EL CRUCERO RAPIDO ALMIRANTE CERVERA Y D. SALVADOR MORENO FERNANDEZ

Los libros OBRAS. S.E. de C.N. son una de las mejores fuentes de información y de fotografías sobre los buques de guerra construidos en los primeros programas del siglo XX. Hoy estudiaremos el crucero rápido ALMIRANTE CERVERA, gemelo del PRINCIPE ALFONSO y del MIGUEL DE CERVANTES, ya vistos en esta pagina web. Sobre estos cruceros, conocidos como Tipo F, en el libro del año 1922, leemos: Nuevos Contratos con el Estado. Continuación del 2º Programa naval.
Cruceros Rápidos.
Conforme con lo expresado en la Ley del 17 de febrero de 1915, que autorizaba la construcción de cuatro cruceros rápidos, el Ministerio de Marina, en virtud del contrato de 24 de febrero de 1916, requirió a la Sociedad para presentar nuevos proyectos de buques de esta clase, con objeto de proceder a la construcción de las dos unidades que faltaban para completar las cuatro del Programa.
Se remitieron a la Superioridad planos y especificaciones de barcos de este tipo con las mejores disposiciones posibles, para, una vez aprobados, verificar la construcción de los mismos en el Astillero de Ferrol.
Examinados los proyectos, fue aprobado el proyecto F de crucero rápido de 7.975 toneladas de desplazamiento y 33 nudos de velocidad, y firmada la orden de ejecución de los buques en 14 de julio de 1922.
La situación actual de las obras de estos cruceros es la siguiente: Crucero rápido «PRINCIPE ALFONSO» (tipo F. Se puso en grada la quilla el 28 de noviembre de 1922 y al présente tiene enramadas la casi totalidad de las cuadernas, colocada la cubierta de plataforma y varios mamparos, parte del doble fondo, forro exterior y otras obras del casco.
Crucero rápido «ALMIRANTE CERVERA» (tipo «F»).-La quilla se puso en grada el 14 de abril del corriente ano, y como estaba preparada una gran cantidad de material de acero para el casco, seguramente adelantarán las obras del mismo con mucha rapidez.
Para las máquinas principales de estos buques están ya fundidas varias caías para las turbinas, y están pedidas todas las piezas de forja de importancia para esta maquinaria.
La mayor parte de la maquinarla auxiliar está pedida y acopiado el material para las calderas.
En talleres se procede al prensado de planchas para los elementos de calderas, cuyas operaciones se encuentran muy adelantadas.
Están pedidos los elementos para toda la artillería de estos buques.
El mismo libro comentaba los trabajos realizados en los Talleres de Reinosa: En la actualidad tienen en trabajo las forjas grandes para la maquinaria de los nuevos cruceros tipo F y de los cabezas de flotilla, teniendo preparados los modelos y fundido el primer arbotante, para los indicados cruceros.
En el libro OBRAS. S.E. de C.N. 1923, leemos: Crucero Rapido ALMIRANTE CERVERA.
Tiene colocadas en la grada las quillas, roda, codaste, cuadernas; baos de la cubierta baja, de la alta y del castillo; todo el forro interior y casi todo el exterior y se está colocando el blindaje de los costados.
Los ejes propulsores estarán pronto en talleres para su labrado y ajuste, y las turbinas de
A. P. y B. P. están fundidas. Los condensadores tienen las planchas curvadas y se están armando.
Respecto a la artillería, se encuentra la de este buque en la misma situación que reseñamos en el crucero PRINCIPE ALFONSO.
El mismo libro, sobre los trabajos en los Talleres de Reinosa, apunta: Obras para buques. —Con destino a los distintos buques, que construyen los Departamentos de la Sociedad, se han entregado gran número de piezas de forja y moldeadas, entre las cuales merecen citarse, por su importancia, los ejes intermedios y de empuje, ejes de rotores y de las ruedas de engrane, discos de rotor, aros de empaquetado, etc., con destino a los cruceros PRINCIPE ALFONSO y ALMIRANTE CERVERA, que se construyen en Ferrol….
…De piezas moldeadas se ha entregado a estos Departamentos un gran número de válvulas y accesorios diversos para tuberías, mereciendo especial mención entre las diversas piezas moldeadas, por su gran volumen y peso, los arbotantes, bocinas y escobenes para los cruceros PRINCIPE ALFONSO y ALMIRANTE CERVERA…
En el libro OBRAS. S.E. de C.N. 1925, sobre los trabajos en el astillero de Ferrol se cita: Crucero Rápido ALMIRANTE CERVERA.- Fue lanzado al agua el 16 de octubre de 1925. Están montadas a bordo las ocho calderas y la maquinaria auxiliar, y se procede al montaje de las principales con sus tuberías y demás accesorios.
