EL VAPOR COCINA REY ALFONSO Y LA SOCIEDAD ESPAÑOLA CORONA

THERE IS NO WIND THAT BLOWS RIGHT FOR THE SAILOR WHO DOESN´T KNOW WHERE THE HARBOUR IS. (Proverbio noruego)

Así como la Compañía Ballenera Española opero con factorías en tierra, la Sociedad Española Corona lo hizo con un buque factoría -el REY ALFONSO– al que desplazaba, según sus intereses, entre la ría de Vigo (en verano) y los “approaches” de Huelva. Estas factorías eran conocidas en aquellas fechas como buques-cocina, porque realmente lo que hacían era trocear y cocinar la grasa de los cetáceos para convertirlas en aceite. El resto del cetáceo, la carne y huesos -inicialmente- eran lanzados a la mar, lo que producía desagradables olores y contaminación que dieron lugar a sonoras quejas de los vecinos. ¿Pero cómo se constituyó la Sociedad Española Corona?
El diario El Financiero, de Madrid, en su edición de 21 de diciembre de 1923, en su nº 1.186, página 34, citaba:

SS MONTCALM. Foto del libro.bmp
SS MONTCALM. Foto del libro.bmp

…”Factorías Balleneras Españolas. La de Vigo. El Diario Oficial del Ministerio de Marina, correspondiente al 10 del actual, publica una Real orden concediendo autorización a D. Cipriano Rogene (Realmente Cipriano Roque Careaga) para establecer una factoría flotante ballenera en la Ensenada de Barra, de la bahía de Vigo, bajo las condiciones siguientes:
I. La factoría flotante o buque-cocina ha de estar fondeada precisamente en la Ensenada de Barra y en el sitio que le asigne la Dirección local de Pesca Marítima de la provincia de Vigo.
2. Siendo los buques dé procedencia extranjera, sólo podrán dedicarse a la pesca de altura y gran altura, recayendo el mando de los mismos y la jefatura de las máquinas, así como la provisión de los cargos náuticos y mecánicos, en personal precisamente español y con arreglo al cuadro indicador aprobado por Real orden de 4 de Febrero de 1915. En cuanto al personal marinero de cubierta y al técnico necesario para la pesca por procedimiento desconocido hasta ahora en España, se le autoriza para que la mitad de los marineros de cubierta y el personal técnico que manifiesta serle indispensable y tiene ya contratado, pueda ser extranjero. Esta autorización es con carácter provisional, hasta que la práctica aconseje la modificación o confirmación.
3. Para uso del cañón lanza-arpones se le autoriza para que pueda llevar a bordo 40 kilogramos de pólvora en otras tantas cargas de a kilogramo, las que deberán ir encerradas en cajas convenientemente dispuestas y conservadas en local fresco y ventilado, que reúna condiciones de seguridad para casos de incendios. Mientras permanezcan los buques fondeados dentro del puerto, y conforme con lo dispuesto en los Reglamentos de policía, serán transportadas estas cargas a la factoría flotante, sin que en ningún caso puedan convertirse los buques pesqueros en depósitos o polvorines flotantes. Del uso que se haga de dichas cargas responderán los jefes de los buques ante la autoridad de Marina.
4. En los trozos de costa en que radiquen artes fijos de pesca no serán perseguidas las ballenas a distancia en que haya probabilidades de que en su huida puedan causar daños a aquéllos.
5. Transcurrido el plazo de tres años desde la fecha de esta concesión, cesará de actuar todo el personal extranjero que se emplee en los buques, si antes no se hubiese tomado esta medida como resultado de la experiencia.
6. Los capitanes de los buques darán anualmente a la Dirección general de Navegación y Pesca Marítima un informe sobre la navegación y pesca en los mares libres donde ejerzan la industria, especificando cuantos datos consideren puedan ser convenientes conocer sobre número de ballenas capturadas, lugar de persecución, rumbo que llevan, si aparecen paradas o con sus crías, etc., y sin perjuicio de lo que pudieran informar los concesionarios, a fin de que se puedan estudiar las normas que puedan establecerse para la reglamentación definitiva de esta industria.
7. El concesionario se obliga a cumplir lo dispuesto en la ley y Reglamento vigentes sobre accidentes del trabajo y en la Real orden de 30 de Julio de 1921 {Gaceta del 4 de Agosto) dictada por la Presidencia del Consejo de Ministros para que se cumplimente lo mandado en el artículo 43 del Reglamento general del régimen obligatorio de retiros obreros.
