Me pedía que publicase su deseo de que el buque fuese a esa regata y que lo hiciese permanentemente todos los años. Los mejicanos tenían ganas de visitarlo. Estoy seguro que todos los tripulantes del velero, desde su Comandante al marmitón, así lo deseaban también. Espero que siempre muestre nuestro pabellón en el lejano México.

Unos fuertes lazos comerciales aparecieron en la década de los treinta del siglo pasado entre ambos países. Durante los años treinta del siglo XX, el Gobierno mejicano encargo a diferentes astilleros españoles la construcción de un puñado de buques que eran, para aquel Gobierno, el núcleo de su Armada.
La excelente relación comercial entre las dos Repúblicas cristalizo, durante el año 1932, en un acuerdo de construcción naval que fue suscrito, en Méjico, por el Ministro de Guerra de aquella República, Sr. Cárdenas, y el Embajador español Sr. Julio Álvarez del Vayo.
Se concedió un crédito de 70 millones de pesetas a la República de México, mediante la Ley del 28 de diciembre de 1932, que debían ser devueltos por el Gobierno de aquel país en cinco anualidades a partir del 1 de enero de 1934. El Decreto Presidencial de 27 de julio de 1933 sellaba el empréstito y daba luz verde a la construcción de quince unidades que eran un autentico balón de oxigeno para los desatendidos astilleros españoles. Estos buques y la construcción de la flota de Campsa, entre otros, mantuvieron abierta la actividad en nuestra industria de construcción naval.
Dos cañoneros de 1.300 toneladas, el GUANAJATO y QUERETARO se construyeron en la S.E. de C.N. de Ferrol, y otro de la misma serie, el POTOSI, en la factoría de Matagorda. Otros dos cañoneros, el DURANGO y el ZACATECAS se contrataron con la U.N. de Levante y con astilleros Echevarrieta, recepcionando los mejicanos el primero de ellos, pero no el segundo, que, debido a la guerra civil, se queda en España y se renombra CALVO SOTELO. El resto del pedido eran 10 lanchas guardacostas de un tipo muy elegante y rápido que se construyeron en la Compañía Euskalduna de Construcción y Reparación de Buques. Estas son los que estudiaremos en este articulo. Este resumen es un extracto, ampliado técnicamente, de un artículo publicado por la Sra. Mercedes Montero Caldera en la revista Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, Historia Contemporanea, 14-2001, pags. 251-286 que se encuentra integro en Internet, y que narra la correcta labor del embajador español en Mexico D. Alvarez del Bayo.
Según la misma historiadora comenta, …“Los orígenes del Tratado se encuentran en la misión encomendada al comandante de artillería Eduardo Orduña, en agosto de 1924, con el fin de difundir la industria española en Cuba, EE.UU, México, Venezuela, Colombia y Perú”…
Veamos, en el citado artículo, como se desarrollaron los acontecimientos que llevaron a la consecución de tan fabuloso contrato: …”Por el contrario, la concreción de intereses y la rapidez en las negociaciones se impusieron en la firma el 14 de febrero de 1933 de un Convenio Naval entre ambos países, en el que México acordaba la compra de cinco cañoneros y diez lanchas patrulleras que se construirían en astilleros españoles.
En noviembre de 1932 se desplazó a México una Comisión Naval Española, para negociar con su homologa mexicana, llegando el asunto a interesar al propio Calles cuya amistad con el embajador no es de extrañar que influyera positivamente en el resultado final. Las negociaciones no fueron fáciles, las ofertas de otros países -Japón, Italia, Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos- ya se habían estudiado, y hubo reacciones negativas de sus gobiernos, al considerar el proceso como una muestra del favoritismo hacia España. A su vez, en ambos países, el Tratado adquirió el carácter de símbolo de las nuevas relaciones que se convirtieron en el ejemplo de lo que debía ser el hispanoamericanismo eficaz: «(…) si España ha de emprender una política hispano-americana eficiente, ha de ser en México donde se inicie por afinidad racial y política, por su riqueza natural y situación, y por ser la única que ha opuesto resistencia salvaje a todos los halagos y presiones del exterior, mostrándose como la verdadera frontera del Hispano-Americanismo».
Al mismo tiempo, las Cortes españolas aprobaron por unanimidad, el 28 de diciembre de 1932, una ley por la que se concedía a México un crédito de 70 millones de pesetas, destinado al pago de los barcos, que era precisamente el asunto que más había preocupado a la Comisión mexicana.
Los parabienes y felicitaciones mutuas inundaron de discursos las Cámaras legislativas y la prensa de ambos países:«{…) y por primera vez desde que Méjico es independiente, se oyeron en su Parlamento repetidas vivas a España y a su Gobierno republicano».