Todos los servicios auxiliares del buque están muy adelantados, encontrándose la artillería en fabricación y buen estado de adelanto.
En el libro OBRAS. S.E. de C.N. 1928, leemos: Crucero ALMIRANTE CERVERA.
Terminadas las instalaciones de maquinaria, tuberías y servicios auxiliares, este buque efectuó satisfactoriamente sus pruebas sobre amarras en marzo de 1928.
A principios de junio realizó todas sus pruebas de mar con resultado altamente satisfactorio, llegando a alcanzar, en las de toda fuerza, la máxima velocidad de 34,4 millas por hora, velocidad superior en 1,4 millas a la exigida en el contrato.
Después de efectuado el montaje de la artillería, se realizaron con excelente éxito las pruebas de la misma, y seguidamente fue entregado el buque a la Marina, en 15 de septiembre de 1928.

A partir de este momento empieza la carrera de un guerrero que, debido a las circunstancias, le toco ser verdugo ocasional los propios ciudadanos a los que debia defender. Veamos como fue su historia.
Juan B. Robert fue un escritor y articulista especializado en temas marítimos, algunos de cuyos artículos ya hemos transcrito en esta página web, que publico gran numero de opiniones en diarios y revistas especializadas, La Vida Marítima entre otras.
En el TOMO 168, de abril del AÑO 1965, publico en la REVISTA GENERAL DE MARINA un articulo titulado Una Benemérita Carrera de Treinta y Seis Años. Se refería a la vida del crucero rápido ALMIRANTE CERVERA. El articulo es interesante en si mismo, pero, desafortunadamente, esta escrito con la pluma envenenada de la prosa del régimen totalitario que se estableció tras la guerra civil. No entro en política, ya que no es este el sitio, pero cuando leo en estupendos artículos las palabras rojo, generalísimo, cruzada y otras sandeces, se me pone la piel de gallina. Aquella guerra fraticida provocada por puños y palmas en alto, gatillo fácil y sin el menor sentido común, es algo que no me provoca ninguna motivación histórica. Mejor olvidar.
La historia es la historia, y sobre el crucero ALMIRANTE CERVERA, el articulista apunta: El Crucero ALMIRANTE CERVERA.
Con el acto, solemne en su sencillez protocolaria, celebrado en El Ferrol del Caudillo el 6 de enero último, al arriar el crucero ALMIRANTE CERVERA la insignia del Contralmirante Jefe de la Agrupación Naval del Norte, llegó a su punto final la vida de treinta y seis años en el servicio activo de la Flota de un navío de tan brillante y feliz prosapia, merecedor de la añoranza de un memento.
Por la Orden Ministerial de 24 de diciembre anterior pasó el CERVERA a primera situación, en la que le precedieron escaso tiempo las dos unidades similares de la terna de excelentes cruceros construidos por la Sociedad Española de Construcción Naval. El MIGUEL DE CERVANTES se hallaba inmovilizado en Cartagena desde 1959, afecto al Centro, de Adiestramiento, y la Orden Ministerial de 19 de mayo de 1964 dispuso su desarme y desguace.
Según Orden Ministerial de fecha 2 del mismo mes de mayo, el GALICIA, antiguo PRINCIPE ALFONSO, transitoriamente denominado LIBERTAD durante la República, ha pasado a situación de disponibilidad, de estación permanente en Cartagena sustituyendo al MIGUEL DE CERVANTES.
Pertenecían el PRINCIPE ALFONSO y el CERVERA al grupo de construcciones ordenadas por la Ley Miranda de 17 de febrero de 1915, que además proyectaba seis destructores, 28 submarinos, tres cañoneros, 15 pequeños guardacostas y determinadas obras fijas en las Bases Navales, con un presupuesto de 230 millones de pesetas en total. Pero caducó en 31 de diciembre de 1921 el plazo de seis años de vigencia de la Ley, cuando tan sólo se había gastado la mitad de las consignaciones presupuestarias y las construcciones emprendidas se encontraban demasiado retrasadas por el imperativo de los trastornos acarreados por la guerra mundial y el enorme aumento sufrido en los precios de la construcción naval.
La Ley de 11 de enero de 1922, refrendada por el Ministro de Marina señor Marqués de Cortina, vino a revalorizar la de 1915, prorrogando sus plazos y ampliando los créditos a invertir hasta la total ejecución de las construcciones planeadas, revisando su coste total hasta el límite de 450 millones de pesetas. La principal modificación que en definitiva se operó en cuanto a los buques proyectados fue que los 28 submarinos quedaron reducidos a 13, el primero de ellos adquirido en Estados Unidos y los demás construidos en Cartagena.