El buque-tanque donde se ha de instalar la factoría ha sido contratado en Noruega. La pesca la harán cuatro buques balleneros, denominados CORONA 1º, CORONA 2º, CORONA 3º y CORONA 4º”…
En un opúsculo titulado Crecimiento y Transformación del Sector Pesquero Gallego (1880-1936), su autor Jesús Giráldez Rivero, anota:
…”Los buques de la Compañía Española Corona S.A. eran los whale catches CORONA I, CORONA II, CORONA III y CORONA IV y el buque-cocina REY ALFONSO, registrados en la Tercera Lista de Vigo, en los folios del 4959 al 4962 y en el Registro de Buques del Registro Mercantil en los folios del 413 al 416, a nombre de Cipriano Roque Careaga Cortiña, comerciante; Juan Carlos Andersen y Nielsen, Ingeniero y Constantino Careaga Cortiña, del domicilio de Madrid. El capital social de 1.000.000 de pesetas, figura a nombre del primero, con 870 acciones, del segundo, con 150 y del tercero con las restantes 20”…
El mismo diario El Financiero, en su edición de 1º de febrero de 1924, nº 1.192, en su página 33, añadía:

Ria de Vigo. Junio de 1925. El REY ALFONSO fondeado. Revista Chasse Maree. Nº 269.jpg
Ria de Vigo. Junio de 1925. El REY ALFONSO fondeado. Revista Chasse Maree. Nº 269.jpg

…”Otra factoría ballenera en España. El vecino de Madrid D. Cipriano Roque Careaga ha solicitado autorización para establecer en la ría de Corcubión, provincia de La Coruña, una factoría flotante con destino a la pesca e industrialización de las ballenas y otros cetáceos. La Empresa de que es gerente el Sr. Careaga es la misma que ha solicitado autorización para establecer una factoría igual en la ensenada de Barra, de la bahía de Vigo, según hemos informado recientemente en estas columnas. Ambas factorías se compondrán de un buque-tanque y cuatro vapores balleneros cada una, con dotación de talleres, depósitos de explosivos, cañones lanza-arpones y demás elementos que se emplean en la pesca de las ballenas”…
En realidad se trataba de los mismos buques, pero con la facilidad de poderse desplazar a diferentes áreas de caza. De hecho, el mismo diario confirma esta movilidad según el interés de la compañía.
En El Financiero, edición de 14 de noviembre de 1924, n.º 1.233, en su página 27, se confirmaban estos extremos:
…”La pesca de la ballena. La factoría flotante de ballenas, que ha tenido su base de operaciones en la entrada de la ría de Vigo desde la primavera última hasta ahora, ha dado por terminadas allí sus faenas de la campaña actual, disponiéndose para trasladarse a Huelva. Componen la factoría el buque-cocina REY ALFONSO y cuatro vapores balleneros que llevan el nombre de CORONA, numerados del 1 al 4.
La campaña de Vigo ha sido bastante satisfactoria, pues cayeron unas 350 ballenas, entre ellas varias de las denominadas azules. También fueron cogidos algunos cachalotes, de los que se extrajeron trozos de ámbar gris, aunque no muy grandes.
La pesca de ballenas, que durante los meses de buen tiempo se hacía a distancias relativamente cortas de la costa, se estuvo efectuando mucho más lejos en las últimas semanas”…
Según parece ser, el monarca del momento, Alfonso XIII, propicio, y participo, en la creación de esta empresa. En el libro “El Patrimonio de los Borbones”, se cita, textualmente, lo siguiente:
…”La participación española, representada por R. Careaga Cortina, recibió el empuje entusiasta del rey Alfonso XIII, auténtico inspirador personal de la operación. La participación noruega, mayoritaria, pertenecía al armador H. M. Wrangell, que poseía una flota ballenera de dieciocho buques factoría”…
Rafael González Echegaray, en su libro Alfonso XIII. Un Rey y sus Barcos (ISBN: 84-300-0005-4) describe la historia de este viejo liner, convertido en buque-cocina, que fue, posiblemente, el único factoría ballenero en lucir la contraseña nacional. El autor apunta:
…”«REY ALFONSO»: La ballena ocupa un lugar de honor en la historia pesquera de España, porque fue en la Edad Media y aún en la Moderna, el principal recurso económico de las plazas cantábricas. Europa —y el mundo— aprendió a cazar la ballena y a pescar el bacalao de los españoles, aunque por sarcasmo paradójico del destino, hubieron de venir pescadores noruegos y franceses a reenseñarnos a pescarlos —ballena y bacalao— en pleno siglo XX.
