AGUA COGE CON RED, QUIEN CONFIA EN PALABRAS DE MUJER
…”Todas las cosas que puedas relatar sobre la Marina Torrevejense, se han perdido y están enterradas bajo el peso de los años transcurridos, y lo único que podrás relatar es una historia de sufrimientos, trabajos y miserias, que nadie te agradecería”…
Antonio Giménez Gallud, extraordinario marino, escribía esta carta a José Huertas Morión, cuando este le pidió ayuda para perpetuar en la memoria la vida marítima torrevejense. Afortunadamente, el Sr. Huertas Morión no hizo caso de la misiva y hoy podemos disfrutar de increíbles libros, imprescindibles en nuestras bibliotecas, que nos recuerdan aquellas historias agridulces. Un familiar suyo tiene una página en Internet dedicada a este gran marino y escritor: Josehuertas.Blogspot.com.es. Debemos añadirla a nuestros favoritos.
Una de las obras maestras de este escritor es, sin duda alguna, Los Ultimos Veleros del Mediterraneo. Torrevieja Marinera, Vol. II, publicada en 1981 (ISBN: 84-7231-607-6). En ella se hace referencia al pailebot ALFREDO, que es el que hoy estudiaremos. El autor cita: …”…”Pailebot de tres palos nombrado: “ALFREDO”.
Propiedad del patrón D. José Rodríguez Reyes.
Este barco había sido construido en el año 1919 y era de unas 188 toneladas de registro.
Anteriormente había pertenecido al consignatario de Almería D. Alfredo Rodríguez, y cuando se perdió en el puerto de Melilla durante el trágico temporal del mes de diciembre del año 1924 pertenecía en propiedad al patrón que lo mandaba D. José Rodríguez Reyes y a los Sres. Ballester de Palma de Mallorca”…
Sus características técnicas, según la Lista Oficial de los Buques de Guerra y Mercantes de la Marina Española, Año 1922, son las siguientes: …”Pailebot ALFREDO; señal distintiva, HBPW; año de construcción, 1919; matricula de Almeria; armador, Alfredo Rodríguez; eslora entre perpendiculares, 20,10 metros; manga, 8,36; puntal en bodega, 3,42 metros; toneladas de registro bruto, 189; registro neto, 181”…
El buque se perdió en el terrible temporal del estrecho que afecto al puerto de Melilla en noviembre de 1924. Este libro lo transcribe de la siguiente manera: …”19 de noviembre de 1924.
Temporal de Levante en Melilla, por José Rodríguez Sala.
El viento del poniente nos favorece para cruzar el canal que separa España de África, tomando como base de partida los Llanos de Almería.
A la vista tenemos las sierras y montes de nuestro Protectorado en el Rif, y cada vez que miramos se va reconociendo con más claridad el Cabo Tres Forcas.
Este cabo está formado por tres puntas que miran al Norte, siendo el límite final de la Península de su nombre, y cuya parte del Este sigue la costa 8’5 millas hasta el Peñón, donde está formada desde su fundación Melilla la Vieja.
Rebasados los farallones y siguiendo en demanda del puerto de Melilla, se van viendo las calas y ensenadas que ofrecen en este trozo de costa unos buenos fondeadores abrigados de los vientos del SW al NW, así como en la costa W de esta península cuenta con las Cala Tramontana y Chaparros para abrigo del Levante.
El monte Gurugú que dista de Melilla 5’5 millas por su parte SW y que es un excelente indicador de los vientos que corren por fuera, nos indica que el celaje agarrado en su parte occidental, es que los ponientes se han entablado. La celajería en esta parte del Gurugú nos tranquiliza y nos alegra por ser indicios de buen tiempo vamos más contentos, en busca de tomar pronto ese fatídico puerto de Melilla.
El viento se hace «lebeche», y tenemos que abrirnos a todo ceñir el aparejo de vuelta a la restinga, pero el viento se queda «frito» y nos recala una racha de «Levante» que nos hace dudar un rato y hasta pensar si debemos meternos en la boca del lobo o amollar otra vez a buscar un puerto andaluz. Melilla con viento del Levante, nos da miedo, le tememos mucho en este mes de noviembre, y es preferible alejarnos del peligro con tiempo suficiente a caer en la trampa que nos presenta el Levante. De nuevo recala otra vez el Poniente y nos hace entrar en Melilla. Esta lucha entre los vientos son las consecuencias indecisas de aciertos en pro o en contra de la elección, y en este caso nuestro, había que decidirse a buscar la suerte de cada cual, tal y como lo manda Dios.
El peor contratiempo fue la espera de turno para atracar a descargar en el muelle, ocupado por el «NUEVO PALMA«, y otros barcos pequeños.
A los dos días se presentó el Levante con toda suavidad, pero el monte Gurugú esta vez tenía los celajes acumulados sobre su falta occidental, indicio poco tranquilizador por tratarse de ser señal de que el Levante ya reina en otras regiones más elevadas. Así fue apareciendo por estas tierras moras con un fin que nadie sabía producir, con suavidad al principio, después con más fuerza, y por último en un tremendo temporal que nos dejó un recuerdo catastrófico.