La construcción del MIGUEL DE CERVANTES, tercera unidad de la serie, se autorizó por Decreto-ley promulgado el 31 de marzo de 1926.
La iniciativa de conceder al segundo crucero del plan de 1915 el nombre de ALMIRANTE CERVERA revistió el carácter de espontáneo sufragio, manifestado en la Prensa por las coincidentes sugerencias de escritores prestigiosos amantes de la Marina, deseosos de honrar así la imperecedera memoria del insigne
don Pascual Cervera Topete, Almirante de la Escuadra (cuatro cruceros y dos pequeños destructores) que el 3 de julio de 1898 hubo de sucumbir fatalmente, al batirse en condiciones tan manifiestas de inferioridad numérica, de potencia artillera y posibilidad de maniobra, que resultaba ser de uno contra cuarenta, como H. A. Gosnell escribió en la revista United States Naval Institute Proceedings, portavoz de la opinión naval norteamericana, comentando la batalla de Santiago de Cuba al cumplirse su XXX aniversario.
Entre nuestros adversarios de entonces abundaron las voces de máxima autoridad en la materia, que expresaron en términos del más caluroso elogio su admiración ante la conducta de Cervera y sus heroicos marinos en Santiago de Cuba. Evans, Comandante, en la batalla, del
buque insignia IOWA, recibió a bordo en concepto de prisionero a Cervera, calificándole de héroe y realizador de una de las más relevantes hazañas de la historia naval. Daniels, Secretario que fue de Marina del Gobierno de Washington, dijo en ocasión pública que el pueblo americano idolatraba el recuerdo de Cervera. El Almirante Mahan, autor del famoso libro INFLUENCIA DEL PODER NAVAL EN LA HISTORIA, escribió que Cervera se hizo a la mar con sus cuatro valientes cruceros, sentenciado irremisiblemente por la locura y el falso orgullo nacional, que, se manifestaba en forma de presión política, sorda a todo juicio procesional y de experiencia militar.
El diario New York Herald, en fecha contemporánea de aquellos acontecimientos, afirmaba que Cervera, con su derrota, consiguió para su patria la honra que no supieron proporcionarle sus gobernantes.
El combate naval de Santiago de Cuba fue una derrota para España, como lo había sido Trafalgar, los dos broches sangrientos, que abren y cierran en el siglo XIX los avatares de 1a Marina española; pero, como nos decía el P. Alberto Risco, S. J., fiel biógrafo de Cervera, las glorias verdaderas y legítimas brillan lo mismo veladas por la gasa, negra del luto que cuando hieren nuestros ojos con los destellos de la victoria.
El 14 de abril de 1923 se empezó a colocar la quilla del ALMIRANTE CERVERA en la grada que había ocupado él casco del crucero MENDEZ NUÑEZ, en los astilleros del Arsenal ferrolano.
A mediodía del 16 de octubre de 1925 se verificó la botadura, actuando de madrina doña Andrea Larredondo, esposa del Capitán General del Departamento, Almirante don Emiliano Enríquez, el cual representaba en el acto a S. M. el Rey don Alfonso XIII.
Tres años después del lanzamiento emprendió el nuevo crucero el período de pruebas reglamentarias, con pleno éxito, y una vez terminadas, y completado su alistamiento lo recibió la Marina el 15 de septiembre de 1928.
El 29 de abril del año siguiente se celebró en Cádiz, con los honores de rubrica, la ceremonia de entrega al buque de la valiosa bandera de combate que la Diputación Provincial gaditana le donaba en atención a que Cervera fue nativo de la provincia. Actuó de madrina doña Rosario Cervera Jácome, en representación de su madre, doña Ana Jácome, viuda del Almirante cuya memoria se honraba. El Comandante del crucero, don Ángel Ruiz de Rebolledo, recibió de manos de la madrina el donativo de unos títulos de la Deuda destinados a premiar con su renta, el día de la Virgen del Carmen de cada año, al marinero de la dotación del navío que más se hubiera distinguido por su buena conducta.
En el mismo día de la recepción de la bandera se hizo a la mar el ALMIRANTE CERVERA rumbo a Cuba, conduciendo a bordo la Delegación extraordinaria, presidida por el Ministro de Marina, Contralmirante García de los Reyes, que había de representar a España en la toma de posesión de la Presidencia de aquella República por Gerardo Machado. Previas, escalas en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, el crucero llegó a La, Habana el 16 de junio, día siguiente de rendir allí su raid aéreo los aviadores españoles Jiménez e Iglesias. Los marinos españoles tuvieron en la isla una cordial acogida del mundo oficial, colonia española y numerosos amigos de la antigua madre patria., y en todas partes se vieron rodeados de expresivas manifestaciones de la simpatía popular. El recuerdo de la heroica gesta de nuestra Escuadra en Santiago no se había extinguido en la Perla de las Antillas.
