BUQUE SIN ARRANCADA NO VENCE VIENTO NI MAREJADA
Una colisión en la noche, fuera de boyas, a la salida del puerto de la Habana, al costado del castillo de El Morro, será el tema de este pequeño artículo, que usaremos, como ya lo hemos hecho en otros, para denunciar el infame uso de la ley militar para juzgar a los marinos mercantes. Con razón, o sin ella, cualquier marino que se hallase en el trance de sufrir un consejo de guerra por el hecho de tener un accidente en la mar, se encontraba desprotegido ante el hecho de tener que ser juzgado por un tribunal militar. Si encima la consecuencia del accidente era la muerte de la principal autoridad marítima del momento y el hundimiento de un buque militar en tiempos de guerra, imaginen los lectores la desgracia del capitán del vapor MORTERA, D. José Viñolas y Valles.
Un abordaje, de noche y a finales del siglo XIX, era algo habitual. Normalmente se establecían las causas y se repartían las responsabilidades civiles y económicas. Aun hoy en día -véase la tragedia del PRESTIGE– nuestro país y nuestros elementos políticos muestran una irresponsabilidad terrible, actuando penalmente contra el capitán y escondiendo su profunda incompetencia profesional y su baja catadura moral. Algo muy parecido le ocurrió, como ahora veremos, al capitán del vapor MORTERA.
Para mí, aunque personalmente creo que fue una poco afortunada actuación del crucero la que causo el suceso, considero que fue una de las muchas fatalidades que ocurrían en la navegación de aquellos años, sin el más mínimo soporte tecnológico. Los dos capitanes actuaron, tras la tragedia, de la forma más profesional y humana, irreprochables en su actitud. Lo del consejo de guerra me parece, simplemente, inmoral y muy vergonzoso. Si por casualidad algún lector pudiese apuntarnos la vida del capitán Viñolas les estaríamos muy agradecidos.
Sobre la vida marítima del vapor MORTERA, según el libro La Marina Cántabra. Desde el Vapor. Vol. II, leemos: …”En 1868 se reajustan las líneas y en 1870 se crea definitivamente la Compañía de Vapores de Ramón Herrera, con contraseña cuadra blanca orlada de azul y con las iniciales R H en rojo; las chimeneas de los buques eran rojas con zuncho blanco y en el las iniciales RH, pero no por cada lado, como es corriente, sino por la cara de proa de la virola. Los barcos de Herrera, siguieron haciendo el trafico antillano de pasaje con escapadas a Europa y esporádicamente a Canarias en busca de braceros para las zafras”…
En la flota de Ramón Herrera hubo buques que tuvieron una sonada vida marítima. Entre ellos el PAJARO DEL OCEANO, que ya hemos visto en esta web, el MOCTEZUMA, de triste recuerdo y el vapor MORTERA, de 1872, y muy corta vida en la Compañía (¿Existió realmente este MORTERA del que habla Echegaray?). Era costumbre en esta naviera, al perderse, o venderse algún vapor, el renombrar otros con el mismo precedido por el adjetivo NUEVO. Así hubo un NUEVO PAJARO DEL OCEANO, perdido en un terrible incendio, un NUEVO MOCTEZUMA y un NUEVO MORTERA. Esto ha dado lugar a confusiones aparecidas en la prensa, que simplemente llaman al buque MORTERA. En este punto debo reconocer el error de aceptar que este MORTERA era el NUEVO MORTERA que apareció muchos años después, y que se perdió trágicamente. ¿Es posible que en principio y coloquialmente, tras la pérdida o venta de un primer –supuesto- MORTERA hubiese un vapor nuevo MORTERA? Si Echegaray lo cita habrá que tenerlo en cuenta.
¿Por qué los dibujos que representan el MORTERA son diferentes según apuntes de A. de Caula y el apunte del libro La Catástrofe del SANCHEZ BARCAIZTEGUI? No tenemos respuesta a este dilema, aunque de A. de Caula tenemos un sonoro error en una reproducción del vapor VERACRUZ.
Volviendo con Rafael González Echegaray, y en el mismo libro, tenemos la descripción del buque: …”El NUEVO (¿?) MORTERA (Seguramente MORTERA) se había incorporado a principios de 1885 a la flota con el nombre de GIBARA, que luego cambio. Era un barco de 1.172 toneladas de registro, construido en 1873 por T. Royden en Liverpool para la famosa naviera inglesa de Elder Dempster con el nombre de ELMINA que conservo hasta 1878. Tenía 267 pies de eslora, tres palos, proa de violín y máquina de 750 caballos. En 1878 paso a Cuba y se rebautizo GIBARA.