La heráldica de los puertos marineros de Cantabria —y los privilegios de las villas— guardan memoria fiel de las hazañas balleneras que primero sobre la propia costa y después en expediciones oceánicas de altura, las últimas de las cuales zarparon de Santander en 1789 y de San Sebastián en 1791, dejaron para siempre una marca heroica sobre los pescadores de la costa atlántica y su leyenda.
Pero tuvieron que pasar más de cien años para que, bajo el reinado de un monarca con vocación de mar, volviera a resucitar la apasionante aventura sobre nuestras costas. La ballaena franca negra, que se había extinguido prácticamente en la mar de España, empezaba tímidamente a hacer su última aparición en los años veinte. En las viejas villas marineras de la costa ya nadie sabía nada de aquel mester noble y heroico de su caza y captura. Sólo quedaban viejos vestigios repartidos por los fueros medievales de las pueblas, los escudos rodados y una tenue estela mítica, casi etérea, flotando en las sombras por las rúas húmedas del litoral cantábrico, llorando aguas mil del cielo y de la mar en los inviernos interminables preñados de galernas procesionarias…
…Pero la nueva pesca de los grandes cetáceos era algo totalmente distinto. Los días heroicos del arponeo desde los esquifes balleneros a remo habían ido definitivamente al desván de los trastos. Ahora las ballenas se cazaban por miles desde buques enormes —fábricas a flote con chimeneas humeantes— que movían los tentáculos de los whale catchers, una especie de bous menudos, chaparretes y asesinos, con su cañón arponero a proa, que barrían la mar en cuanto saltaba al aire el soplo del vapor pulverizado del palpito del monstruo. Las flotas balleneras, con su pequeño tren de escuadra, empezaban a dar la vuelta al mundo. En menos de medio siglo terminarían por acabar del todo con el mamífero inmenso y rey de la creación, barriéndolo de los mares por encima de cupos y de tratados internacionales. Que a la fiebre cazadora y avara del hombre es muy difícil poner barreras diplomáticas de papel. Pero España, tras las expediciones de la Real Compañía a la América Austral en el siglo XVIII, no había vuelto a tomar parte en la aventura romántica velera de la pesca, tal como lo hiciera Norteamérica en los días de Mobby Dick.
El siglo XIX quedó, pues, casi en blanco, mientras se arruinaban las viejas «talayas» balleneras de la costa.
Unos días antes del comienzo de la primera guerra mundial, en julio de 1914, se constituyó la Compañía Ballenera Española, promovida por dos viejas glorias balleneras escandinavas; los armadores noruegos Lorenz Brunn y Carl Herlofson, que pusieron sus ojos en la cosecha costera de ballenas sobre nuestro país, a donde recalaban de paso camino de aguas más templadas. Pero esta empresa pionera de la moderna caza ballenera en España iba a operar en principio con factorías terrestres. Por eso comenzaron la construcción de una base en la desierta ensenada de Getares, dentro del seno de la bahía de Algeciras. Porque las ballenas soplaban de lo lindo precisamente sobre los correntines del Estrecho de Gibraltar, zona fértil del tráfico emigrante de los enormes mamíferos.
La irrupción de la Gran Guerra interrumpió la incipiente experiencia ballenera. Los cetáceos, en vez de grasa y carne roja y aceite y ámbar gris, llevaban torpedos en sus entrañas de acero y los riesgos de la campaña submarina acabaron casi de cuajo con las actividades pacíficas neutrales de los pocos países que quedaron al pairo en la conflagración”…
Acabada la Gran Guerra se reanuda, de verdad, la industria de la pesca de la ballena en España. El autor continúa:
…”En efecto, el 3 de mayo de 1924 promulga el Gobierno del General Primo de Rivera el Reglamento para la pesca de la ballena. En él se autorizaba la pesca en nuestras aguas en régimen de concesión y el empleo de cazadores a razón de dos o tres como máximo por cada buque factoría, mediante el pago de un canon de 5.000 pesetas por cada buque factoría con dos catchers, y 2.500 pesetas por el tercer buque de esta clase que se uniera a la expedición. Se prohibía la captura de ballenatos o de ballenas con crías. Al año siguiente se promulga también el Reglamento para la pesca de estas especies en el África Occidental Española. Y así nació la sociedad ballenera La Corona, cuya flota operó desde 1924 a 1927 con notable éxito. En realidad se llamaba Sociedad Española Corona, estaba domiciliada en Vigo y era de capital hispano-noruego. La parte española, representada por R. Careaga Cortina, fue vivamente espoleada por el propio rey Alfonso XIII, auténtico inspirador personal de la operación. La parte noruega —la principal— pertenecía al armador H. M. Wrangell, de Haugesund, que poseía una gran flota ballenera con 18 buques factorías.