Los años sucesivos hasta el Alzamiento estuvo el ALMIRANTE CERVERA permanentemente en tercera situación, formando en la División de cruceros según las anuales Leyes de Fuerzas Navales que entonces eran de precepto constitucional, y participó en todas las maniobras y ejercicios tácticos que se realizaron. Las más importantes maniobras fueron las del otoño de 1929, que reunieron medio centenar de buques de la Flota en el Mediterráneo, yendo S. M. el Rey
a bordo del INFANTA CRISTINA, de la Trasmediterránea, desde cuya motonave presenció el espectacular desfile naval en aguas de Valencia el 15 de octubre, que puso fin a los ejercicios.
En los primeros días de la Cruzada la situación marítima se presentaba gravemente adversa para la causa nacional acaudillada por el Generalísimo Franco. Quedaba en poder de los rojos la mayor parte del litoral peninsular en todo el Mediterráneo, en el Cantábrico desde Ribadeo al Bidasoa, y eran suyos la isla de Menorca, los territorios del Golfo de Guinea, El Ferrol, las rías gallegas, el archipiélago de las Canarias, la Base Naval de Cádiz, el norte de África y la isla de Mallorca quedaron libres de dominio rojo. De los buques de la Armada, la sublevación de la marinería y los asesinatos de Jefes y Oficiales hizo dueño al marxismo del
acorazado JAIME I, cruceros LIBERTAD, CERVANTES y MENDEZ NUÑEZ; de todos los destructores —a excepción del VELASCO—, los doce submarinos y la mayoría de las unidades menores. Los que .alcanzaron el honor de izar la bandera bicolor auténtica, salvando, eso sí, situaciones muy críticas, fueron el viejo acorazado ESPAÑA (ex ALFONSO XIII), que se hallaba en el arsenal ferrolano en expectación de probable desguace; cruceros ALMIRANTE CERVERA y REPUBLICA (ex REINA VICTORIA EUGENIA), que recibió el nombre de NAVARRA); el destructor VELASCO; cuatro torpederos de la serie numerada; cañoneros CANOVAS DEL CASTILLO, DATO y LAURIA; los escuelas JUAN SEBASTIAN DE ELCANO y GALATEA, y alguna unidad menor. Aparte de los buques en construcción en El Ferrol, cruceros CANARIAS y BALEARES y cuatro minadores y el cañonero CALVO SOTELO, de construcción en Cádiz.
El crucero ALMIRANTE CERVERA ocupaba el dique seco del arsenal ferrolano el 17 de julio cuando, a pesar de la rigurosa censura oficial, empezaron a conocerse en la plaza las noticias del alzamiento, del Ejército de África, la marinería desmandada, con la ayuda del populacho rojo, pretendió, con éxito inicial, apoderarse de los navíos de guerra fondeados en la bahía y Arsenal, el valetudinario acorazado ESPAÑA, inmovilizado allí desde hacía más de cuatro años; el CERVERA, el VELASCO, afecto a la Escuela de Tiro de Marín, recién llegado a El Ferrol para reparar.
Los cruceros LIBERTAD y CERVANTES habían zarpado de Ferrol los días 18 y 19 por orden del Gobierno de Madrid, con la misión de impedir el paso del Estrecho de Gibraltar a las fuerzas de Marruecos que intentaran desembarcar en la Península.
El 21 todavía se hallaba el CERVERA en manos de la marinería roja. En el libro LA GUERRA EN EL MAR (HOMBRES, BARCOS Y HONRA), escrito por los hoy Capitanes de Fragata don Fernando y don Salvador Moreno de Reina, basado en las Memorias inéditas de su ilustre padre, el Almirante don Francisco Moreno Fernández, primer Marqués de Alborán, Jefe de todas las Fuerzas Navales que operaron en la Cruzada, se describen detalladamente los acontecimientos de aquellas dramáticas jornadas en El Ferrol.
El Capitán de Fragata don Salvador Moreno, actual Almirante, hermano de don Francisco, se encargó de liberar el ALMIRANTE CERVERA, arriesgando materialmente su vida y la de la reducida escolta que le acompañó en la proeza.
Parte de la dotación del crucero lo había abandonado el día 21 por la tarde, pero aún permanecía a bordo un contingente de 150 individuos, marineros y paisanos, dispuestos a defenderlo a todo trance. Con ejemplar derroche de tacto y energía consiguió don Salvador Moreno adueñarse del navío, en el cual improvisó la distribución de la artillería para batir al rebelde ESPAÑA, que a poco izaba la bandera blanca y se rendía. Nombrado Comandante del buque don Salvador Moreno, procedió a su alistamiento y, con una dotación de fortuna, que no alcanzaba el tercio de la normal, fue después recompensado por el éxito de la operación concediéndosele la Cruz Laureada de San Fernando. Así ganó el crucero CERVERA la primogenitura de la Escuadra de Franco en la guerra de la Cruzada; era la primera unidad disponible dotada de amplio valor operativo.
