PALM BEACH Y EL BERGANTIN PROVIDENCIA

IT IS NOT THE SHIP SO MUCH AS THE SKILLFUL SAILING THAT ASSURES THE PROSPEROUS VOYAGE. (George William Curtis)

El 9 de enero de 1878 el bergantín catalán PROVIDENCIA encalla en un remoto lugar de la Florida, de nombre desconocido, a los que algunos residentes locales llamaban “the lake región”.
El PROVIDENCIA, partió de Carmen, Méjico, y toco en la Habana para reparaciones, saliendo luego con destino Barcelona –el puerto de su matrícula- y debido a un fuerte temporal –algunas fuentes insinúan que para cobrar el seguro, lo que no es cierto- varo en la otrora salvaje costa de la Florida.
Llevaba una carga de pieles, leños y…20.000 cocos. Los tripulantes, según parece ser, intentaron sacar el buque de la trampa de arena, y lanzaron a la mar, ayudados por lugareños, todo lo que llevaban con el fin de sacar al buque de la varada. No lo consiguieron y el tragavientos fue comido por los arenales. Sus tripulantes, desembarcados, fueron recogidos por un mercante que pasaba cerca del lugar y llevados a Key West.
Hasta aquí, simplemente un naufragio más de los muchos ocurridos en aquellas costas bajas y paradisiacas, pero lo que no sabían, ni tripulantes ni raqueros, era que aquellos 20.000 cocos harían historia; y de qué manera.
William M. Leinhart y Hiram F. Hammon, reclamaron restos y carga del PROVIDENCIA -a lo que el capitán del bergantín accedió, renunciando al buque y a la carga- y vendieron lo que se pudo vender (los cocos los vendían a 2 ½ centavos de dólar) con lo que algunos residentes plantaron los cocos formando pequeños bosquecillos (coconut groves). Cuando hubo que dar nombre al post-office instalado en el colmado de Brelsford Brothers, los residentes del lugar eligieron el nombre de Palm Beach; ni más ni menos.
De esta manera, el desgraciado naufragio de un pequeño bergantín catalán (en origen con aparejo de polacra) dio origen a lo que hoy es una de las más prosperas y turísticas ciudades de la Florida; cosas de la mar.

Recreación del naufragio del PROVIDENCIA. Acuarela del Historical Society of Palm Beach County.jpg
Recreación del naufragio del PROVIDENCIA. Acuarela del Historical Society of Palm Beach County.jpg

El buque es una leyenda en aquellos lares; colegios, bebidas, calles y otros lugares de referencia lucen su nombre -al que los nativos reverencian- y son frecuentes investigaciones sobre su origen que no han dado frutos hasta este momento. Trataremos de averiguar las raíces de este pequeño y rechoncho “brig” e intentaremos demostrar que era un humilde carguero sin ninguna relación con el tráfico de esclavos.
En primer lugar comentar que el nombre de PROVIDENCIA, o LA PROVIDENCIA, fue lucido por muchos buques –militares y civiles- y sus referencias en las hemerotecas van del siglo XVIII al XIX. Uno de los que lucio este nombre fue un famoso “slaver” lo que puede dar lugar a confusión en este tema, pero el buque de referencia, jamás se dedicó a ese comercio.
Las insinuaciones de que la tripulación estaba bebida o que vararon intencionadamente el buque las desmiente el estado de la mar en aquellos días, de verdadero temporal duro, que hizo estragos en las costas orientales americanas. Lo confirma el diario The New York Times, quien en su edición de 12 de enero de 1878, en un artículo titulado Storms Along the Coast. Disasters to Shipping, cita en referencia a nuestro buque lo siguiente:
…”Key West. Fla. Enero 11. – La tripulación del bergantín español PROVIDENCIA, en ruta de Méjico a Barcelona, con madera, llego hoy aquí. El buque esta varado en Jupiter Inlet. La tripulación fue rescatada y llevada al vapor MORGAN CITY por un práctico, y traída a este puerto”…
En Jacksonville, por ejemplo, el pailebot SARAH LAVINIA también desapareció sin dejar rastro, lo que muestra de la dureza de aquel temporal.
En las fichas documentales del Museu Maritim de Barcelona, sobre veleros, está claramente referenciada la vida y hechos de este buque. La ficha anota:
…”PROVIDENCIA. Fol. 148. Polacra propiedad de D. Juan Morales, piloto de la matrícula de Villajoyosa, y de D. Ramón Casas y Salitre (?), D. José Soteras y D. José Casulleras, todos de este comercio, correspondiendo una cuarta parte a cada uno. Las dimensiones de este barco eran las siguientes: eslora, 88 pies; distancia entre mamparos, 55; manga de construcción, 25; ídem. de arqueo, 23; y puntal, 12 ½, midiendo 133 toneladas. Formóse su asiento el 30 de mayo de 1853, en virtud de escritura actuada en la Escribanía de Marina de esta Provincia el 28 de dicho mes y en la que constó que este buque fué construido en el astillero de Palma, por el maestro Onofre Puig y siendo su total valor de 8.648 duros. Arqueado conforme a las normas de la R.O. de 8 agosto de 1863, resultó medir: 90 pies de eslora, 54 de distancia entre los mamparos de la bodega, 25 de manga de construcción, 23 de ídem arqueo y 12 de puntal, con 155 toneladas de cabida total, 120 para carga, 20 para cámaras y 15 para pañoles. Sujeto a nuevo arqueo, pero según las instrucciones del decreto de 2 diciembre de 1874, se le asignaron: 24,90 metros de eslora, 7,16 de manga y 3,72 de puntal, con 146,64 toneladas brutas o de arqueo total y 139,31 toneladas de registro neto: anotóse el 14 de septiembre de 1877. En virtud de escritura otorgada en la predicha Escribanía el 17 de mayo de 1871, D. Juan Carrau vendió este barco a la razón social «Galofré y Cia.”, establecida en esta plaza, en precio de 27.500 pesetas: se anotó el 22. Naufragó este buque a 20 millas al Sur del faro de Júpiter (costa oriental de la península de la Florida), según acta expedida por el secretario de la sumaria instruida en la Capitanía del puerto de la Habana, en 21 de enero de 1878. Procedía este buque de La Laguna, con cargamento de palo campeche, y llevaba once tripulantes. Se anotó aquí su baja el 12 de marzo del citado año”…
Es decir, en el momento del naufragio pertenecía a los señores Galofre y Cia., de la matrícula y comercio de Barcelona.

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