A fines de noviembre de 1924 se esperaba ya en Vigo la llegada de la flotilla ballenera de La Corona con el buque factoría «REY ALFONSO», que había de fondear en la propia Ría como base. La flotilla estaba constituida por cuatro catchers que llevaban los nombres de «CORONA I», «CORONA II», «CORONA III» y «CORONA IV».
«CORONA I», 173 R. B. Tons.; ex «EIK».
«CORONA II», 159 R. B. Tons.; ex «SNORRE», ex «HERKULES 2».
«CORONA III», 138 R. B. Tons.; ex «SILVA», ex «KLEM II».
«CORONA IV», 158 R. B. Tons.; ex «SCAPA», ex «FYND II».
Wrangell era un consorcio ballenero de primera categoría y entre sus negocios poseía otra ballenera Dampsk. Akties. Corona, con los siguientes grandes buques-factoría: «CORONA», construido en 1920, 5.264 G. R. Tons; «HARAIDSVANG», construido en 1920, 3.127 GRT; «HAUGARLAND», construido en 1911, 6.049 GRT; «KARMT», construido en 1919, 1.607 GRT; «TONJER», construido en 1920, 5.268 GRT y «UNITA», construido en 1906, 3.580 GRT.
Pero, ¿qué barco era el «REY ALFONSO»? ¿De dónde procedía? En realidad, se trataba de un antiguo trasatlántico inglés mixto de carga y pasaje, como vamos a ver seguidamente. Una de las más antiguas y acreditadas líneas británicas de navegación regular de altura es la Elder Dempster. Su origen se remonta a 1852, con el nombre de África Steamship Company, que en 1869 pasa a denominarse British & African SS. Nav. Co. Dedicada preferentemente, como se intuye, al tráfico colonial africano, adquiere muy pronto una importancia destacadísima en el gran mundo naviero inglés de fines de siglo, y en 1890, tras una nueva reestructuración social, pasa a ostentar el nombre que aún hoy mantiene: Elder & Dempster. A los pocos años de este cambio, concretamente en 1894, inicia los servicios trasatlánticos a puertos canadienses al hacerse cargo de la explotación de la Beaver Line (Dominión Line), que mantiene un servicio regular de carga y pasaje desde la Gran Bretaña al Canadá.
En aquellos días la Beaver Line había encargado a diversos astilleros ingleses la construcción de los buques de la llamada serie «M», que tendrían todos nombres empezando por esta letra («MONTEAGLE», «MONFORTE», «MONTCALM», «MONTROSE» y «MONTEREY»).
Tenían unas 5.500 toneladas de registro y una línea preciosa y airosísima con escasas superestructuras, cuatro palos y una sola chimenea, larga y bien proporcionada en mitad de la eslora. Pues bien, uno de estos buques, concretamente el «MONTCALM», es el que había de ser con los años el ballenero «REY ALFONSO».
Registraba el «MONTCALM» 5.505 toneladas y era gemelo del «MONTEREY». Se construyó en 1897 por Palmers Shipbuilding Iron Co., en Newcastle, con el número 159 de grada y se entregó el 17 de mayo. Su eslora era de 445 pies por 55 de manga y 28 de puntal, y su equipo propulsor constaba de una máquina de vapor de triple expansión accionando una sola hélice a una marcha de 15 nudos. Su capacidad de pasaje era más bien reducida y fue destinado a la línea Ayonmouth-Quebec-Montreal, en la que permaneció ininterrumpidamente hasta 1902.
