BON PESCADOR, MAL MARINER; BON MARINER, MAL PESCADOR
TUXAM y VILLANUEVA DEL GRAO fueron los nombres que lucio un bonito pailebote construido en Valencia en 1929 por José Romero. Es posible que, anteriormente, entre 1929 y 1931, luciese otro nombre; lo desconocemos.
Al final de su vida, amarrado en el Xuquer, en Cullera, debió recordar los viejos y buenos días en que efectuaba travesías exprés de Valencia a la costa del Norte de África en busca de pescado fresco que traía en sus repletas bodegas. Abandonado y sin cuidados se hundió en las fangosas aguas del rio y se dio por perdido. Veamos su pequeña historia.
Sus características técnicas –como TUXAM– según la L.O.B. del año 1935, en que figura como pesquero, eran las siguientes:
…”Señal distintiva: EHCH; matricula de Valencia desde 1934; armador: Pascual Martínez Sala; construido en el año 1929; casco de madera; eslora entre perpendiculares: 29,80 metros; manga: 5,95; puntal en bodega: 1,60; registro bruto: 91,07 toneladas; registro neto: 50,73; 2 máquinas; 2 ejes; potencia nominal: 60 caballos; potencia real: 120 ihp; velocidad 9 nudos; combustible: 10 toneladas; consumo diario: 1,4 toneladas”…
Bajo el armamento de D. Pascual Martínez Sala, famoso político amigo de Vicente Blasco Ibáñez, y en la postguerra del empresario mallorquín Juan March, el buque se dedicó a un lucrativo transporte de pescado refrigerado, en sentido Norte de África a Valencia, al hacer de buque factoría de pesqueros de esa matricula en aquellas aguas, mientras en sentido contrario hacía de buque nodriza llevando redes, provisiones y respetos para los mismos buques. En ambos sentidos hacia también el tránsito de tripulaciones. Lo narra con maestría José Huertas Morión en el libro Los Motoveleros. El Final de una Época, en que cita:
…”Los pesqueros del puerto de Valencia, se dedicaron a ir a pescar, a la costa norte de Marruecos, en los litorales de Melilla, Villa Sanjurjo y Ceuta, mientras que las embarcaciones de Villajoyosa, Santa Pola, y otras localidades de la provincia de Alicante, se desplazaron a la costa Atlántica del mismo Marruecos y del Sahara Español, y todas estas embarcaciones, tuvieron necesidad de poder contar con un transporte para el producto de la pesca hacia sus localidades, como así mismo, se les pudieran aprovisionar de redes, cuerdas, víveres, etc. etc. y de todos aquellos elementos necesarios para su desenvolvimiento y también para llevar y traer los hombres que iban a sus hogares por un motivo u otro, o iban a cargo de la pesca cada uno de su barco, y de los efectos que transportaba. Este transporte se efectuaba por medio de tres motoveleros con buenos motores, y preparados con cámaras frigoríficas, tanto en bodega, como en cubierta, que hacían la línea de las zonas de pesca al puerto de Valencia, con viajes de ida y vuelta, a los puertos de Melilla, Ceuta y Casablanca.
Estos barcos eran, la balandra de unas 100 toneladas llamada «PAQUITA MARTINEZ», el moto-velero «TUXAM» con dos motores (dos hélices) de unas 150 toneladas y 200 H.P. de fuerza, y por último, el moto-velero «MARSALA», que anteriormente había sido el pailebot «ASUNCION» de la matrícula de Santa Pola, de unas 175 toneladas, y que llevaba un motor Krupp de 360 H.P.
Los dos primeros sus viajes eran a Melilla a recoger la pesca de las embarcaciones valencianas que pescaban en aquellas aguas, y el «MARSALA», debido a la enorme potencia de su motor, hacía los viajes semanales a los puertos de Casablanca y Ceuta, por el pescado de los otros barcos que pescaban en las aguas Atlántica y Estrecho de Gibraltar.