Era el día 19 de noviembre del año de 1924 cuando al amanecer nos encontramos que nuestro barco el pailebot de tres palos «ALFREDO» se había hundido. La furia del temporal empezó el 18 en la misma con fuertes chubascos de viento y lluvia, recalando una mar gruesa dentro del puerto que determinó en resaca, haciendo saltar cuantos cabos de refuerzos daban los tripulantes del pailebot «NUEVO PALMA» y de los otros barcos atracados al muelle. El primero que se fue sobre la costa pedregosa del cargadero de mineral, fue el pailebot «VIUDA DE ORIVE» de la matrícula de Las Palmas, destrozándose. Después y a las pocas horas era arrastrado al mismo lugar el «NUEVO PALMA» seguido de unas balandras y faluchos que habían atracados al muelle, y que la resaca se encargó de lanzarlos a ese sitio llamado «cementerio de barcos».
Desde tierra pudieron presenciar todos los tripulantes y casi todo el pueblo de Melilla estos fantásticos naufragios que al poco rato sólo se veían los restos de los faluchos y balandras a merced de las rompientes en ese pedazo de muelle.
Los periódicos locales y los de toda España publicaron las noticias de toda la zona del Protectorado, dando detalles del «temporalazo» que azotaba la costa y las tierras africanas.
El parte oficial de Melilla escribía el siguiente texto: «Melilla 20, 9 noche. Todo el día ha continuado el fuerte temporal.
El mar ofrece el mismo imponente aspecto que ayer. Las olas invaden los andenes del puerto que presenta aspecto desolador. Sobre el mar flotan restos de embarcaciones y mercancías. Se ha ido a pique otra embarcación más, el pailebot «ALFREDO» de la matrícula de Almería. Por fortuna, también esta tripulación logró salvarse. Desde los muelles, los tripulantes de los veleros destrozados procuran recoger los restos y objetos que las olas arrojan.
«En los campamentos y posiciones, el temporal ha causado grandes daños. De Alhucemas dicen que las olas han alcanzado 17 metros de altura, destrozando la muralla que unía la isla con la Pulpera». Otra noticia en los mismos días: «Al salir de Palacio, el Marqués de Magaz, manifestó a los periodistas que las últimas noticias de Marruecos daban cuenta de que seguía ignorándose el paradero del guarda-costa «LARACHE» al que continuaba buscando el crucero «CATALUÑA«.
Aquel temor quedaba justificado al convertirnos en náufragos, a unos cuantos marinos torrevejenses. El «NUEVO PALMA» y el «ALFREDO» fueron dados de baja en la flota de Torrevieja; dos hermosos barcos dejaron de existir en el puerto de Melilla, y con ellos nació un recuerdo imborrable en nuestra memoria”…
En nuestro habitual recorrido por las hemerotecas, encontramos en el diario EL HERALDO DE MADRID, edición de 29 de enero de 1924, pagina 4, una anotación referente a una varada, de la que logro salir. El apunte cita: …”Embarranca un Pailebote en el estrecho.
Almería. 28.- En la desembocadura del río Talmanes, cerca de Algeciras, ha embarrancado el pailebote «ALFREDO», de la matrícula de Almería, a consecuencia del violento temporal.
El buque hacia la travesía de Cádiz a Málaga, y llevaba cargamento de hierro viejo. Se cree que podrá ser salvado”…
Su perdida fue recogida por los diarios, pero no con mucha extensión. En el diario EL SOL, edición de 24 de noviembre de 1924, pagina 3, se lee: …”Ha causado penosa impresión el naufragio del pailebote «ALFREDO«, de esta matrícula. No hace muchos días, los armadores vendieron el barco a otros de Mallorca. El barco se botó en 1920”…
Sobre el armador del buque, D. José Rodríguez Reyes, el autor apunta: …”José Rodríguez Reyes. Hermano del anterior, y aunque nacido en Puente Mayorga (Cádiz) criado y casado en Torrevieja en cuya ciudad finalizó su vida.
Fue armador de la balandra «MANUELA RODRIGUEZ» y también del pailebot nombrado «ALFREDO» perdido en el puerto de Melilla durante un temporal.
Hizo un viaje al Caribe, de sobrecargo del bergantín goleta «JOVEN PURA» durante la Guerra Europea del año 1914, e infinidad de ellos mandando, al Norte de España, principalmente a Galicia, con los siguientes barcos, aparte de otros muchos a la costa de Marruecos: Bergantín goleta «JOVEN PURA«; Pailebot «ALFREDO«; Bergantín goleta «SAFFI«; Laúd «SAN JOSE«; Laúd «VENCEDOR«; Goleta «VIRGEN DEL MAR«; Bergantín goleta «MARCELINA«; Bergantín goleta «MONTE CARMELO«; Pailebot «CALA LLONGA»
Era un hombre que le gustaba llevar siempre contenta a su tripulación y un verdadero padre para sus marineros”…