La guerra de los boers fue un buen negocio para Elder y también, por tanto, para la Beaver Line, pero en 1904 ocurre en el mundo naviero un hecho que hace cambiar los planes de Elder y es la aparición en las rutas del Atlántico Norte de los buques de la Canadian Pacific Railway Co., que se lanza al negocio del transporte de carga y pasaje por mar. Tras sopesar mucho los pros y los contras de una guerra comercial de tarifas, que se avecinaba inevitablemente. Elder decidió vender la Beaver Line, íntegra, a su competidora la Canadian Pacific
…Así pues, nuestro «MONTCALM» pasó a arbolar la contraseña de la Canadian Pacific. Esta importante naviera repetiría este nombre pasando el tiempo, en otros buques de su flota varias veces más. Entre 1902 y 1912 sus viajes preferentemente fueron los de la ruta de Londres-New York, sin que en ellos se diera nada fuera de lo normal.
El «MONTCALM» era un liner arrogante y sencillo al mismo tiempo, según una disposición general muy corriente entonces y nacida en las gradas de los astilleros británicos finiseculares. Pero vino la guerra. El «MONTCALM», como tantos otros buques de su porte e importancia, fue requisado por el Almirantazgo y clasificado de inmediato como «B. E. E. transport» y en régimen de alquiler incorporado a unas de las más extrañas y pintorescas misiones de guerra naval: la de «barco fantasma». Las limitaciones en disponibilidad de acorazados y la tenacidad de los servicios de espionaje alemanes llevaron al alto mando naval inglés a plasmar en realidad una idea funambulesca, que era la de transformar varios buques mercante de algún porte en supuestos acorazados, dotándolos de superestructuras y artillería de madera, y con retoques de camouflage en los cascos. De esta forma se podrían dejar hacer presentes en determinados puertos del litoral o escenarios de la guerra unos supuestos acorazados, que en realidad eran simples dobles inofensivos de aquellos otros que las necesidades y el secreto de la guerra habían llevado a otros parajes de más interés. Dos buques de la Canadian, el «MONTCALM» y el «MONTEZUMA», se transformaron de esta manera en los modernísimos acorazados «AGINCOURT» y «IRON DUKE», respectivamente; es decir, en dos potentes dreadrought de más de 20.000 toneladas, armados con diez cañones de 13,5 pulgadas cada uno en cinco torres dobles y con dos chimeneas.
Pero el caso del «MONTCALM» era muy especial. Porque el «AUDACIOUS», orgullo de la Grand Fleet, se acababa de perder trágicamente el 27 de octubre de 1914 —a poco de comenzar la guerra— a consecuencia del choque con una mina submarina fondeada por el crucero-auxiliar alemán «BERLIN», y era preciso mantener en secreto esta desgracia que incluso ignoraba el propio enemigo. De esta forma, el falso «AUDACIOUS» ocupó durante varios meses el papel del auténtico a la vista de los curiosos y espías. En 1915 cesó en su condición de «dummy batleship» y pasó a ser un simple buque depósito o almacén flotante, en cuya situación permaneció hasta el 9 de enero de 1916, en que el Almirantazgo lo compra de forma definitiva y lo transforma en buque tanque auxiliar de la Armada con el nombre de «CRENELLA»; tras las obras de adaptación de sus bodegas a tanques, su tonelaje de arqueo alcanza las 7.035 toneladas moorson. El 18 de febrero de 1916, es decir, un mes más tarde, se confiere a la Leyland Line la disponibilidad del «CRENELLA» y el 26 de octubre siguiente engrosa la lista gigante de la Anglo-Saxon Petroleum Co. Nueva modificación en noviembre y el 11 de octubre de 1917 queda a disposición del Shipping Controller, que era el organismo británico de quien dependían todos los buques mercantes adscritos a misiones de guerra.
El 26 de noviembre de 1917 era atacado y torpedeado por un submarino alemán al suroeste de la costa de Irlanda, pero consigue, no obstante, llegar a puerto, en donde fue reparado. Dos años después —noviembre de 1919—, el «CRENELLA» es adquirido en propiedad por la propia Anglo-Saxon, que a su vez lo vende el 19 de octubre de 1920 a Velefa SS. Co. (Lord Runciman).