El 13 de marzo de 1886, cuando salía de Santiago, abordo con el correo BALDOMERO IGLESIAS, de la Trasatlántica, que entraba. Sufrieron los dos grandes averías y arribaron al puerto. El MORTERA perdió el bauprés y todas las vergas”…
Tenemos que corregir la fecha de entrada del buque en la flota de Ramón Herrera, ya que realmente se incorporó a esta en 1883.
El GIBARA llego a la matrícula de la Habana en 1878, comprado seguramente por R. López Vallada, y como hemos visto, posteriormente pasa a ser el MORTERA. Según un extracto del libro History of Thomas Royden and Sons, Shipbuilders of Liverpool, 1818-1893, el ELMINA fue gemelo del MONROVIA, de 1.018 toneladas de registro bruto y 634 toneladas de registro neto, sus dimensiones eran: 267,7 pies de eslora entre perpendiculares, 31,6 pies de manga, y 14,8 pies de puntal en bodega. Las maquinas habían sido construidas por George Forrester Co., y eran de 150 caballos nominales.
Su número de grada era el 149 y se botó en marzo de 1873.
La historia que marco su vida fue el abordaje con el crucero SANCHEZ BARCAIZTEGUI. Empecemos por ver las primeras noticias que llegaron a los diarios nacionales. Ejemplo de ellos es El Correo Militar, edición de 20 de septiembre de 1895, quien en su página 2 cita:
…”Naufragio del BARCAIZTEGUI. Telegrama Oficial. Habana 19.
Al ministro de Ultramar:
Anoche á las doce salió crucero «BARCAIZTEGUI» con comandante general apostadero á girar visita canal.
Boca puerto fué embestido por vapor mercante MORTERA, yéndose pique crucero á la una.
Segundo jefe apostadero me dio cuenta desgracia, personándome capitanía puerto.
Recogido cadáver contralmirante Delgado Parejo.
Desaparecido comandante Ibáñez, tres oficiales y 36 tripulantes. Salvado segundo comandante, con cuatro oficiales y 110 tripulantes. Arderíus.
Detalles de la prensa.
El crucero «SANCHEZ BARCAIZTEGUI» salió llevando la misión de inspeccionar las costas de la isla é impedir el desembarco de una numerosa expedición filibustera.
Sus luces eran todas eléctricas.
En el momento de la maniobra de salida de la bahía, apagáronse las luces de situación y las demás.
El choque fue terrible.
El vapor mercante el «MORTERA», que no había visto al crucero y que aún no había moderado su velocidad, se le vino encima sin dar tiempo á evitarlo y el choque fue violento, tremendo, espantoso, produciendo á los tripulantes de uno y otro barco la impresión de que se habían hundido los dos en el mar.
Además del comandante del crucero han perecido; El médico Sr. Martín Díaz; El contador de fragata, Sr. Pueyo; El alférez de navío, Sr. Moreira Soto; El cabo de mar, Fernández; El artillero, Rojo; Siete marineros y ocho fogoneros. Un sargento de Infantería y los cabos Ferro y Díaz, y doce soldados.
No han aparecido el primer maquinista Vázquez, el tercero Oller, el segundo condestable y el carpintero.
El comandante del «BARCAIZTEGUI», señor Ibáñez, debía hallarse sobre cubierta en el momento de verificarse el choque con el «MORTERA», pues se le vio hacer esfuerzos inauditos para salvar á la tripulación y moverse en todas direcciones hasta los momentos en que el agua saltaba por las bordas del buque.
Hay quien asegura que las mutilaciones que sufrió el desdichado cuanto bizarro marino, fueron obra de la ferocidad de los tiburones.
El abordaje del vapor «MORTERA» se verificó por la banda de estribor, dícese que por una mala inteligencia respecto de las luces del «BARCAIZTEGUI»; pero esto es improbable, porque sabido es que los barcos de vapor llevan á ambos lados linternas, una roja y otra verde, que señalan con fijeza y exactitud los movimientos de cada buque. En un centro autorizado se suponía anoche que el jefe del apostadero de la Habana tuvo confidencias de que de Cayo-Hueso iba á salir una importante expedición de auxilios y hombres para los filibusteros, y con el fin de evitar complicaciones internacionales, de encomendar la misión de vigilar al barco en que la expedición se realizaba, á uno de los comandantes de los buques á sus órdenes, acordó cumplirla él en persona embarcando en el «SANCHEZ BARCAIZTEGUI», cuya tripulación no sabría probablemente, al salir de la Habana, á dónde se dirigían.
Zarpò el crucero de noche, y tal vez con los faroles de situación apagados, para evitar que pudieran apercibirse los espías de los insurrectos en la Habana, y esta previsión fue, sin duda, la causa principal del siniestro.
