CIELO ENLADRILLADO, TIEMPO VARIADO
West Coast Steamers (Third Edition), es un excelente libro ingles, publicado en primera edición en 1953, por T. Stephenson & Sons. Ltd. Sus autores son Christian Leslie Dyce Duckworth (B.SC., M.I.C.E., A.M.I.N.A.) y Graham Easton Langmuir (M.A.,LL.B.)
Una maravilla de guía ilustrada con multitud de datos y fotos, eso si, limitada a la vida operacional de los buques bajo la contraseña de la Union Jack. Ingles por los cuatro costados; perfecto en si mismo.
Sobre el vapor P.S. “ST. TRILLO” (I), hace esta referencia: …”La siguiente adquisición de la compañía fue una compra del año 1909 y fue el ultimo vapor a paletas en unirse a la flota. Fue el ST. TRILLO, construido en 1876 como CARISBROOKE para la Southampton, Isle of Wight and South of England R.M.S.P. Co. Ltd. Sirvió con la Colwyn Bay & Liverpool SS. Co. Ltd. como CARISBROOKE, y con la Mersey Trading Company, como RHOS TREVOR, en competición con la L & N.W.S.S. Co. Ltd. Como el ST. ELIAN, tenía una velocidad de 12 nudos, pero su capacidad de pasaje (463) era más grande. Después de servir como dragaminas, el ST. TRILLO volvió a la Welsh Coast en 1919, permaneciendo allí hasta su venta, en 1921, a un armador español que lo rebautizo como SAN TELMO”…
Ese armador español que se cita fue el Marques de Olaso, quien, según parece ser, lo convirtió en un principio en su yate personal, hasta enviarlo a Sevilla, en 1922, y convertirlo en el buque insignia de la Compañía de Vapores Sevilla-Sanlucar. Todos estos datos, excepto los de su vida en Inglaterra, deben tomarse con las más lógicas reservas.
Según el Lloyd´s Register of Shipping, Años 1904-1905, sus características técnicas, como CARISBROOKE, eran las siguientes: …”Vapor a paletas con casco de hierro; registro bruto: 198 toneladas; under deck: 164; registro neto; 118 toneladas; entregado en enero de 1876; astillero: Barclay, Curle & Co., de Glasgow; armador: Soc. I. of Wight S.S. of Eng. Royal Mail Stm. Pkt. Co. Ltd.; eslora entre perpendiculares: 165,7 pies; manga: 20,1 pies; puntal en bodega: 8,0 pies; matricula de Southampton; tipo de maquina: C.O. Compound de dos cilindros; diámetro de los cilindros: 23 y 40 pulgadas; carrera de los pistones: 42 pulgadas; potencia: 70 RHP; maquinas construidas por Barclay, Curle & Co., de Glasgow”…
Una interesante síntesis, de de la compañía y los buques, la encontramos en la web “El Blog de Garrido Bustamante”. Condensado de un par de artículos de esta interesante web, anotamos: …”El servicio fluvial de transporte de pasajeros y mercancías se le ocurrió al marqués de Olaso, don Luis de Olaso y Madariaga, que lo concibió instalando un puerto en la orilla de Triana y otro en Sanlucar atendido por buques de cien a ciento cincuenta toneladas dotados de todas las garantías náuticas y de atención al cliente existentes en la época: amplios salones, comedores de primera y segunda clase, luz eléctrica y calefacción porque si bien estos comentarios se centran en las vacaciones estivales, la línea Sevilla-Sanlúcar-Mar funcionaba el año entero y no eran pocos los que la usaban en Otoño e Invierno.
El recorrido se hacía en cuatro horas y media y las partidas y horas de llegada tenían lugar entre las nueve de la mañana y las nueve y media de la noche.
Algún tiempo se tomaron las autoridades de la época para dar conformidad a tal proyecto, solicitado al Ministerio de Fomento el 28 de enero de 1922, aunque no aprobado hasta agosto dos años más tarde. Pero, al fin, con este refinamiento pudieron desplazarse a la playa sanluqueña los afortunados veraneantes de aquella época.
