cincuenta. Tienen desgracia los vapores de este nombre, pues el antiguo ALMENDARES se fue á pique hace años, estando atracado al muelle de Luz y dispuesto para salir á viaje”…
Sumando informaciones, se podría deducir –en el reino de las suposiciones- que el ALMENDARES se hundió en la Habana a finales de septiembre o principios de octubre de 1863.
El vapor, representado en el óleo por James Bard, debía ser de casco de madera y pequeñas dimensiones. Si alguien puede completar, o corregir, estos datos, les estaríamos muy agradecidos.