Es probable que el «MORTERA», navegando en demanda del puerto, no viera al crucero, oculto por los castillos, y que al doblar la punta se encontrase con el crucero, sin tiempo para evitarlo, abordándole por una de las bandas. La mayor velocidad del «MORTERA» y su mayor tonelaje con relación al buque de guerra, decidieron de la suerte del «SANCHEZ BARCAIZTEGUI», que debió irse a pique instantáneamente”…
Mucho más interesante es la trascripción de un artículo del The New York Times, de fecha 20 de septiembre de 1895:
…”A Spanish Warship Sunk. Cruiser SANCHEZ BARCAIZTEGUI Wrecked by Steamer MORTERA. Disaster in the Port of Havana.
Admiral Delgado Parejo. Capt. Ybanez, and Thirty-four of the Crew Were Drowned. There Was No Panic.
Havana, Sept. 19. —The Spanish warship SANCHEZ BARCAIZTEGUI, with Admiral Delgado Parejo on board, was struck by the incoming coasting steamer MORTERA in front of Moro Castle, at midnight last night and sank almost instantly. Admiral Parejo and thirty-four of the crew, including Capt. Ybanez and three other officers, were drowned. The remain¬der of the crew, 116 in number, were saved. The bodies of Admiral Parejo and Capt. Ybanez were recovered. The body of the Captain was horribly mutilated, the head and arms having been eaten away by sharks.
The SANCHEZ BARCAIZTEGUI was an iron bark-rigged cruiser of 920 tons displacement, and 1.100 nominal horse power. She was built at La Seyne in 1876. She was 203 feet long, 30 feet beam, and had a draught of 12 feet. She carried seven guns. The SANCHEZ BARCAIZTEGUI was leaving port when the disaster occurred. The usual signals were exchanged between the warship and the MORTERA, but at that moment the cruiser’s electric lights were extinguished, when the collision took place. The cruiser’s bowsprit struck the MORTERA on the starboard bow, making a large hole above the water line.
The sound of an explosion, which was probably the result of the concussion, was heard, and the cruiser was found to be gradually sinking. Boats from both vessels were lowered. Admiral Parejo and the other officers and the greater number of the crew embarked in the boats, but the immersion of the warship was so sudden that the boats alongside were engulfed by the suction.
When the disaster happened there was no panic on either ship. The latest report shows that the missing were as follows: Ensign, purser, doctor, first and third engineers, twelve marines, eight firemen, and nine sailors”…
Más información la da el diario El Siglo Futuro en su edición de 3 de octubre de 1895, en su página 2:
…”La Catástrofe del BARCAIZTEGUI. Lo que dice el capitán del «MORTERA».
Según noticias recibidas por el correo de Cuba, el Sr. Víñolas, capitán del vapor MORTERA, ha dado la siguiente versión del siniestro: «Anoche, á las once y cuarto, hallándome á menos de dos millas de la entrada del puerto y navegando á una velocidad moderada, distinguí por la proa y hacia la banda de estribor una luz verde, que supuse sería la de un vapor que salía del puerto. «Mandé disminuir la velocidad de la máquina, y al oír poco después dos pitazos, contestó repitiéndolos, y más tarde, al doblar la entrada del puerto, teniendo siempre la luz verde por estribor, volví á pitar dos veces para indicar que iba á entrar en bahía. De repente se apagaron las luces del crucero.
Inmediatamente mandé hacer contramáquina; pero fue inútil, y el choque ocurrió inmediatamente.
Ordene que se echasen los botes al agua y se arrojasen al mar los salvavidas.
Por algún tiempo después del choque estuvimos enredados en las jarcias del BARCAIZTEGUI, y como esta situación era muy peligrosa para ambos buques, mandé hacer máquina con el propósito de echar sobre tierra el BARCAIZTEGUI.
Pero pronto me convencí de que esto no podía hacerlo sin gran peligro para mi buque, y entonces nos separamos del crucero y éste se fue a pique casi inmediatamente”
Sabido es que después de esto toda la tripulación del MORTERA se dedicó heroicamente, durante cuatro horas, á salvar la del BARCAIZTEGUI”…
Mucho más extenso es el relato del diario El Imparcial, de Madrid, en su edición de 5 de octubre de 1895, página 1, en que cita:
…”La Catástrofe del SANCHEZ BARCAIZTEGUI. Relato de nuestro corresponsal. Habana 20 Setiembre.
El infortunado general Delgado Parejo, que desde su llegada hace cuatro meses trabajaba sin cesar imprimiendo gran actividad á todos los servicios de marina, tan importantes hoy, decidió hacer una visita de inspección á los puertos de la isla para cerciorarse personalmente si sus instrucciones y órdenes se cumplían.
