LA HISTORIA DEL PUERTO DE HUELVA. (1873-1930), esta escrita por Ana Maria Morrajo Bayo, Doctora en Historia por la Universidad de Huelva y Jefa de la Unidad del Archivo y la Biblioteca de la Autoridad Portuaria de Huelva. Fue editado en 2010 por la Universidad de Huelva. Publicaciones, con el soporte del Puerto de Huelva. Su ISBN es 978-84-92679-29-4 y tiene 787 páginas de intensa arqueología industrial. Hoy nos debemos felicitar todos por disponer de este excelente libro que poco deja al azar. Es fruto de una tesis doctoral y de ella extraemos, sin nada más que poder aportar, la interesante historia de un edificio que se construyo para la vigilancia de la barra. Al ver la foto, debe el lector intentar comprender todos los mundos de soledades y vivencias que allí debieron ocurrir, prácticamente sin transportes que los comunicasen con la ciudad ni la civilización.

Vayamos con la autora para conocer porque se edifico este magnifico punto de control: …”Los edificios y el urbanismo.
En cuanto a la construcción de inmuebles en la zona portuaria, uno de los más importantes en la fase estudiada se dedicó a la vigilancia de la barra. Por estar la canal de entrada alejada de Huelva, se alzó en la proximidad de aquélla una casa para el personal, que verificaba periódicamente los sondeos y se encargaba de comunicar, por línea telefónica, todas las incidencias de la navegación, las observaciones meteorológicas, el estado de la mar y de la draga HUELVA, la disposición de las luces de las boyas, los nombres de los buques que entraban y salían y los accidentes que se desarrollaban en la zona. La obra de la «Casa para los servicios de la barra» se llevó a cabo en su totalidad durante el año 1906; levantada en la misma duna, con armazón y pisos de hormigón armado, sostenida por 16 postes, fue el primer edificio de Huelva en el que se utilizó este material constructivo. Existían habitaciones suficientes para albergar al vigía, a su familia y al personal de sondeos y sus oficinas, un observatorio desde donde se divisaba la barra, las luces de enfilación y gran parte de la ría y se hallaban instalados los aparatos meteorológicos; y por último, un pequeño torreón con terraza.
El proyecto de este edificio se redactó por el ingeniero director Francisco Montenegro y Calle el 23 de noviembre de 1904 y fue aprobado por las Reales Órdenes de 27 de diciembre de 1904, 9 de marzo de 1905 y 1 de febrero de 1906. La recepción de las obras de hormigón se verificó el 24 de abril de 1906 y el resto el 13 de diciembre del mismo año. El sistema de construcción empleado se elogió bastante en su época, pues a pesar de que la Casa estaba enclavada en una duna de arena finísima, que el viento arrastraba con facilidad, no se resintió su estructura ni se produjo perturbación alguna en las corrientes de arena, por estar montada sobre pilares que no presentaban obstáculo al paso de aquéllas.
A renglón seguido, el 3 de diciembre de 1906 se formuló el presupuesto para la adquisición del mobiliario y material meteorológico para la Casa de la Barra, aprobado por Real Orden de 8 de febrero de 1907, por un importe de 7.337,20 pesetas. La edificación se utilizó durante años por el vigía para controlar la entrada y salida de los barcos por la canal del Padre Santo, a la vez que el balizamiento de la ría, procurando que las boyas no se apagaran ni se movieran de su ubicación. Llegó a ser tal la pericia del personal encargado, que, simplemente «a ojo», sabía del cambio de posición de las balizas y, rápidamente, avisaban a la Dirección para evitar un posible accidente. El tumo del vigía duraba una semana; los sábados volvía a su casa y entraba un nuevo compañero, sólo o con su familia -el costo del vigía, su comida, se le hacía llegar a través de barcos de vapor, destacando en estas labores el vapor RABIDA-. Hoy, modernos sistemas de control de la entrada de los barcos a la barra, que han sido adquiridos por la Autoridad Portuaria de Huelva, han dejado obsoleto este sistema de vigilancia y, por supuesto, la Casa, pero no por ello se ha abandonado, pues se trata de un edificio emblemático de la historia del Puerto de Huelva y recientemente ha sido rehabilitado.
También se usaba la Casa de la Barra por el personal de sondeo como centro de apoyo en sus labores batimétricas. Los antiguos sistemas de control de las arenas de los fondos marinos de la ría han evolucionado mucho, desde que se utilizaba un bote y unas cuerdas con pesas para medir, hasta los actuales procedimientos que emplea la entidad portuaria. Estas actividades de sondeos duraban meses y las comunicaciones con Huelva capital no eran fáciles: por barco o una carretera en malas condiciones, teniendo que llevar a cabo un enorme rodeo, puesto que el puente del Tinto no se construyó hasta finales de los años sesenta. De ahí, que el personal de estos trabajos pernoctara en la mencionada Casa de la Barra o en la de los prácticos, cercana a ésta”…
Excelente libro, imprescindible en nuestras bibliotecas, escrito con el detalle y orden correspondiente a la titulación de la autora. Por cierto, en el mismo libro, y si alguien quiere información sobre la reconstrucción de la casa, se recomienda la Revista de la Fundación Municipal de Cultura, del Ayuntamiento de Moguer, en su edición del año 2004, pags. 62-63, en la que aparece un articulo de Antonio Hernandez Robles, titulado “La Casa del Vigia”