Su ficha oficial se resumía en aquellas fechas con las características de 7.475 toneladas de desplazamiento, 176,63 metros de eslora total por 16,46 manga de trazado y 5,72 de calado medio en plena carga; potencia de máquinas de 80.000 caballos indicados; velocidad máxima contratada de 33 nudos; armamento de ocho cañones de 152 mm, cuatro antiaéreos de 101,6, dos de 47 y 12 tubos lanzatorpedos en montajes cuádruples; protección lateral del casco de 75 mm en la parte central, cinco a. proa y tres a, popa; dotación completa de 560 plazas. Contaba ocho años en servicio.
Tres días bastaron para que el navío quedase listo y equipado tras de su rescate, y el 26 de julio se hizo a la mar con la dotación de fortuna, integrada por parte de la anterior y voluntarios, en número muy inferior a la normal.
Entrado el mes de agosto, el Gobierno de Madrid lo declaraba faccioso en unión del ESPAÑA y el VELASCO, que ya habían sido puestos en servicio y formaban con los bous armados la más heterogénea flota imaginable que, sin embargo, no tardaría en ganar el dominio marítimo del Cantábrico. El día 17 emprendió el CERVERA la operación que se le había encomendado a lo largo del litoral Cantábrico. Su artillería, de 152 mm, hizo 1.200 disparos para apoyar la heroica defensa del cuartel de Simancas en Gijón. El vapor ARRILUCE, con cargamento de material de guerra destinado a los rojos de Santander, fue su primera víctima en el mar, destruido en Cabo Negro por el fuego del crucero, que siguió hasta la frontera con Francia bombardeando las defensas enemigas.
Desde el 4 al 14 de septiembre permaneció en las proximidades del Estrecho de Gibraltar al acecho del tráfico marítimo de los rojos. De regreso en Ferrol, donde ya se había alistado
el CANARIAS, ambos cruceros zarparon en la noche del 28 hacia el Sur. En la madrugada del 29, rebasado el meridiano de Punta Europa, avistaron dos destructores enemigos; uno de ellos fue echado a pique por el CANARIAS; era el infortunado ALMIRANTE FERRANDIZ, al que daba caza el CERVERA disparando sobre él 292 proyectiles de 152 mm. Pudo zafarse de su perseguidor gracias a disponer de .mayor velocidad, y con averías y bajas a bordo se refugió en Casablanca, donde permaneció inmovilizado más de un mes. Como nota curiosa, reveladora de la manera de tergiversar los acontecimientos el mando rojo, he aquí la versión literal del suceso que e1 Gobierno de Madrid dio a la prensa: Se conocen detallen —decía— del combate naval sostenido frente a Cabo Espartel entre el buque pirata. ALMIRANTE CERVERA y el destructor leal GRAVINA. Este no ha sido hundido, como afirman los fascistas, y se encuentra en Casablanca desde ayer a la una de la tarde. El CERVERA huyo.. El vapor KOUTUBIA, de la compañía francesa Paquet, recogió y condujo a Casablanca cincuenta marineros del CERVERA que durante el combate se arrojaron al mar para unirse a los leales. Pero la verdad de este último extremo de la transcrita nota oficiosa, aparte de los adjetivos de pirata, leal y fascistas, es que los 50 hombres salvados por el buque francés, eran todos náufragos del malaventurado ALMIRANTE FERRANDIZ, hundido por el CANARIAS en el curso de la misma operación, de consecuencias decisivas para el dominio del Estrecho de Gibraltar para la causa nacional y la ulterior del Mediterráneo. Los dos cruceros se adentraron en él, despejando la situación en sus aguas, y el CERVERA, en la primera decena de octubre, echó a pique frente a Málaga a los guardacostas UAD LUCUS y UAD MULUYA.
A fines de enero de 1937
el crucero BALEARES terminó su armamento en Cádiz y se incorporó a los CANARIAS y CERVERA, en cuya compañía el 25 de abril siguiente libró una escaramuza que apenas duró un cuarto de hora en las proximidades de Cartagena contra los tres cruceros y un grupo de los destructores rojos, que hubieron de retirarse al abrigo de su Base.
Durante todo el año el CERVERA, al mando sucesivamente de los Capitanes de Navío Agacino y Moréu Figueroa, que sustituyeron, a don Salvador Moreno, continuó empeñado en la triple y eficaz misión de asegurar las comunicaciones marítimas propias en el Mediterráneo, atacar el tranco enemigo y practicar rápidas incursiones contra la costa.