En efecto, el 18, a las once y media de la noche embarcó en el SANCHEZ BARCAIZTEGUI acompañado de sus ayudantes Sres. Gastón y Aroca.
Poco después poníase la nave en marcha mandada por el capitán de fragata D. Francisco Ibáñez Valera, pariente cercano del ilustre literato de este apellido, llevando como segundo de á bordo al teniente de navío de primera clase D. Federico López Aldazábal, completando la dotación los alféreces de navío Sres. Junco, Soto y Cantó, el médico Sr. Martín, el contador Sr. Pueyo, el maquinista mayor Sr. Zarzuela y hasta 153 entre infantería de marina, maquinistas, condestables, marineros y demás servicios del barco.
Al entrar en la parte estrecha de la salida de la bahía conocida con los nombres da la Punta y el Morro, divisaron y reconocieron al vapor mercante de la empresa «Sobrinos de Herrera» MORTERA, que procedente de Nuevitas llegaba en aquellos momentos y se dirigía á la embocadura del puerto. Nadie pudo sospechar desgracia alguna. Entrada de uno y salida de otro barco podía verificarse perfectamente, pues eso se efectúa á diario.
En el SANCHEZ estaba cada uno en su puesto, así como en el MORTERA. El SANCHEZ con un pitazo indicó que tomaba la derecha para que por su parte tomara igual dirección el MORTERA. En éste, tal vez por el eco, puesto que ambos barcos tenían á derecha é izquierda tierra inmediata, se oyeron dos pitazos, señal da que se dirigiera a la izquierda, y así lo hizo, llegando á encontrarse ambos vapores. Algunos dicen que el SANCHEZ tocó un pitazo, y que al notar que el MORTERA no contestaba volvió á tocar otro, y que como el tiempo trascurrido entre uno y otro fue breve, el capitán del MORTERA creyó que era una sola señal, no dos.
Me atengo en un todo á la primera versión, que es la que telegrafié.
Ya casi juntos los dos buques, una fatal coincidencia hizo que las luces del SANCHEZ se apagaran. A un marinero encargado de la luz eléctrica le cogió un brazo una de las correas de trasmisión del dinamo, y el barco quedó á oscuras en el momento que iba á chocar con el MORTERA. De todos modos, con luces ó sin ellas -así me lo ha dicho uno del SANCHEZ– el choque era ya inevitable. Y eso que uno y otro capitán hicieron esfuerzos sobrehumanos, parando las máquinas y dando contramarcha, pero la arrancada natural de los barcos los hizo encontrarse. El MORTERA embistió al SANCHEZ por la mura de babor. Inmediatamente se apercibieron de que las averías eran de tal entidad y la cantidad de agua que entraba en el barco tan grande, que su sumersión era fatalmente inmediata.
Diéronse las órdenes oportunas y los botes, aunque con la precipitación propia de las circunstancias, se arriaron, colocándose en ellos los tripulantes. A todo esto el barco iba hundiéndose por instantes. El general Delgado, que estaba en el puente con sus ayudantes y el capitán del barco, se hizo perfectamente cargo del peligro, pero con gran serenidad permaneció á bordo hasta que vio que todos ó casi todos estaban en franquía. Entonces, y á los reiterados ruegos do todos los que le rodeaban, so consiguió que se arrojara á uno de los botes dispuestos, y con él su ayudante Sr. Aroca, que en la caída se rompió una pierna. El Sr. Ibáñez permaneció en el puente una vez fuera del barco todos, hasta que llegándole el agua á la rodilla, al hundirse el barco, se tiró al mar, no se sabe con qué designio, si con el de salvarse ó el de perecer, aconsejado para esto último de un excesivo pundonor, puesto que su irresponsabilidad era absoluta, completa y terminante.
En el MORTERA no era menor la zozobra en aquellos momentos. El topetazo habla sido terrible, é indudable que tenía averías de importancia. Su capitán, el Sr. Víñolas, sereno en tan críticos instantes, y aun haciendo caso omiso de los daños que su barco pudiera tener, dispuso inmediatamente se echaran al agua botes, salvavidas y cuantos elementos do salvación tenía á mano, logrando recoger á 45 náufragos. Solo á las dos horas, cuando ya habían llegado sobrados auxilios de tierra y su presencia no era necesaria, entró en puerto, pudiéndose ver, una vez atracado, que el MORTERA tenía dos grandes boquetes, uno de tres metros de ancho y tres de largo, y otro de más de uno de ambas dimensiones, sobre la línea de flotación.
Aunque hizo agua, ésta fue achicada por sus potentes máquinas.
Entre tanto, lo que ocurría en el SANCHEZ, mejor dicho sobre el SANCHEZ, es indescriptible.