Sanlúcar era la playa de Sevilla. Una especie de San Sebastián en la desembocadura del Guadalquivir. La legendaria urbe, nacida a la sombra del templo del Lucero, consagrado a la diosa Venus, incrementaba su belleza con una exquisitez señorial abierta a la inmensidad del Océano. Y saludaba a esos privilegiados visitantes de temporada, familias enteras de damas de polisón y ayas con blancos delantales, ofreciendo la fabulosa estampa de su paisaje incontaminado con el estrecho abrazo de la tierra, el río y la mar…
…La albura del caserío contrasta con el verdiazul del mar que la baña y las andanas de sus bodegas se reservan para regalar a los degustadores de paladares exquisitos el amarillo arrancado al sol con el que se colorea la manzanilla.
Ese auténtico paraíso de la ciudad que se aferraba a su pasado esplendoroso y sabía ofrecer al veraneante una elegancia relajada con tardes de sosiego para el coloquio, pero también un apretado programa de festejos y competiciones entre los que destacaban las carreras hípicas, se iniciaba en Triana, a la vera de ese edificio que en forma de torreón se alzó, apenas acabado el puente, en la esquina del Altozano.
Allí se sacaban los billetes. Y de allí partía una escalerilla interior que llevaba al muelle desde “El Faro”. Descender por ella y alcanzar la borda de la embarcación era dar comienzo a la travesía ilusionada de unas vacaciones excelsas…
…Los amantes de las playas salvajes emprendían safaris domésticos cruzando las dunas que ocultaban Matalascañas en carros de tracción animal o a lomos de caballos y mulos y allí permanecían, alejados de la civilización, robinsones de las grandes extensiones enarenadas.
Quienes iban a Sanlúcar disfrutaban del prólogo encantador del viaje en unos vapores que atracaban en la banda trianera y se desplazaban río abajo como los humeantes de altas chimeneas del Mississipi.
El río era entonces más río. Y el puerto fluvial más puerto. En la banda de Sevilla, las embarcaciones que descargaban pescado atracaban en el Muelle Metálico, frente a la calle Adriano. Unas, pintadas de color plomo, del armador Carranza. Otras, tintadas en blanco, de las pescaderías gallegas que entraban y salían con mercancías diversas en lastre o carga.
En la banda trianera, en un barrio que auténticamente se hallaba vinculado al Guadalquivir, la calle Betis, que hasta 1859 se denominó entrañable y poéticamente “calle de la orilla del río”, con un Altozano terrizo y casas blancas como palomas, era como el malecón corrido al borde de la incesante actividad fluvial.
En esta zona la “Compañía de vapores Sevilla-Sanlúcar-Mar” disponía de muelle propio y se ufanaba de ser poseedora de diversas embarcaciones que ponía a disposición de los veraneantes tanto para el transporte de pertenencias como para el de las familias. Al primero de esos menesteres se dedicaban naves de tamaño más reducido. Entre ellas, una, matriculada con el nombre de “BAJO DE GUIA”. Al segundo, consagraban dos barcos grandes dotados de todas las comodidades de la época, el “SAN TELMO” y el “SANLUCAR”. Había otro buque, de distinto porte, el “CADIZ”…
…La Compañía tenía sus oficinas y despacho de billetes en el edificio “El Faro”, frontero a la Capillita del Carmen, en la esquina que forman el río y el puente, en cuya parte inferior, en uno de los rincones que dan a la corriente, estuvo siempre esa cara de león que venía a señalar el nivel que debían alcanzar la aguas de una crecida para que se anegase Triana.
No es por tanto el edificio “El Faro”, adelantado de Triana al llegar a ella cruzando el puente, construcción antigua y menos palacio del siglo dieciocho, como se pudo pensar, sino oficina y taquilla de la empresa naviera cuyos vapores con chimeneas pintadas de rojo y negro que eran sus colores característicos, hacían continuamente la travesía a Sanlúcar de Barrameda en aquella época dorada para algunos en la que bien podía decirse que la playa empezaba en Triana”…
Excelente resumen que aclara muchos puntos sobre el origen de la citada compañía. En el año 1932, según parece ser, se construye el muelle de Olaso, donde atraca el SAN TELMO, que inaugura la línea hasta Bonanza, y primero, según parece ser, que atraca en el respectivo muelle de aquella villa.
En noviembre de 1932 cesan los servicios de esta compañía, pasando a ser propiedad de la empresa Isla del Guadalquivir, quien, según parece ser, retira al SAN TELMO del servicio, y queda la incógnita de si lo convierte en un hotel flotante o un pontón.
El Lloyd´s le da siempre como perteneciente a la Compañía Sevilla-Sanlucar, hasta el año 1935, en que aparece como desguazado.