En octubre la Flota nacional operativa, engrosada con nuevas unidades, dos submarinos y cuatro destructores adquiridos en Italia, los cuatro minadores alistados en Ferrol y los mercantes armados de cruceros auxiliares, se consideró con fuerzas suficientes para declarar oficialmente el bloqueo de la costa mediterránea, ruda tarea constantemente obstruida por las hostiles reclamaciones extranjeras.
Entrado el año 1938, en otro de estos reiterados raids, el CERVERA con el BALEARES y el CANARIAS, tras haber bombardeado los objetivos de Altos Hornos de Sagunto y los astilleros de Valencia, fueron atacados por fuertes contingentes de la aviación roja el 22 de febrero. Dos bombas cayeron sobre el CERVERA, infligiendo a la dotación un copioso bautismo de sangre, con 66 heridos y 20 muertos, entre éstos el Capitán de Infantería de Marina, Coello Hernández y Alféreces de Navío Belando Aznar y Martínez Doggio, y 16 subalternos que el día siguiente recibieron cristiana sepultura en el cementerio de Palma.
Fue providencial que los daños no resultaran mayores, como hubiera, sucedido de haber explotado una de las bombas que penetró en la cámara de calderas a través de la chimenea de popa y quedó empotrada. Por el número de víctimas que lamentar, era el más grave accidente padecido por el crucero, en su larga y continuada campaña, arrostrando con frecuencia trances difíciles de los que salió indemne y victorioso.
Pocos días más tarde, el 5 de marzo, el CERVERA y los otros dos cruceros zarparon de Palma rumbo Sur en su rutinaria misión de proteger un convoy.
En la inmediata madrugada, a .unas 70 millas de Cabo de Palos, la Marina nacional vivió la más trágica jornada de la guerra con la pérdida del BALEARES y el holocausto glorioso y heroico de dos tercios de su dotación. El Almirante inglés
J. C. Tovey, en nombre de los Comandantes de los destructores de su mando, que tan noblemente participaron en el salvamento de los náufragos del BALEARES, calificaba de admirable y magnífico el comportamiento de la oficialidad y marinería del crucero español, en comunicación dirigida a nuestro Almirante Jefe de la Flota.
En la semana siguiente, el CERVERA, que había regresado a Palma conduciendo supervivientes del BALEARES, volvió a hacerse a la mar y a proseguir sin tregua las operaciones a su cargo. La victoriosa llegada del Ejército nacional a la ribera del Mediterráneo en el mes de abril, partiendo en dos la zona roja, ofreció nuevos objetivos, a 1a actividad de la Flota dedicada a la protección de las tropas en su progresivo avance a lo largo de la costa, a la par que perseguía interceptar las comunicaciones marítimas enemigas entre Cataluña y el resto del litoral rojo, misión cumplida sin incidentes adversos, no obstante la proximidad de toda la Escuadra enemiga confinada en Cartagena.
Nuestro dominio del Mediterráneo llegó al máximo posible, como evidenció la revista naval de 22 de febrero del Año de la Victoria, presenciada por el Generalísimo Franco, desde el crucero auxiliar MAR NEGRO, en aguas del Cabo Salóu, desfilando los cruceros CANARIAS, ALMIRANTE CERVERA, NAVARRA, submarinos GENERAL MOLA y GENERAL SANJURJO, los cuatro destructores ex italianos, tres minadores, cañoneros y mercantes armados.
El 6 de marzo, .fecha aniversario de la pérdida del BALEARES, los buques de guerra rojos en disposición de navegar, se refugiaron fugitivos en la Base Naval francesa de Bizerta.
Al finalizar el mes, el Caudillo publicaba la histórica proclama diciendo: La guerra ha .terminado.
El bizarro crucero ALMIRANTE CERVERA, que en la dura campaña puso en práctica el lema cidiano “Mi descanso es pelear”, sin casi más jornadas de reposo para las dotaciones que el tiempo contra reloj indispensable para repostarse en puerto y proceder a las reparaciones del normal desgaste de máquinas y calderas y de la artillería, demostró ser digno del nombre que ostentaba.