Varios de los botes, entre ellos el que conducía al general, fueron arrastrados por el remolino que formaron las aguas al sumergirse el SANCHEZ, pereciendo muchos de sus tripulantes.
Otros á nado pudieron llegar á los muelles, otros subieron al MORTERA y otros fueron recogidos vivos por los botes que de la capitanía del puerto, de los prácticos, del MAGALLANES y de otras embarcaciones, salieron á prestarles auxilios.
Inmediatamente fue recogido el cadáver del general Delgado Parejo, 11 horas después fue encontrado el del Sr. Ibáñez sin cabeza ni brazos, comidos sin duda por los tiburones que tanto abundan en aquellos parajes. Fue identificado por la marca de los calzoncillos y por los tirantes que usaba.
Con posterioridad sólo han aparecido dos cadáveres más; el de un marinero y el de un soldado de Infantería de Marina. Las manchas rojizas que ayer se vieron sobre la superficie del mar hacen sospechar que la inmensa mayoría de los náufragos ha sido víctima de la voracidad de los tiburones.
Se ha dicho que por efecto del agua las calderas del SANCHEZ estallaron, oyéndose un gran estampido. No es cierto. Y puedo afirmarlo por lo siguiente, que no tiene contradicción, por tratarse del maquinista de guardia.
Acababa ayer de depositar en las oficinas del cable el que enviaba á ustedes con la noticia y detalles del hecho, cuando se me aproximó un sujeto, y en forma cortés me rogó le copiara en el papel impreso que hay para ello, un cable que llevaba escrito en papel blanco. No puse reparos, y accedí. Puseme á escribir, y decía el cable: «María Caruncho. Ferrol. Serrano, salvado.» Calculé que era una de las víctimas, y en efecto, era el mismo interesado, que á pesar de su robustez y juventud estaba tembloroso, balbuciente, con la vista extraviada, en fin, en una situación de ánimo que infundía pavor. Le interrogué, y me dijo: «Soy, mejor dicho, era maquinista del SANCHEZ, y estaba da servicio. Oí el golpe del choque, pero no sospeché que era eso. Sin embargo, por precaución desahogué vapor abriendo la válvula. Estaba en esta operación, cuando me apercibí que todos los que me rodeaban hablan huido, el instinto natural me hizo temer, y apresuradamente subí a cubierta. No había hecho más que poner los pies en ella, cuando el barco desapareció, encontrándome en el agua. Nadé, sabe Dios cómo, y después de una hora (supongo que no sería tanto tiempo, pero en esa situación los minutos le parecerían cuartos de hora), me recogieron en un bote más muerto que vivo.
Ante esta manifestación, bien puede afirmarse que no hubo explosión.
Respecto del número de muertos nada puedo decir después de lo que por el cable he trasmitido.
El cadáver del general Parejo fue colocado en el Palacio de Marina, El pueblo invadió la capilla ardiente donde se hallaban los restos del contralmirante.
Al pie del ataúd había coronas del cuerpo general de la armada, de la infantería de marina, de los ayudantes de Parejo, de los escribientes del apostadero, de las tripulaciones de la lancha INTREPIDA, del pontón HERNAN CORTES, de la Guardia civil, del Diario de la Marina, de los condes de la Mortera, del gobernador regional, de la Compañía Trasatlántica francesa, de los Sres. Loychate, Sáenz y Compañía, de las señoras de Montalvo, de Lawton hermanos, de V. Vards y Compañía, de la Trasatlántica española, del Centro asturiano, de la maestranza, de los ingenieros del ejército, de la Lonja de víveres, de las lanchas DARDO y ESPERANZA, de la artillería, del CONDE DE VENADITO y otras muchas más.
No me queda tiempo para reseñar el entierro, que ha sido solemnísimo. López Allue.
Detalles del ‘‘Diario de la Marina”
Este importante periódico publicó al día siguiente de la catástrofe un amplio y conmovedor relato de lo sucedido.
Reproducimos sus detalles más Importantes, aunque vienen á repetir lo que ya conocen los lectores de El Imparcial, porque todo cuanto atañe á la tragedia del BARCAIZTEGUI inspira inmenso interés.
«Viendo el comandante del SANCHEZ BARCAIZTEGUI la inminencia del peligro, dispuso dar atrás á toda fuerza y meter todo el timón á babor, maniobra en extremo detenida, por la circunstancia de que para cerrar á la banda el timón del BARCAIZTEGUI se necesitaba dar á la rueda diecisiete vueltas, de suerte que diecisiete para una banda y otras tantas para la otra sumaban treinta y seis vueltas, en cuya operación se perdió un tiempo precioso.
