Uno de sus muchos trabajos es un libro titulado LA CASA HAMILTON. UNA EMPRESA BRITANICA EN CANARIAS. 1837-1987. Un trabajo muy notable de investigación y un must para todos aquellos que deseen profundizar en la red socio-económica que esta honorable familia estableció en las Islas Canarias. El libro se edito en Santa Cruz de Tenerife en el año 1989 y su ISBN es: 84-404-5194-6.

En este libro nos basaremos para hablar de la goleta MARTE, perteneciente a la pequeña flota de veleros que creo la Compañía, en sus mismos astilleros, durante los años de esplendor y miseria de la Gran Guerra. Veamos las anotaciones del autor sobre este buque: …»En segundo lugar, los Hamilton construyen el primero de una serie de veleros: el MARTE.
Fue botado el 24 de Agosto de 1917 en su varadero de Santa Cruz, con asistencia de numeroso público. Construido con madera de pino del país y riga, la quilla, sobre-quilla, roda, codaste y timón eran de bronce. Poseía tres mástiles. Era una embarcación tipo goleta. Su registro bruto sumaba 249,46 toneladas y su tonelaje neto era de 202,85. Estaba preparado para la instalación de un motor de gasoil. Su valor acaparaba ese año el 41% de la nota de Hamilton. Las gabarras seguían reuniendo el mayor porcentaje, un 51%. El remolcador y los botes representaban el valor restante.
En 1918, esta estrategia inversora se refuerza, mediante la construcción de otros tres veleros. El más preciado de todos, por nombre DIANA, fue botado en el varadero de Hamilton el 10 de Mayo de 1918. Poseía dos mástiles y era un barco tipo pailebot. Desplazaba 141,13 toneladas brutas y 106,48 netas. Como el otro velero, era de madera con los accesorios de bronce. Poseía un motor auxiliar Kromhout de 70 caballos, de gasoil.

El balandro GRANADILLA fue igualmente construido en el varadero de la firma ese año. Los materiales utilizados eran los mismos. Poseía 215 toneladas de registro bruto. Estaba preparado para la instalación de un motor auxiliar semejante al anterior. Finalmente tenemos el balandro JORGE V, fabricado en el mismo lugar con idénticos materiales. Desplazaba entre 300 y 350 toneladas brutas. Estaba equipado con un motor auxiliar Skandia, de 60 caballos, de gasoil.
Estas nuevas adquisiciones hicieron subir la importancia de los veleros en el conjunto de la flota de Hamilton en 1918: un 74% del total. Les seguían las gabarras con un 22%. En cuanto al uso de estas embarcaciones, las cuentas del MARTE y de la DIANA nos hablan de la misión cumplida por estos veleros durante los años de guerra.
El MARTE realizó tres viajes en 1917-1918. El primero duró diez meses y transcurrió entre Tenerife-La Palma-La Habana-Pensacola (EE.UU.)-La Habana-Las Palmas y Tenerife. De América transportó tabaco y azúcar a Canarias. En el segundo viaje, iniciado el verano de 1918, navegó a Barcelona-Palma de Mallorca-Barcelona, transportando madera. En el tercer viaje hizo la ruta Barcelona-Valencia-Cette-Barcelona-Valencia, con arroz, madera y otras mercancías»…

Después de este interesante apunte, de un libro del que esperamos tener el permiso del autor para hablar sobre los comienzos de los negocios de esta saga en Canarias, vamos ahora al libro 19 MERCANTES Y UN DESTRUCTOR, en donde su autor, Ricardo Álvarez Blanco, al hablar del viejo vapor MARTE en el que estuvo embarcado, da un recuerdo para los buques que habían llevado el mismo nombre en la Marina Mercante española. De la goleta MARTE, hace el siguiente e interesante comentario: …»La goleta MARTE de tres palos y casco de madera, diseñada por Elías Ramos Munguía y construida en los Varaderos de Hamilton de Santa Cruz de Tenerife, en 1917, medía 41, 50 metros de eslora total, 8,48 de manga y 4,32 de puntal, 249 toneladas de registro bruto y 293 netas con un desplazamiento de 596 toneladas métricas, 450 de peso muerto y 440 metros cúbicos de capacidad de sus bodegas. Tras espectacular y concurrida botadura, asistida por dos remolcadores de vapor según fotografías de prensa de aquel tiempo, quedó arbolada y lista para navegar hasta Arrecife de Lanzarote y tomar su primer cargamento de cebollas con destino a Cuba. Después de una serie de vicisitudes relatadas por otros cronistas, fue reformada, dotándola de un motor diesel de 294 caballos efectivos y perdió sus tres masteleros, dedicándose al tráfico interinsular canario y algunos viajes a la costa africana, entre largos periodos de amarre en el Puerto de La Luz. Posteriormente realizo cruceros turísticos costeros por el Sur de Gran Canaria y tras otra etapa amarrada, arrumbó a Dakar donde se perdió su pista. Su nombre ya había desaparecido de la Lista Oficial de Buques antes de 1973″…
La botadura fue, en aquellos años de conflicto, todo un acontecimiento. La narra, con interesantísimos datos, el diario LA PRENSA: diario republicano, Año VII, Número 2341, edición de 20 de junio 1917, que cita: …”Botadura de la goleta MARTE. En el varadero de los señores Hamilton.