La Comisión Naval española elogió el papel desempeñado por la embajada de nuestro país y por Álvarez del Vayo: «(…) pudimos darnos perfecta cuenta de la extraordinaria labor desarrollada por nuestra Embajada, y de la situación excepcional que ha llegado a ocupar en aquel país que hará no sólo factible, sino fácil, cualquier gestión de aproximación».
Como es de suponer en una operación de esa envergadura llevada a cabo entre dos estados con serias dificultades financieras -en un clima mundial de depresión económica- las críticas fueron simultáneas a los elogios. La opinión pública mexicana consideró el Convenio completamente oneroso para el país. En concreto no vio con buenos ojos el hecho de que los barcos se construyeran en España, ya que esta parte del acuerdo les privaba de los puestos de trabajo correspondientes y lejos de ser una fuente de ingresos, implicaba la salida de capitales. Los grupos hispanófobos, entre ellos uno denominado R.E.M. (Reintegración Económica Mexicana), aprovecharon la situación y organizaron una campaña antiespañola en la que se repartieron grandes pasquines en zonas claves del país con un texto en el que aparecía como chivo expiatorio Álvarez del Vayo, al que se acusaba de fomentar la hispanofilia y, lo que probablemente más le dolería como embajador, su contribución a engrandecer «el botín de la Conquista».
Paralelamente España, ante sus limitadas posibilidades económicas en la zona, utilizó la vía cultural como vehículo político para ejercer su influencia «espiritual» en Hispanoamérica y lógicamente, en México. En relación a este país, los intercambios culturales también se beneficiaron de la apertura ideológica, amoldándose en cualquier caso a las restricciones presupuestarias y a los prejuicios antiespañoles, bastante justificados en ocasiones, que permanecían en ciertos sectores mexicanos»…
Esta excelente exposición de los hechos, que condujeron a la firma del contrato, nos lleva también a situarnos y comprender la situación socio-política que se desarrollaba en aquellos años.
El hecho tuvo cierta repercusión en la prensa española, y, a modo de ejemplo, incluimos varios artículos del diario La Vanguardia, quien en su edición de 19 de julio de 1933 apuntaba: …»Las construcciones navales para Méjico. En la Embajada de Méjico se ha firmado un contrato para la construcción de barcos por casas españolas, con destino a la Marina de guerra mejicana. Los barcos a construir con arreglo a este contrato son dos cañoneros de 160 toneladas, tres de 1.300 toneladas y ocho lanchas cañoneras. Firmaron el contrato, por España, los representantes de las casas constructoras. Sociedad Española de Construcciones Navales, don Horacio Echevarrieta, Unión Naval de Levante y Euskalduna, y por el Gobierno de Méjico, el presidente de la Comisión, comodoro don Ignacio García Jurado, y teniente de navío don Antonio Vázquez.
En La Vanguardia, edición del 18 de marzo de 1934, se anotaba: …»Bilbao, 17. En los astilleros Euskalduna, han sido colocadas ocho quillas para la construcción simultánea dé otras tantas lanchas guardacostas para el Gobierno mejicano. Las características de estas unidades son: eslora 46’60 metros, manga cinco, puntal tres, desplazamiento 160 toneladas y velocidad 25 y medio nudos por hora.
Irán provistas de dos motores Diesel, de una potencia total de 3.000 caballos. Llevarán un cañón antiaéreo doble en la proa, otro cuádruple en la popa. El acero de alta tensión para cascos, ha sido traído del extranjero, por no fabricarse en España. La entrega de las ocho lanchas que ha de hacerse antes de fin de año, la empresa cree que para noviembre estarán terminadas»…
También en La Vanguardia, del 9 de junio de 1934 se anotaba: …»Industria y Comercio. Autorizando a la Sociedad Española de Construcciones Navales para importar temporalmente por las aduanas de Cádiz, Ferrol, Bilbao y Cartagena, material diverso con destino a la construcción de tres cañoneros para el Gobierno mejicano.
ídem a la Compañía Euskalduna de construcción y reparación de buques, para importar temporalmente por la aduana de Bilbao, 61.874 kilos de chapa galvanizada y 2.914 de chapa estriada, con destino a dos lanchas guardacostas que han de construirse para el Gobierno de Méjico»…
Y finalmente en La Vanguardia, del 12 de abril de 1935, se leía: …»Abanderamiento de dos buques de guerra para la marina mejicana. Bilbao, 10.
Esta mañana se, verificó el abanderamiento de los guardacostas G. 22 y G. 23, construidos para la Marina de guerra de Méjico en los diques de la Compañía Euskalduna.
Asistieron al acto el embajador de Méjico en España, general Pérez Treviño, con su esposa; el cónsul de Méjico, el comandante militar, general González de Lara; el gobernador civil, el alcalde y otras autoridades.