Para colmo de males y desdichas, en aquellos críticos momentos en que se jugaba la suerte del buque, quiso la fatalidad que un fogonero fuese cogido por la correa de trasmisión del dinamo, lanzándolo violentamente contra el techo y saltando la correa, por lo cual se apagaron inmediatamente todas las luces del crucero, debiendo advertirse que hasta las luces de situación, que como es sabido indican el sentido en que marcha el barco, eran también eléctricas, y so apagaron por tanto, desapareciendo el BARCAIZTEGUI de la vista del MORTERA.
Con la estoicidad heroica do los marinos españoles, el malogrado comandante Sr. Ibáñez dispuso que se prepararan los botes por si era importante la avería, y acto continuo mandó al oficial ayudante de órdenes, el joven y distinguido alférez de navío Sr. D. Ricardo García Junco, que reconociese la magnitud do los desperfectos causados, do cuyo reconocimiento resultó que el crucero tenía una enormísima e irreparable vía de agua entre el pescante de gata de babor y la roda, presentando también hundida toda la parte de proa del castillo. Montañas de agua se precipitaban rugientes y vengativas por aquella inmensa brecha, anegando á toda prisa el buque, que visiblemente se hundía.
En vista de la gravedad del caso, el oficial ayudante Sr. García Junco se dirigió al general Delgado Parejo y le dijo: Mi general, dentro de cinco minutos se habrá hundido el SANCHEZ BARCAIZTEGUI.
Y entonces aquel anciano achacoso y enfermo, aquel marino abrumado por los años, levantó serenamente su blanca cabeza, irguiose como en los mejores tiempos de su mocedad, y con acento reposado y tranquilo contestó al oficial: De Vd. cuenta de lo que me dice á su comandante para que tome las medidas que crea convenientes.
Cumplida esta orden, el comandante procedió á tomar las últimas disposiciones. Ya antes había mandado que se preparase un cañón para pedir auxilio; pero esto no pudo realizarse, porque el barco se hundía a toda prisa, por lo cual dispuso que se arriasen todos los botes, orden que comunicó á toda la tripulación el ayudante Sr. García Junco con voz tan poderosa, que se oyó claramente hasta en el vapor MORTERA, que se hallaba á muy regular distancia.
Con un orden y rapidez admirables, como si hubiera estado, no en peligro de muerte, sino en el más tranquilo y placentero simulacro, aquella tripulación modelo arrió los botes, cuyas amarras fueron cortadas. Y entonces se dio un espectáculo sublime y conmovedor, cuyo solo recuerdo arrasa en lágrimas los ojos.
Entre aquellos rudos marineros establecióse un pugilato de generosidad admirable y de abnegación heroica. «Yo me quedo para lo último, que no tengo quien me llore»—decía uno.
«Entra tú pronto en el bote, que tienes hijos y mujer»—oíase por otro lado. Y todos rehusaban ser de los primeros en trasbordarse á las pequeñas embarcaciones.
Cuadro parecido se observaba entre la oficialidad del crucero. El comandante y los oficiales todos se agrupaban alrededor del general Delgado Parejo, que porfiadamente se obstinaba en ser el último qua había de abandonar el buque.
-Mi general—dijo el alférez de navío señor García Junco, -si V, E. quiere lo bajare en hombros.»
A lo que replicó el venerable y esforzado marino: -Gracias, hijo mío; aunque viejo, todavía me alcanzan las fuerzas.-
Y siguió animando a los marineros, á los que decía: —Ánimo, muchachos, que todos nos salvaremos-
El afán de todos era salvar al general, así es que casi á la fuerza, llevándolo suspendido, lo condujeron hasta el tercer bote á cargo del citado alférez de navío Sr. García Junco. Este valiente oficial, lo mismo que el infortunado Sr. Aroca, que se hablan quedado en el buque, obligaron á trasbordarse á todos los marineros que estaban á sus inmediatas órdenes, y entonces se arrojaron al bote desde lo alto del buque, fracturándose al caer el Sr. Aroca la pierna izquierda, y saliendo afortunadamente ileso el Sr. García Junco.
Aún faltaban por trasbordar muchos marineros cuando se oyó el grito de ¡Se hunde el barco¡ ¡Que abra el bote del general! Todos dirigieron sus esfuerzos á separar dicho bote del buque, y en efecto, lo consiguieron; más cuando distaba algunas varas, el crucero dio una última y violenta cabezada y se hundió, formando espantosísima vorágine, cuyos remolinos atrajeron la endeble embarcación donde iba el desgraciado general, la oprimieron entre sus anillos poderosos y la precipitaron al fondo del abismo con todos sus infortunados tripulantes.