Estos tres barcos pertenecían a la Casa armadora de D. Pascual Martínez Sala (de ahí el nombre del barco «MARSALA») que además de poseer pesqueros y también un negocio de reparto de combustible en camiones cubas, y unido a «Campsa» (Compañía Arrendataria Monopolio Petróleo, S.A.) era el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores, o Pósito Marítimo de Valencia”…
También añade:
…”Desde luego, entre los hombres que van a la mar, los hay salvajes, pues a ella va de todo, pero lo que es en el sector de la pesca, los hay escogidos.
Había mencionado antes, de que la vida en esta clase de embarcaciones dedicadas al transporte del pescado fresco, era una vida esclava, pues siempre estaban en la mar como las gaviotas, y sólo de vez en cuando, algún tripulante se quedaba un viaje en tierra, bien fuera por accidente de trabajo, por enfermedad o algún asunto de fuerza mayor, pero valía la pena el ir en ellas, pues dentro de lo que se ganaba en aquella época en la navegación, se podían considerar una clase privilegiada por lo que ganaban, que era bastante.
Tenían los marineros el sueldo corriente legislado en aquel tiempo, que eran de 225 pesetas al mes, más 4,50 pesetas de dieta diaria para la manutención, después al llegar a Valencia, una buena ración de pescado fresco que se llevaban para casa, pescado que daban los pesqueros a la hora del trasbordo, y que después se lo repartían los tripulantes del barco, después de haber apartado el correspondiente para la comida y para los carabineros del fondeo. Los marineros que venían de pasajeros, pagaba cada uno 5 pesetas por la comida diaria durante el tiempo que venían a bordo o que duraba el viaje, con lo cual, entre este dinero que pagaba el pasaje, y al pescado que daban los pesqueros, amén del que robaban de la carga, la comida a los tripulantes les salía gratis y aún se repartían dinero de beneficio”…
Todo hay que decirlo, hablando raso y claro, el buque era parte de una red estraperlista bien organizada.
Sobre el final del buque, el autor cita:
…”El final de estos tres barcos frigoríficos fue el de que el casco del «MARSALA» sin el motor, quedó amarrado en un rincón solitario del puerto, hasta que una noche en uno de los múltiples bombardeos que sufrió el puerto de Valencia, le cayó una bomba encima, y voló hecho pedazos por el aire, yendo sus restos al fondo del mar.
El «PAQUITA MARTINEZ» y el «TUXAM» fueron sacados en la playa en seco y al final de la guerra, el «Paquita» fue convertido en un pesquero, y el «TUXAM» después de una fuerte reparación y habérsele sacado uno de sus dos motores, fue convertido en un motovelero de cabotaje con el nombre de «VILLANUEVA DEL GRAO»
Cuando llegó el final de la navegación de cabotaje, fue vendido a Cullera en cuyo río quedó amarrado, hasta que al final, allí mismo se fue a pique dejándolo abandonado a que se perdiera”…
La postguerra española le dio un nuevo impulso a la vida marítima del buque, ya que paso a formar parte de la incipiente –y fallida- Naviera Bru, S.A., de Valencia. Huertas Morión cita:
…”Entre las varias casas dedicadas a la navegación con motoveleros, una de las más interesantes historias, fue la de Donisio Bru Chofre , la cual anteriormente había sido la consignación llamada de Valiente y Bru, dedicada a consignar vapores.
Don Donisio Bru, fue un hombre emprendedor al estilo americano, y empezó a montar empresas a base de los créditos que facilitaba el Gobierno para ayudar al Comercio que se hallaba en muy mala situación debido a la Guerra que había azotado al país.
Confiando en dichos créditos, D. Donisio Bru, se lanzó a montar negocios en grande.
Fundó y creó una flota de motoveleros para dedicarlos al cabotaje; una compañía de pesqueros para hacerlos trabajar en la pesca de arrastre por aguas africanas; una industria de salazón y secadero de pescado; unos astilleros para la construcción de motoveleros y de pesqueros y todo ello montado con los créditos que daba el Estado.
Como se puede comprender, en dichos negocios a más de dar trabajo a un gran número de personas, también buscó infinidad de socios que entraron en dichas compañías con la esperanza e ilusiones de sustanciosas ganancias.