Al izarse el pabellón mejicano, la banda de música del batallón de Montaña número 4 interpretó los himnos nacionales de Méjico y de España.
El comodoro señor García Jurado dispuso que formaran en- cubierta las tripulaciones, a las que dijo que a propuesta del Gobierno y por decreto del Presidente de la República, se confiaba el mando de los guardacostas G. 22 y G. 23 a los ciudadanos tenientes de fragata Armando Furzan y Gabriel Zapos, y Jefe de la escuadrilla, que pronto partirá para Méjico, el capitán Antonio Vázquez del Mercado, a quien todos debían obedecer.
Luego dio las gracias a los presentes por haber contribuido con su presencia a realzar la ceremonia y se congratuló de que en los astilleros de la madre patria, se hayan construido los primeros barcos para la Marina de guerra de Méjico. Terminó diciendo que la tripulación llevaba un grato recuerdo de la hidalguía de este país.
El alcalde pronunció otro discurso, diciendo que, como representante del pueblo de Bilbao, se sentía orgulloso de que las primeras Unidades con destino a la Marina de guerra de Méjico hayan sido construidas en Bilbao»…
Algunas fuentes citan a Don Alfredo Márquez Ricaño como encargado por parte del Gobierno de México de la supervisión en la construcción de los guardacostas.
Sobre su armamento existen diversas versiones, apuntando algunas a un afuste doble de 25 m.m. en proa y un afuste cuádruple de 13,2 m.m. en el combes. Ambos Hotchkiss.
El historiador Juan Luis Coello Lillo tiene un articulo sobre la importación de armamento Hotchkis para el Gobietrno español, del mismo tipo que el utilizado en estos buques, que se puede encontrar, con titulo «Las ametralladoras navales Hotchkiss en la Guerra Civil Española«, en la publicación «Revista Eespañola de Historia Militar«, Nº 34, Abril 2003, pp. 163-171, para todo aquel que quiera consultar sobre este particular.
Alberto Hernández Moreno, en la prestigiosa pagina Histarmar, y en un artículo titulado Una Armada Para Méjico, hace unas interesantes reflexiones sobre estos buques.
En el libro Del Astillero Euskalduna al Palacio de Congresos y de la Musica, editado en 2002 (ISBN: 84-7752-327-4), sus autores, Maite Ibáñez, José Luis Ibarra y Marta Zabala, hacen la siguiente anotación sobre estos buques: …»Precisamente estas últimas, un total de diez con destino al Gobierno de México, representaron un hito en la trayectoria de Euskalduna, al constituir la primera exportación del astillero en material naval. Ya desde 1916 Ramón de la Sota, empresario de audaces iniciativas, pensó en las amplias posibilidades que ofrecía el mercado hispanoamericano. Su intención era entonces construir grandes transatlánticos mixtos, de carga y pasaje, de unas 12.000 toneladas y 14 nudos de marcha, para cubrir una nueva vía de comercio entre Bilbao y las repúblicas sudamericanas. La buena coyuntura de la Gran Guerra hizo que se desestimase la propuesta y se atendiese únicamente al mercado nacional»…
Este libro hace una amplia exposición sobre estos astilleros en donde, aparte de estos diez guardacostas, se construyeron también los patrulleros tipo Inspector de la Compañía Arrendataria de Tabacos.
Esperamos que algún lector, desde el lejano México, nos pueda ampliar más información sobre estos interesantísimos buques.
Fantastico reportaje. Muy documentado, mi enhorabuena.