La contraseña de la compañía era un bandera cuadra de color azul marino, con una cruz de malta en rojo.
En nuestro repaso en las hemerotecas la revista Vida Marítima, en su edición de 15 de junio de 1922, narra las pruebas del buque: …”Sevilla. – Bendición de un barco.-Se han efectuado las pruebas del vapor SAN TELMO.
Bendijo el barco el canónigo Sr. Marin, en representación del arzobispo.
El SAN TELMO es un barco que desplaza 250 toneladas, y fue adquirido en Inglaterra. El barco efectúo una excursión hasta Coria, a una marcha de 12 millas por hora, regresando sin novedad.
Concurrieron el gobernador civil, el presidente de la Diputación, un representante del arzobispo, el comandante y oficialidad del puerto, varios concejales, el presidente de la Audiencia, otras autoridades, gran numero de invitados, representantes de la Prensa y distinguidas autoridades.
Hace el SAN TELMO su servicio de Sevilla a Sanlucar de Barrameda y pueblos intermedios”…
Según el diario La Correspondencia de España, en su numero 23324, edición de 27 de junio de 1922, el buque sufre su primer incidente: …”Un barco en Peligro. Sanlucar, 27.
El vapor SAN TELMO choco contra un muelle que en Bonanza tiene la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces. El barco sufrió desperfectos de consideración”…
Según El Noticiero Gaditano, en su numero 1129, edición de 7 de agosto de 1922, el SAN TELMO traslada a Sevilla al torero Belmontito, tras una grave herida sufrida en Sanlucar: …”Belmontito en Sevilla. Sevilla. En el vapor SAN TELMO ha llegado el diestro Belmontito.
Le han visitado los periodistas encontrándolo algo animado.
Los médicos afirman que tardara quince días en curar”…
En 1923 colisiona con un vapor ingles. Lo narra el diario El Sol, de Madrid, en su edición de abril de 1923, en su pagina 3: …”Una colisión en el Guadalquivir. Sanlucar, 9. 11m.
En el Guadalquivir abordo anoche el vapor SAN TELMO al ingles CALDERON; ambos resultaron con averías de importancia; afortunadamente no ocurrieron desgracias personales.(Febus)”…
El diario ABC, de Madrid, en su edición de 22 de julio de 1924, daba nota del siguiente incidente: …”Accidente en el Guadalquivir. Sevilla, 21.
El viernes, al oscurecer, al atracar junto al muelle de madera de la banda de Triana el vapor SAN TELMO, que regresaba de Sanlucar de Barrameda lleno de pasajeros, choco violentamente contra uno de los extremos de dicho muelle, destrozándolo.
El pánico que se produjo en el pasaje y en las numerosas personas que esperaban en el muelle la llegada del SAN TELMO fue grandísimo, no habiendo que lamentar, afortunadamente, desgracias personales.
Por los técnicos de la Junta de Obras del Puerto se ha girado una visita de inspección al muelle siniestrado, y hoy empezaran los trabajos para la reparación de la parte destrozada”…
En 1925 tiene una varada en el Guadalquivir. Lo narra el diario La Libertad, en su numero 1680, edición de 12 de agosto de 1925: …”Embarranca el vapor SAN TELMO.
Sevilla, 11. El vapor SAN TELMO, que hace el servicio de viajeros entre Sevilla y Sanlucar de Barrameda, al regresar anoche a Sevilla embarranco frente a la isla Menor para evitar el choque con un velero. Los pasajeros sufrieron el susto consiguiente. Otro vapor que pasaba por el lugar del accidente echo un cable al SAN TELMO que logro desembarrancar.
La noticia se ha sabido por los viajeros que venían en el SAN TELMO”…
Según el diario ABC, de 6 de septiembre de 1930, el vapor hacia los siguientes horarios: …“Vapor SAN TELMO. Salida de Sevilla. Día 6: 6,30 mañana; día 7, 8; día 8, 7 y día 9, 8. De Sanlucar. Día 6, 1,30 tarde; día 7, 10 noche; día 8, 2 tarde, y día 9, 2,30 tarde”…
En el diario ABC, edición de 12 de septiembre de 1922, aparece un articulo titulado “Breves Notas de un Corto Viaje. De Sevilla al Mar”, donde se narra una navegación por el Guadalquivir en el SAN TELMO.
Debemos añadir que el buque era fletado habitualmente para excursiones de colegios o autoridades, que iban a Sanlucar a colonias o celebraciones.