Después de luengos años, que han sido de ocaso para la navegación a vela, los varaderos de esta capital, antaño activos y rumorosos, han lanzado un nuevo buque a las aguas de nuestra bahía. Altivo y orgulloso, proa a tierra de la que cortes despediase, se deslizo suavemente por la grada y abrió surco con la quilla en el mar.
Allí quedo un rato, cubierto de gallardetes y oriflamas, meciéndose orgulloso. Luego, a remolque, navego hacia el muelle, dejando una estela que unía el varadero y el dique, en ese momento mas que en otro alguno, simbólicos polos representativos de la industria y el comercio. Y entre ellos, sobre la estela, el buque, enlace y vehiculo de esas dos actividades del humano progreso.
Jamás se trabajo en la industria naval con tan febril ardor como ahora. Mientras unos hombres se entregan a la destrucción con insensato encono, otros trabajan incansables en nuevas construcciones. El mundo construye doble número de buques que en su época de mayor fabricación. La balanza del trabajo humano permanece en equilibrio. Cada buque hundido es reemplazado por otro. Y son vanos los esfuerzos de unos hombres, por acabar quizá para siempre el trabajo de todos los demás.
Este buque que acaba de lanzarse al agua, representa la cooperación de Santa Cruz de Tenerife a esa obra de la actividad mundial. Pequeña y modesta, pero honrada y noble como obra de paz y de progreso.
La nueva goleta MARTE, construida en los varaderos de San Antonio, ayer botada al agua, mide de eslora 38,00 metros, 8,70 de manga, 5,00 de puntal y 3,96 de calado medio. Su tonelaje de arqueo es de 400 toneladas y la capacidad de su bodega corrida es de 400 metros cúbicos.
Llevara aparejo de goleta, de tres palos, de 27,00 metros de longitud. Los palos constituyen una obra de carpintería que honra a los talleres del varadero. Esta formado cada palo por 64 piezas ensambladas admirablemente.
Montara este buque dos motores auxiliares, a gasolina, de 70 caballos y doble hélice. Para el achique lleva dos bombas de cuatro pulgadas de paso.
El casco, de líneas finas y elegantes, ha sido construido con pino de tea, de La Palma.
Planeo el buque y dirigió su construcción, en la que se ha invertido un año, aproximadamente, el notable maestro director de los varaderos don Elías Ramos Murguía, al que secundo en sus trabajos el maestro ayudante don Santiago Guerra.
Las obras de herrería que lleva la nave fueron hechas en los talleres de los señores Hamilton, que dirige el maquinista naval don Enrique Marco.
El MARTE quedara completamente terminado y en disposición de emprender su primer viaje, en el plazo de un mes. Antes del MARTE, el último buque de altura construido en Santa Cruz, fue la brickbarca VICTORIA, hace 35 años.
La ceremonia de la bendición del MARTE que precedió a la botadura, estuvo a cargo del párroco de San Francisco, don Juan batista Fuentes. Fue padrino de la nueva nave don Guillermo Mac-Kay.
Entre las autoridades asistentes al acto, recordamos al comandante de Marina, señor Monreal, segundo comandante, señor Garay, comisario regio de Fomento, diputado provincial, señor Marti, cónsul y canciller de Cuba, cónsules de los Estados Unidos y de Portugal, vicepresidente del Cabildo, don Martín Rodríguez, contraalmirante de la Armada, señor Navarro, ingenieros señores Galván y Vallino, jefes de casas inglesas, señores Bedford y Jary y un gran numero de personas cuyos nombres seria imposible enumerar.