Y en tanto el crucero honraba el suyo con hazañosos servicios durante treinta y cuatro meses, prestados en guerra a la Patria y a la Marina, el linaje de los Cervera ofrendó por ellas las vidas del Contralmirante don Joaquín Cervera Valderrama, asesinado en Paracuellos; del Capitán de .Navío don Luis Cervera Jacorné; Capitán de Corbeta don Rafael Cervera Cabello, asesinado en la cárcel de Málaga, y Alférez de Navío don Rafael Cervera y Cervera, que murió en el Baleares, y era hijo del Almirante don Juan. Cervera Valderrama, Jefe del Estado Mayor de la Armada en la Cruzada. La estrecha relación nominal, sin adjetivos, de caídos por Dios y por la Patria, testimonia la grandeza del sangriento sacrificio rendido a la Causa Nacional por la estirpe del insigne Almirante de Santiago de Cuba, cuya descendencia continúa hoy con otros trece nombres prestigiosos en la Armada: el Almirante don Pascual Cervera y Cervera y sus hermanos el Contralmirante don Joaquín y el Capitán de Navío don Juan; los del mismo grado don Manuel Cervera Cabello y don Alberto Cervera Balseyro; Teniente de Navío don Alvaro Cervera Pérez y Alféreces don Joaquín .y don Juan Cervera Govantes, todos en servicio activo, en la reserva o retirados el Vicealmirante don José Cervera Tribout, Capitán de Navío don Joaquín Cervera Balseyro, Capitán de Fragata don Joaquín Cervera Abréu, de Corbeta don Antonio Cervera y Cervera y Capitán de Armamentos don Ramiro Cervera Pérez. Es una extraordinaria y patriótica vinculación profesional a la Marina muy digna, de reverente mención.
El crucero ALMIRANTE CERVERA ha sobrevivido a la guerra un cuarto de siglo en activo servicio, los veinticinco años de la paz de Franco, ahora conmemorados. Con el retorno a la pacífica y venturosa normalidad de la vida nacional, reanudó la fraterna conexión en la Escuadra con sus hermanos de tipo y de cuna MIGUEL DE CERVANTES y el .rebautizado GALICIA, que la guerra convirtió en temporales y funestos enemigos. Aquellos dos necesitaron más grandes carenas por el mal estado de conservación en que los dejaron los rojos.
En 1952 se constituyeron las tres Divisiones de la Flota al mando superior de un Vicealmirante, con el CANARIAS de buque insignia, y un Contralmirante al frente de cada División, encabezada por el CERVERA la correspondiente a la Base .del Ferrol, por el GALICIA la de Cádiz y por el CERVANTES la de Cartagena.
Por Decreto de 14 de febrero de 1961 las Fuerzas Navales quedaron integradas en tres unidades colectivas denominadas Agrupación Naval del Norte, del Estrecho, y del Mediterráneo, al mando de sendos Contraalmirantes, arbolando el CERVERA la insignia de la Agrupación del Norte, a la cual ha pertenecido hasta ahora.
El 20 de noviembre, con otros buques de la, Agrupación que capitaneaba, zarpó el CERVERA de su Base ferrolana, rumbo a Cádiz y otros puertos españoles, asomándose al Mediterráneo, escenario de sus proezas bélicas de antaño. De regreso en El Ferrol del Caudillo el 5 de diciembre, había navegado las postreras singladuras de su dilatada carrera de mar, de tan limpia y ejemplar ejecutoria de lealtad y eficiencia en la ,paz y en la guerra.
Una de las escaramuzas en el Cantábrico del crucero, resulto en el apresamiento del viejo ESLES. Rafael González Echegaray nos cuenta este episodio, novelado, desde el libro 9 HISTORIAS DE BARCOS. Editado por la Oficina Central Marítima. El libro se edito en el año 1968 y, como todos los libros de este escritor, es una autentica maravilla, medio novelada, con ese estilo tan de los escritores marítimos cantabros, que no podemos dejar de tener en nuestras bibliotecas. Leamos, muy condensado desde el Capitulo VII. Muerte a Destiempo: ESLES, como fue este hecho:… A las cinco de la mañana del día primero de septiembre el crucero «ALMIRANTE CERVERA»—el chulo del Cantábrico, como decían todos—levaba anclas, largaba las barloas que lo amadrinaban al petrolero «GOBEO», y con cuatro calderas encendidas se hacía a la mar desde la ría del Barquero, siguiendo las aguas del crucero auxiliar «CIUDAD DE PALMA», eventualmente buque-insignia del Almirante de la flota Nacional, y que, con él a bordo, se dirigía a Santander, entonces como quien dice recién ocupada.
Entre dos luces, la punta de la Estaca, lanzada perdida del Monte de Bares, se iba quedando por la popa con el dedo incandescente del faro aún encendida y la Coelleira, como una giba negra y redonda, se dibujaba por el través de estribor. La ría del Barquero, profunda, mansa, abrigada, refugio de arribadas y base segura de petróleo de los buques nacionales operantes en el Cantábrico, se había esfumado sobre la perspectiva plana de la Roncadoria y San Ciprián, y la línea de costa comenzaba a hundirse hacia Foz en un horizonte sur depreso, con calima matinal.