¿Cuándo deja de ser un heterodoxo petrolero de máquina al centro para convertirse en buque factoría ballenero? El 20 de junio de 1923 es adquirido por los armadores noruegos Christian Nielsen & Co., de Larvik, con el propósito de transformarlo realmente en depósito flotante de los productos derivados de la captura de la ballena y así se mantiene a flote en aguas escandinavas hasta el mes de octubre de 1923, en que pasa a poder de Wrangell para su transformación en auténtico-buque-factoría con el nombre de «REY ALFONSO» y pasa a operar en España, con la empresa Corona y los pequeños cazadores. Realmente el «REY ALFONSO», que ya hemos visto llegó a nuestra patria a fines de 1924, sólo arboló transitoriamente la bandera roja y gualda, como los «coronas» y demás catchers hispano- noruegos, que todos ellos se abanderaron y matricularon temporalmente en nuestra flota. El homenaje que supuso la elección de tal nombre en prueba de agradecimiento al interés que puso el propio monarca en el nacimiento de estas nuevas empresas marineras en aguas de España, dice bastante por sí solo. La presencia de la flotilla de la «Corona» fue decisiva. En 1924 capturaron 6 ballenas y 6 cachalotes; en 1925, 453 ballenas y 30 cachalotes; en 1926, 622 ballenas y 3 cachalotes; en 1927, tan sólo 172 ballenas y 3 cachalotes. Fue el último año tras una corta última estancia en aguas de Huelva.
Los cetáceos desaparecieron poco a poco y el «REY ALFONSO» se vendió en ese mismo año a la naviera Anglo Norse Co., de H. Borge, en Tonsberg, que lo rebautiza precisamente «ANGLO NORSE», manteniéndolo bajo pabellón noruego y con 7.172 toneladas de registro.
En agosto de 1929 pasa de nuevo a arbolar bandera inglesa al comprarlo la Falkland Whaling Co., que tras nuevas modificaciones estructurales que elevaron su registro a 8.060 tons., lo pone en servicio, siempre como buque factoría, como «POLAR CHIEF».
Llegó la segunda guerra mundial y el 2 de julio de 1941, el viejo «MONTCALM» volvió a pasar al gobierno inglés (ahora Ministery of War Transport), que lo rebautiza «EMPIRE CHIEF» en el mes de noviembre.
En 1942 sufrió un serio accidente por varada, y al volver la paz, en 1946, se vende por el Ministerio en lote con el «EMPIRE TETHE» y el «WESTERLAND» y lo adquiere la South Georgia Co. Ltd. (Christian Salvesen), de Leith, que lo vuelve a rebautizar «POLAR CHIEF».
Todavía pudo prestar importantes servicios unos cuantos años más: seis. El 29 de mayo de 1952, el «POLAR CHIEF» llega a la factoría desguazadora de Ascott. Jong & Co., en Dalmuir, para su desguace. En las aguas sucias del Clyde, entre Glasgow y Old Kidpatrick, más abajo de Renfrew, en la contracurva de Clydebank, acabó sus días el viejo «REY ALFONSO»; el único «Alfonso» que no llevó bandera de España, más que unos pocos meses”…
Para completar diremos que el buque tenía el número de grada 724 de Palmer’s Shipbuilding Co. Ltd.
Los pocos años en que navego con ese nombre y pabellón, eran seguidos por el diario El Financiero, de Madrid, de donde se sacan interesantes conclusiones: en la edición de 27 de febrero de 1925, n.º 1.248, en su página 30, el diario citaba:
…”Pesca de ballenas y cachalotes en España. La Factoría ballenera flotante que durante, el otoño último estuvo situada en nuestra costa del Sur, terminadas allí sus operaciones hallase actualmente haciendo los preparativos para reanudar en la costa de Galicia su campaña de primavera y verano.
Los cuatro vapores balleneros que forman parte de aquélla han invernado en Cádiz, donde repararon fondos.
El buque cocina REY ALFONSO marchó a Rotterdam con igual objeto.
Al mismo tiempo se le hace la limpieza de máquinas y reparaciones necesarias. Según parece, de las campañas del año pasado, primero de la actuación de esta empresa en España, fue mucho más próspera la de Galicia que la de Andalucía.
La Compañía Ballenera Española, primera que se estableció en nuestro país y que lleva trabajando algunos años en la playa de Getares, próxima a Algeciras, inauguró recientemente su nueva Factoría terrestre de Caneliñas, cerca de Corcubión, aun sin ultimar muchos detalles de la instalación, que reúne todas las perfecciones modernas.
En la semana última de Enero el vapor MOROTE, perteneciente a dicha estación, dio caza a nueve ballenas, alguna de las cuales tenía una longitud de veintiocho metros. El mismo barco, el domingo, 2 del actual, condujo a la Factoría un cachalote al que había dado muerte, y en cuyos intestinos, según comunican de Corcubión, fué hallado un enorme cálculo de ámbar gris, que, como es sabido, suele formarse en el vientre de dicha clase de cetáceos, y se atribuye a la especialidad de los pescados que constituyen preferentemente su alimentación: Pulpos, calamares y jibias. Dicho cálculo, según la información de referencia, pesa nada menos que 118 kilogramos, y si esto es cierto, puede asegurarse que es uno de los mayores que se han encontrado hasta el día.