Los señores Hamilton obsequiaron espléndidamente a los invitados al acto y a los directores y obreros que intervinieron en la construcción del buque”…
En el año 1935, y según la LISTA OFICIAL DE BUQUES de ese año, Hamilton ya solo poseía la DIANA.
Mi abuelo fué el último dueño de este bonito barco, ahora a los 74 años recuerdo con añoranza los viajes que hice de niño en este barco.
Estimado Sr.
Gracias por su comentario.
Si tiene vivencias o fotos que quiera compartir estamos a su disposición
Vicente
Su abuelo se llamaba andres caballo por que lo conocí cuando teníaII la evaluación
Mi abuelo fué Juan Ceballos Martín, dueño del motovelero «MARTE». Actualmente mi tio Andrès Ceballos García vive cerca de la playa de Las Canteras y afortunadamente goza de buena salud. Saludos.
Juan Pablo; Tu abuelo ¡¡ era hermano de mi abuela, Consuelo Ceballos Martin, asi, que algo de parentezco tenemo, o eso creo , Mi abuela vivia en la Calle Taliarte, y vendia cupones de la O.N.C.E. , junto en la esquina de Taliarte con Princesa Guayarmina, Tambien era Familia Los Ceballos del Bazar de esta misma calle , Hablo de Princesa Guayarmina Yop Recuerdo de muy pequeño, me subia al Marte, que estaba atracado en la entrada del Muelle Pesquero en su margen de la derecha, alli permanecio mucho tiempo, Un Cordial saludo ¡¡
Los recuerdo a todos y sobre todo a tu tío el capitán que era Andres Ceballos, saludos.
Puede que seas familia de Don Manuel Molowny y Dña. Celia a quienes conoci de jovencito en S/C de Tenerife, fueron amigos de mi abuelo Juan Ceballos quien fué el dueño del motovelero «MARTE».
Yo también era nieta de Juan Ceballos Martín, y prima de Juan Pablo Falcón Ceballos, y recuerdo cómo de pequeña mi padre, Antonio Ceballos García, me llevaba con mis hermanos al muelle a ver el precioso barco de mi abuelo: El Marte, con sus tres preciosos mástiles.
Estoy es mogan hablando con Cristóbal del Rosario y ve el comentario de sus primos y aporta al grupo sus vivencias en el Marte. Dice que su primo Andrés el cambao ha crecido 2 cm y está hecho un gentleman
En realidad la goleta Marte fue botada el 19 de junio a las 11 y media de la mañana. Puede comprobarse si se consulta, por ejemplo, la Gaceta de Tenerife del día siguiente donde se describe perfectamente la foto que ilustra ese hecho en este artículo. Otros artículos previos y posteriores lo corroboran. Quizás agosto fuera la fecha en que quedó termianda con aparejos incluídos.
http://jable.ulpgc.es/jable/gaceta.de.tenerife/1917/06/20/0001.htm?palabras=velero+marte
Estimado Sr
Muchas Gracias por su documentada correccion
Atentamente
Vicente
Yo navegue en este velero en mi servicio militar en plena Guerra Ignorada desde Sidi Ifni a Santa Cruz de Tenerife a cargar caña de azúcar y después de pasar dos días en este puerto me llevaron a Las Palmas de Gran Canaria que para trasladarme a la Península.
El motivo fue, que haciendo el servicio militar en el Regimiento de Cazadores de Montaña me ofrecieron llevar Reclutas desde Lerida a Sidi Ifni el mes de Marzo 1956 al desembarcar e la playa de Sidi Ifni me encontré con el Día de la Independencia de Marruecos en plena Guerra del levantamiento contra España pasados unos dias en la playa pude contactar con el Capitán del Velero el cual acepto mi pasaporte de viaje ,,
Soy la nieta mayor de Juan Ceballos Martín, conocí al capitán del Marte que era D. Manuel Miranda un caballero muy agradable y educado lo recuerdo perfectamente y eso que era a finales de los 50 y principios de los 60 y el Sobrecargo era Francisco Ceballos hijo de mi abuelo Juan. Me acuerdo mucho de cuando íbamos al muelle de Santa Catalina a ver llegar el barco que venía de otras islas con la carga que le habían contratado.
Mi abuelo tenía 13 hermanos así que hay muchos Ceballos que somos familia aunque no nos conozcamos.
Un dia, cruzando el puente que está a la altura del club náutico vi a un señor que venía de frente igual que mi abuelo Juan, me quedé tan sorprendida que no fui capaz de decirle nada.
Podria ser un sobrino, de los muchos que debe haber con una familia tan grande.