Cuando ya lo tenía todo montado y en marcha, el Gobierno, de golpe y porrazo, abolió y cerró los créditos, dejando en la estacada y sin dinero para continuar a infinidad de industriales que se vieron colgados e imposibilitados de poder continuar y mantener todo cuanto habían creado, con lo cual, la mayoría de ellos fueron a la bancarrota, y entre ellos, el industrial y armador D. Donisio Bru Chofre, el cual, sin la ayuda del Gobierno, ni de tan siquiera de los trabajadores a los que había dado trabajo, no encontró otra solución para aquel desastre, que el de suicidarse, tirándose al tren, como hicieron otros muchos hombres de negocios.
En sus astilleros, fueron construidos dos barcos, un motovelero de 300 toneladas, al que se le puso el nombre de «BENAVITES», pero que no llegó a navegar con este nombre, y el casco de un pesquero grande, al que se le dio el nombre de «GUADALAVIAR», y también se reformaron y se repararon otras embarcaciones.
Tanto estos barcos, como los de la flota de cabotaje y pesqueras, fueron incautados por los bancos acreedores, y transferidos a otras compañías. En cuanto a la flota de motoveleros, esta compañía llegó a poseer los siguientes barcos:
El motovelero «VILLANUEVA DEL GRAO» el cual había sido antes el célebre «TUXAM» de dos hélices propiedad de D. Pascual Martínez Sala, y dedicado al transporte de pescado fresco. Adquirido después de la guerra por la compañía Bru, ésta la convirtió tras una gran reparación en un motovelero para dedicarlo al cabotaje después de cambiarle el nombre. Había sido construido en Valencia en 1929 por José Romero y era de 150 toneladas.
Este barco fue adquirido cuando se deshizo la casa Bru, por Mariano Planells y compañía para hacer el tráfico con Marruecos siendo mandado desde su principio por el patrón Antonio Giménez Mercader (a) «Pichón»”…
Los bienes de la citada compañía de Dionisio Bru Chofre, fueron subastados en el año 1952, con lo que podemos acotar la venta a la última naviera a la que perteneció en esta fecha. Sobre ello, el autor cita:
…”Otra pequeña compañía de motoveleros de Valencia, dedicada a la carga general con Marruecos, fue la perteneciente a Mariano Planells y Comp., la cual poseía los siguientes barcos, muchos de ellos adquiridos de la deshecha compañía de D. Donisio Bru.
Estos eran el «VILLANUEVA DEL GRAO» mandado por Antonio Giménez (a) «Pichón»; el «SAN SEBASTIAN» mandado por el patrón Luciano Albors; el «JOVEN ANTONIO» a cuyo cargo iba el Santapolero Rafael Ruso Bonmatí; el «ROSA FRANCISCA» mandado por Domingo Alarcón Córdoba; y el «PEPITO LUIS» a cargo de Gastar Quiles Bonmatí.
Todos estos barcos, fueron dedicados a la línea de Marruecos a los puertos de Melilla, Ceuta, Larache, Tánger y otros, con cargas procedentes de Valencia y Alicante, pero al darle la independencia a Marruecos todo este tránsito llegó a su fin, quedando todos estos barcos inactivos, defendiéndose todavía un poco con la carga a las Baleares, pero a última hora, también esta carga se terminó, y los barcos quedaron todos amarrados y sus tripulaciones licenciadas.
Pero el tiempo fue pasando, y los barcos amarrados en un rincón del puerto, sólo producían gastos y molestias, sin verse esperanzas de un resurgimiento por ningún lado, y siempre con el peligro de que se fueran a pique sobre sus amarras, hasta que se decidió hacer con ellos lo que ya se estaba haciendo en la mayoría de los puertos, o sea, sacarlos a alta mar y hundirlos.
El «VILLANUEVA DEL GRAO», fue vendido a Cullera en donde quedó amarrado, hasta que acabó hundiéndose en el río, en compañía del moto-velero «FRANCISCA CASANOVA»”…