En crónicas lejanas se asegura que en 1696 la Compañía de Indias poseía un gran trozo de ámbar que pesaba 73 kilogramos, y también se habla de concreciones de ese origen de peso de 100 kilos.
El corresponsal que da la noticia de este hallazgo añade que actualmente se paga el kilo de ámbar gris en Londres a 4.000 pesetas, lo que hace subir el valor de la concreción recogida en Caneliñas a cerca de medio millón de pesetas. La pesca de este cachalote fue, pues, de extraordinarios resultados”…
El Gobierno de la nación seguía a veces la progresión de la caza de la ballena. El diario El Financiero, en su edición de 24 de abril de 1925, nº 1.256, en su página 31, citaba:
…”Pesca de la ballena. Se halla en Galicia una Comisión de la Dirección general de Pesca, de la que forman parte D. Fernando de Buen, el capitán de Navío Sr. La Soleta y el Sr. Maroto, con objeto de inspeccionar las factorías balleneras establecidas en aquellas costas.
La Comisión estuvo primeramente en Corcubión, visitando la factoría terrestre situada en la playa de Caneliñas, y después pasó a Vigo para hacer lo mismo en la factoría a flote, fondeada en la ensenada de Barra.
Los elementos de esta última empresa, que durante el invierno habían estado ausentes de Vigo y sometidos a las reparaciones necesarias, se hallan ya dispuestos para emprender la campaña de este año, y están casi todos reunidos en dicha bahía.
El buque-cocina REY ALFONSO hizo sus reparaciones en Noruega, y los cuatro vapores balleneros que llevan el nombre de CORONA y números del 1 a 4 se repararon en puerto español”…
En su edición de 30 de octubre de 1925, El Financiero, en su n.º 1.283, página 29, anotaba:
…”La campaña ballenera. Tocan a su término por este año las faenas en la costa gallega de la factoría flotante ballenera que tiene su base en la ensenada de Barra, de la bahía de Vigo. Las operaciones todavía continúan, pero el buque-cocina REY ALFONSO ha comenzado sus preparativos para trasladarse a la provincia de Huelva, en cuyas costas ha de realizar la campaña de invierno.
La de este verano en las aguas gallegas no ha sido tan fructífera como la del año anterior, pues el número de ballenas capturadas ha excedido poco más de 200, mientras que en la campaña precedente ascendió a unas 300.
La campaña invernal anterior en Huelva fue de resultados poco satisfactorios, pues los cetáceos apresados no llegaron al centenar, aunque faltó poco para ello.
El REY ALFONSO y los vapores balleneros que completan la factoría zarparán para Huelva antes de que finalice el presente mes.
La factoría establecida en la playa de Caneliñas, cerca de Corcubión, continúa sus operaciones. Estos días la visitó el capitán general de Galicia, Sr. Berenguer, quien también salió a la mar para presenciar las operaciones de caza de los cetáceos, habiendo tenido ocasión de ver la llegada de la flotilla que las realiza conduciendo dos ballenas, una de ellas de las llamadas azules”…
Y en El Financiero, edición de 9 de abril de 1926, n.º 1.306, página 33, se citaba:…”Las factorías balleneras. Desde mediados de la semana última se halla en la ensenada de Barra, a la entrada de la ría de Vigo, la factoría flotante ballenera Corona, constituida por el buque cocina REY ALFONSO y cuatro vapores destinados a dar caza a los cetáceos que explota esta industria.
El REY ALFONSO que había recalado en la bahía de Vigo a fines de Enero, después de su permanencia invernal en Noruega par a reparaciones, marchó poco después al litoral de Huelva, donde ha estado hasta ahora para aprovechar el tiempo que mediaba antes de que llegara el momento de iniciar la temporada en la costa gallega.