La escena que se desarrolló en momentos tales no es para describirla. Sobre la superficie de las aguas aparecieron innumerables cabezas, que luchaban con las olas; el aire se pobló de gemidos, de imprecaciones, de plegarias, de voces del alma, con que los que iban á morir se despedían de sus madres, de sus hijos, de sus esposas y aumentando el horror dantesco de tragedia semejante, los monstruos del abismo, que á manadas acudían olfateando carne y que destrozaban entre sus fauces horrendas los miembros de aquellos infelices, devorados vivos, víctimas de los tiburones y de las olas allí, muy cerca de nuestra población, viendo las luces de nuestras calles, oyendo el rumor de una gran ciudad, y no obstante, sin esperanza de auxilio humano, impotente ante los inescrutables designios del poder divino.
Sin embargo, no todo fue abandono y soledad. En el lugar del tremendo siniestro, desafiando el peligro, no sabiendo si también se iría á fondo, porque ignoraba la magnitud de sus averías, estaba el vapor MORTERA, cuyo capitán, con serenidad y denuedo, que á todos arranca elogios, echó al agua todos los botes de su buque, arrojó al mar cuantos objetos que pudieran flotar halló á mano, tendió numerosos cabos y logró así salvar á 40 personas, que de otro modo, á no ser quien es el capitán del MORTERA, hubiesen irremisiblemente perecido. Todos las que se han salvado del terrible naufragio elogian la conducta del capitán Víñolas, para el que sólo tienen frases de gratitud y admiración.»”…
Si hubo un diario parcial y patético en el análisis de estos hechos fue La Correspondencia Militar. Solicito desde el primer instante, sin conocimiento de causa, que se juzgase al capitán del MORTERA por “traidor” a la patria. ¡Ni más ni menos!, aparte de otros juicios viscerales sin la más mínima moral. En su edición de 6 de diciembre de 1895 se hacía eco del infame consejo de guerra:
…”Consejo de guerra.
Se ha celebrado en la Habana Consejo de guerra contra el capitán del vapor MORTERA, con motivo del choque y naufragio del crucero SANCHEZ BARCAIZTEGUI, en el cual, como recordarán, perdieron la vida el contralmirante Sr. Delgado Parejo y varios jefes y oficiales de la marina de guerra.
El fiscal pidió un mes y un día de arresto para el capitán del vapor MORTERA.
El Consejo fue presidido por el capitán de navío D. Esteban Olmeda”…
Si bien lo del diario puede considerarse la esencia de un cierto pensamiento, la actitud del General Beranger, máximo responsable de Marina, pidiendo el encausamiento del capitán Viñolas casi antes de conocer los hechos es imperdonable.
En Internet existe una página web donde puede encontrarse este consejo de guerra de infausto recuerdo.
Tras este triste suceso, la vida del buque se desarrolló de la siguiente manera:
…” El 20 de abril de 1898 -el día de la declaración de la guerra- fue definitivo para la historia de los vapores de Herrera. Con la guerra vino la derrota de las armas españolas, la independencia de Cuba y la desvinculación de la naviera con Santander.
La flota de Herrera, desde el comienzo, colaboró de forma estupenda en las operaciones militares, en la medida de todas sus fuerzas. El MORTERA salió de La Habana el mismo día de la declaración de guerra con un cargamento completo de víveres y 150 reses que enviaba el Capitán General para la guarnición y la plaza de Santiago. El buque voltejeó toda la isla y consiguió entrar en su puerto de destino el día 22. Allí quedó bloqueado con la escuadra del Almirante Cervera y en compañía del SAN JUAN, que mandaba el capitán montañés D. Femando Pereda Palacio. También quedaron bloqueados en Santiago otros mercantes, tales como el MÉJICO de Trasatlántica, el REINA DE LOS ÁNGELES de Menéndez y el TOMAS BROOKS. Durante todo el asedio de Santiago, el MORTERA y el SAN JUAN fueron varias veces alcanzados por el fuego enemigo, así como por la explosión de la goleta TRAFALGAR, que voló cargada de municiones causando un muerto entre la dotación del MORTERA. Este último barco y el SAN JUAN, que intentó escapar en los últimos momentos, fueron capturados por los americanos y posteriormente se devolvieron a sus armadores que prefirieron la nacionalidad cubana a cambio de la continuidad del negocio”…
Este apunte del libro La Marina Cántabra. Desde el Vapor. Vol. III, es confirmado por el diario The New York Times que cita varias operaciones del MORTERA actuando como transporte de los americanos.
Echegaray da como fecha de hundimiento del MORTERA el año 1909, habiendo estado retirado del servicio desde 1907. Miramar Ship Index cita el año 1909 también, siendo esta fecha, probablemente, la de la pérdida del NUEVO MORTERA que le sustituyo. Sin embargo otras fuentes citan el 27 de julio de 1903 como la fecha en que, tras colisionar con un vapor inglés, se va al fondo en Nuevitas.