Enhorabuena a todos los marinos. Mi padre fue un extraordinario marino mexicano, de hecho en el artículo aparece su nombre: «Don Alfredo Márquez Ricaño» como supervisor de la construcción de los Guardacostas Tipo «G-20’s». Mi padre, quien falleció en mayo de 1991, me platicó muchas veces sobre esos excelentes buques, de pequeño tonelaje pero extraordinamente buena calidad. De hecho, revisando sus características, resultan ser los buques más veloces y mejor artillados en muchísimos años en la historia de la Armada de México. Mi padre compartía algunos sentimientos encontrados anti-hispánicos, como muchos mexicanos de la época, plenamente justificados por las vivencias de la guerra de independencia. Sin embargo, al mismo tiempo reconoció plenamente y a cabalidad la gran calidad y tradición constructiva de la industria naval española, y admiraba su buena calidad de diseño y de construcción. Su particular empeño en supervisar y exigir lo mejor para su país, lo llevó a ser primero odiado y luego respetado por su capacidad para revisar y participar activamente en la construcción de los buques. Más de un experto español brindó con él por el feliz término de la obra. Mi padre siempre tuvo una sobresaliente capacidad de motivación para los que trabajaron con él, contagiándoles un inusual entusiasmo por lo bien hecho, reconociendo las fortalezas de cada artesano ó técnico y aprovechándolas al máximo, al tiempo que sienpre supo reconocer y admirar un trabajo bien hecho. El resultado de la construcción de los Guardacostas «G-veintes» como se les llamaba en México, fue que se volvieron legendarios en nuestro país. Al final resultó triste que los norteamericanos los hayan reequipado tan pobremente con el pretexto de homologar los calibres de su armamento y las refacciones de sus motores. Pero un hecho es indudable: como salieron del astillero fueron unos buques muy bien logrados, y perfectamente recuerdo las caras y las expresiones de júbilo que todos los Capitanes y Almirantes de la Armada de México desplegaban apenas alguien mencionaba a los Guardacostas en las reuniones en el Casino Naval ó en casa de alguno de los Almirantes! A esos barquitos se les apreciaba mucho en nuestra Armada. Ha sido un enorme gusto y satisfacción encontrarme el nombre de mi difunto padre, gracias por publicar este artículo. ATENTAMENTE: Alfredo Márquez Claussen, hijo del extinto Almirante Alfredo Márquez Ricaño de la Armada de México.
Estimado Sr.
Muchisimas gracias por sus amables comentarios.
Atentamente
Vicente L. Sanahuja
Me parece importante el texto, debo mencionar que en el Municipio de Cañitas, Zacatecas, se manifestó el movimiento R.E.M. en contra del acuerdo entre ambos países, a tal grado que encarcelaron y llevaron a juicio a un pequeño grupo de personas que estaban integrando un comite de la R.E.M.
El artículo me resulta más que interesante, ya que soy sobrina nieta del Comodoro Ignacio García Jurado y su vida siempre me ha parecido apasionante. Estaría más que agradecida si pudieran enviar a mi correo algunas fotografías de mi tío abuelo a bordo de alguno de estos barcos G-20 que yo conocí anclados en el Puerto de Veracruz. Creo que a lo largo de toda la historia universal, este ha sido el único caso en que un país construyó la totalidad de su flota de guerra en otro y más aún a través de un préstamo. Saludos desde México.
Estimada Señora
Desafortunadamente no dispongo de mas fotos que las que ilustran el articulo
Si algun lector dispone de mas fotos o informacion, gustosamente las pondremos en el articulo
Muchas gracias por su atencion
Vicente
Buena tarde.
Mi abuelo paterno, Contralmirante Alejandro Hurtado y Nuño, fue el comandante del guardacostas G-20 que zarpó del puerto de Bilbao. Posteriormente, fue Comandante de la Zona Naval encargado de la seguridad de los puertos mexicanos del Golfo de México; en esa ocasión comandando el G-27.
Tengo una foto de ese guardacostas; si gusta se la comparto
Hola Carmen, estoy haciendo una investigación del Comodoro Ignacio Garcia Jurado. Sobre todo me interesa un momento donde su esposa al parecer patrocino (inauguro) un barco llamado USS Paricutin en 1945 por parte del consulado mexicano en Washington D.C.
Cualquier información que me puedas brindar me seria de mucha utilidad.
De antemano gracias por tu tiempo
Buen dia, quizas le interese este dato. Saludos de Tampico. Paricutin (AE-18) was laid down under Maritime Commission Contract, 7 December 1944 by North Carolina SB Co., Wilmington, N.C. as MC hull 1708; launched 30 January 1945; sponsored by Senora Arias De Garcia Jurado, Mexican Embassy, Wash., D.C.; acquired and commissioned 3 March 1945.
Mi distinguido y honorable don Armandus, tengo fotografia donde tu y yo navegabamos en un G20, en tanto tu tomabas altura de sol y yo anotaba, Saludos. Arnulfo (el viejo cascara.
Estoy en Facebook y mi querido guajolo, no te he podido encontrar. Saludos desde Australia.
MUY INTERESANTE EL REPORTAJE, QUEDA DE MANIFIESTO EL TRABAJO, ESFUERZO Y DEDICACIÓN DE NUESTROS ALMIRANTES, CAPITANES, OFICIALES ,CLASES Y MARINEROS.
ME PARECE HABER LEÍDO EN LAS MEMORIAS DEL ALM. ALVARO SANDOVAL PAULLADA LAS PERIPECIAS Y AVENTURAS DE ESOS GUARDACOSTAS CUANDO CRUZARON EL OCÉANO HACIA NUESTRO CONTINENTE. MI ABUELO FORMO PARTE DE ESAS TRIPULACIONES.
ESPEREMOS NOS COMPARTAN MAS, SALUDOS !!!