Los dos meses que ha estado en él Sur han sido de escaso fruto, pues las ballenas cogidas en ese tiempo no excedieron de veintitantas. Durante la travesía de Huelva a Vigo avistaron los tripulantes del REY ALFONSO varias ballenas. Dos días después de arribar a Vigo salió la flotilla de la factoría a practicar exploraciones, dando así comienzo a su campaña del año actual en aquella costa”…
En El Financiero, en su edición de 29 de abril de 1927, nº 1.361, pàgina 35, se citava:
…”Las campañas balleneras en nuestras costas. Según datos que ha publicado el Boletín de Pescas, de la Dirección general de Pesca, de los resultados obtenidos en la caza de cetáceos en España durante los años 1923-24, 1924-25 y 1925-26 en la factoría de Getares, situada en la bahía de Algeciras y perteneciente a la Compañía Ballenera Española, entraron durante la temporada de 1° de julio de 1923 a 30 de junio de 1924 en total 950 piezas, operando cuatro buques de caza.
En igual período de 1924-25, y con dos nuevos barcos de caça, las piezas cobradas fueron 752, de ellas 652 ballenatos y 100 cachalotes.
Desde 1° de julio de 1925 a 30 de junio de 1926 cayeron 496 ballenatos y 53 cachalotes; en total, 549 piezas. Las mayores capturas se llevaron a efecto a 50 millas de Cabo Espartel, al Oeste y Sur de Cabo Santa María (Portugal).
En aguas de Galicia, el buque-fábrica REY-ALFONSO, de la Compañía Corona, fondeado en la ensenada de Barra, a la entrada de la ría de Vigo, y con cuatro vapores de caza, capturó 398 ballenas desde abril a octubre de 1926. La campaña se inició muy bien, pero hacia su término se inició una baja que coincidió con fuertes temporales, que sin duda influyeron en aquélla, pues de mis informes personales resulta que la caza se estaba efectuando con éxito favorable al sobrevenir el mal tiempo.
El lugar de captura en Galicia, según el informe oficial, fue siempre fuera de seis millas de tierra, entre unas 20 y 150 millas desde las islas Cíes y el Cabo Villano, siguiendo rumbos al N.W. y S.W. Los 398 ballenatos produjeron 9.099 barriles de aceite 170 kilogramos de aceite y 1.575 toneladas de guano. Por término medio, cada ejemplar dio un rendimiento de 23 barriles de aceite, o sea algo más de 3.900 kilogramos.
Nada dice la estadística oficial respecto a los resultados obtenidos por la Compañía Corona en su campaña anterior a la citada, ni por la Compañía Ballenera Española durante el tiempo que en 1926 estuvo trabajando en Corcubíón-Cée, playa de Caneliñas.
Como es sabido, esta última Empresa es la primera que comenzó a trabajar en España, haciéndolo al principio en el Sur solamente y estableciendo más tarde su factoría de Caneliñas.
La Sociedad Corona comenzó posteriormente, estableciendo su base en la ría de Vigo desde abril a Octubre y trasladándola luego a la costa de Huelva.
Pues bien, si mis noticias son exactas, ambas Empresas solamente trabajarán por ahora en las costas de Galicia, y con sus dos bases en la ensenada de Barra y en la factoría establecida en la playa de Caneliñas. En confirmación de esto, me aseguran que la Ballenera Española ha levantado su fábrica de Getares y vendido, en todo o en parte, su utillaje para el Extranjero.
Los precios del aceite de ballena al terminar la temporada del año último habían sufrido un importante descenso, y esto dio lugar a que mucho del que fue obtenido en Galicia estuviese todavía sin vender recientemente, en espera de una mejora que se consideraba muy probable.
Queda, pues, por ahora, localizada la caza de cetáceos en España en nuestras costas de Galicia, que es donde las últimas campañas han producido mayor rendimiento”…
El REY ALFONSO estuvo operando de 1924 a 1927, y era, ya en su época, un buque-cocina anticuado, al no poseer rampa de popa, lo que le obligaba a izar las ballenas mediante puntales a una especie de cubierta al aire libre a popa en donde se cuarteaba y enviaba a la treintena de autoclaves de que disponía para obtener el aceite.
Proceso unas 1200 ballenas, al principio solo con objeto de obtener aceite, y luego, tras las quejas de los vecinos de los puntos en donde trabajaba, ya proceso la carne y huesos para obtener guano y preparados alimenticios.
A pesar de su ritmo frenético de trabajo, a veces se acumulaban las ballenas flotando a su costado en espera de ser izadas a bordo y descuartizadas, con lo que las condiciones higiénicas no eran muy saludables para los lugareños. Las cargas se vendían, principalmente, en Inglaterra –en 1925 el REY ALFONSO partía hacia Falmouth con las bodegas repletas de aceite para descargar en aquel puerto- y en Noruega.

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