En las fotos del presente artículo se ve al buque con tres y dos mástiles respectivamente. ¿Es posible que fuese transformado durante su vida operativa? ¿Son aquellas licencias que se tomaban los pintores de grabados? Probablemente la segunda pregunta es la correcta.
Hola, trabajo en el centro internacional de buceo, Shark´s Friends en el municipio Nuevitas, provincia de Camaguey, Cuba.
Estoy muy interesado en la historia del hundimiento del Vapor Nuevo Mortera ya que tenemos un sitio de buceo en el mismo lugar donde está hundido el Mortera y hay muchas versiones de su hundimiento.
Quisiera tener una pequeña historia para contar a clientes extrangeros y me interesa tambien pa mi uso personal.
Saludos…
Me gustaría empezar dando la enhorabuena por el artículo, me ha encantado aunque me molesta un poco que se insinúe que la suerte del desastre fue por culpa de mi antepasado el comandante Ybañez cuando no se puede discutir que fue embestido. A lo sumo creo que una serie de circunstancias desafortunadas y el mal juicio de ambos capitanes en el momento anterior del choque dieron como resultado este desastre, aunque sinceramente creo que fue un mero accidente y punto.
Por otra parte, yo también soy militar como mis antepasados pero no hace falta serlo para darse cuenta que en tiempo de guerra la población civil es la primera en ser evacuada, incluyendo funcionarios y por tanto toda la administración queda en manos de militares. Así pues, lógicamente son jueces militares los encargados de la justicia, y en zona de guerra logicamente se hacen consejos de guerra, puesto que lo que sabemos hoy no es lo que se sabía en el momento del accidente y cualquier acción puede ser proveniente de un ataque premeditado.
Por último, quisiera hacer honor a tan honorable antepasado, que no dudó en mantenerse firme y no abandonar el navío hasta ser el último, perdiendo la vida para salvar la de sus hombres, que indicando que nuestro apellido es Ybañez. Un cordial saludo y muchas gracias otra vez por tan completo artículo.
Me gustaría empezar dando la enhorabuena por el artículo, me ha encantado aunque me molesta un poco que se insinúe que la suerte del desastre fue por culpa de mi antepasado el comandante Ybañez cuando no se puede discutir que fue embestido. A lo sumo creo que una serie de circunstancias desafortunadas y el mal juicio de ambos capitanes en el momento anterior al choque dieron como resultado este desastre, aunque sinceramente creo que fue un mero accidente y punto.
Por otra parte, yo también soy militar como mis antepasados, pero no hace falta serlo para darse cuenta que en tiempo de guerra la población civil es la primera en ser evacuada, incluyendo funcionarios, y por tanto toda la administración queda en manos de militares. Así pues, lógicamente son jueces militares los encargados de la justicia, y en zona de guerra logicamente se hacen consejos de guerra, puesto que lo que sabemos hoy no es lo que se sabía en el momento del accidente y cualquier acción puede ser proveniente de un ataque premeditado.
Por último, quisiera hacer honor a tan honorable antepasado, que no dudó en perder su vida para salvar la de sus hombres, indicando que nuestro apellido es Ybañez. Un cordial saludo y muchas gracias otra vez por tan completo artículo.
Estimado Sr.
Gracias por su anotación, y debe usted estar orgulloso de su antepasado. Como ve en el texto, cito que ambos capitanes se comportaron como marinos ejemplares. En el resto no puedo estar de acuerdo con usted, lo lamento.
Atentamente.
Vicente L. Sanahuja
Bien, gracias. Pero piense, por ejemplo, que el»Black out», o disciplina de luces, se sigue utilizando en zonas de operaciones, tanto terrestres como navales. Son tácticas arriesgadas que salvan más vidas que las que se llevan. Saludos. R.S.F.Estrada Ybáñez
Me siento orgulloso de mi apellido Mortera que es de origen italiano de milan eztando desde el siglo 12 en italia teniendo conocimiento de mi primer antepasado el rico comerciante carlo mortera onofre mortera se dirigio despues a cantabrica españa y asturias casandose con la noble española de arceballan de ahi las sigientes generaciones ya nacieron en españa de ahi salio los dos famosos vapores MORTERA de cantabrica españa teniendo como origenes en italia y formando villas con el apellido MORTERA que existen en cantabrica y otros lugares de españa e italia vamos hacer historia sobre el apellido MORTERA onofre mortera un rico militar de origen italiano que pelio con el rey jaime el hermoso dandole el rey el titulo de conde casandose con la noble de apellido de acerballan convirtiendose en los condes de acerballan