A las diez y media de la mañana, desde el puente alto del «CERVERA», se marcaba con el taxímetro de estribor la farola de Cabo Peñas al sur verdadero, y el «CIUDAD DE PALMA», por la proa, abría rumbo en demanda de Cabo Mayor. El «CERVERA» cerrado a tierra, se llegaba hasta la altura de Ribadesella, regresando desde allí hasta las proximidades de Gijón en compañía de los flamantes minadores «
VULCANO» y «JUPITER», recién entrados en servicio.
Entre Cabo Peñas y Tazones y como a quince millas de la costa, los mercantes ingleses «THORPEBAY», «KENFIG POOL», «MARVIA», «BAMHILL» e «HILLFERN», se mantenían con la máquina parada, escoltados por el destructor de su misma nacionalidad
H-78 «FAME». Estaban cargados de víveres y suministros de toda clase destinados al puerto gijonés.
La presión de las grandes potencias impedía a los contendientes españoles detener o apresar mercantes extranjeros si no en cuanto traspusieran el consabido límite geográfico de las tres millas clásicas; hasta él navegaban los mercantes protegidos por las bocas de fuego de los buques de guerra de sus respectivos pabellones. Y así se pasaban después largas singladuras de centinela a máquina parada, en la recalada de los puertos cantábricos, esperando un descuido de los bloqueadores o una cerrazón providencial para dar el salto y entrar.
Este crucero del «CERVERA» sobre el Cantábrico, con el tambaleante frente de Asturias en agonía, iba a ser de los últimos suyos en aquellas aguas.
Los únicos puertos que le quedaban al Gobierno eran los de Gijón, Ribadesella, Aviles y San Esteban, y sus escasísimos efectivos navales —dos destructores, dos submarinos y los restos de las flotillas de patrulleros— estaban desparramados entre los puertos franceses y el Musel. El Cantábrico era ya del dominio prácticamente casi absoluto de la Marina Nacional, dominio que se había cuajado definitivamente a partir de la caída de Santander en el mes anterior. Aún quedaban en Asturias bastantes barcos mercantes, de la propia flota carbonera y refugiados de las de Santander y Vizcaya, para los cuales la única misión había quedado reducida, el intento de la evacuación de la población civil y de los contingentes militares en retirada.
Los torpederos nacionales «2», «7» y «9», viejos e incansables como chalupas inermes, con las calderas llenas de salideros y las turbinas desgastadas, por supuesto sin torpedos y casi sin artillería, se multiplicaban desde su escondrijo en Ribadeo para efectuar la vigilancia rápida y a corta distancia de la costa asturiana; su radio de acción —limitadísimo— sólo les permitía aguantarse en la mar unas cuatro horas.
Los cruceros-auxiliares «CIUDAD DE VALENCIA» y «CIUDAD DE PALMA» patrullaban incansables con el apoyo de los ex-bacaladeros «GALERNA» y «ÁLAVA», los bous capitanes de la flotilla del Norte, que por entonces estaba constituida por el «VIRGEN DE BEGOÑA», el «DENIS», el «TITO», el «FANTASTICO», el «JOSE IGNACIO», el «TRITONIA», el «VIRGEN DEL CARMEN», el «CIRIZA», el «UAD-MARTIN» y la pareja «VIRGEN DE ICIAR» y «LCAZAR DE TOLEDO».
Así transcurrieron cuatro ajetreadas singladuras para el «CERVERA», correteando el litoral astur, como un perro de presa a la vista de los socarrones barcos neutrales que esperaban su media vuelta. La mar se vino al cuarto cuadrante, el horizonte se achubascó y recaló maretón de afuera. El día 2 hizo acto de presencia un acorazado británico en las proximidades de los cargueros y se unió a éstos el danés «SUSAN MAERSK» mientras la aviación Nacional martilleaba implacable el puerto del Musel, y el 3, entre dos chubascos prietos como cortinas de agua, otro mercante inglés, el «SEABANK», se unió al grupo con el destructor H-69 «FOXHOUND». En aquellos dimes y diretes de las tres millas, el «TRITONIA», uno de los bous nacionales, impaciente, echó la zarpa al «THORPEBAY», para tener que soltarlo casi inmediatamente ante la reclamación del «FOXHOUND»; realmente la distancia a tierra era superior a las tres millas contadas erróneamente con el telémetro del bou. Por la noche, cansados de esperar inútilmente, el «KENFIG POOL», el «SEABANK», el «THORPEBAY» y el «MARVIA», ponen rumbo hacia el norte desistiendo de su terco empeño, mientras el «CERVERA» voltejea como un guarda, en las proximidades de Cabo Peñas.
El día 4 sólo quedan a la vista tres mercantes ingleses con su destructor. Así transcurre toda la singladura mientras las avanzadillas de las tropas de ocupación llegaban a las puertas de Llanes y el «SEVEN SEAS SPRAY», el famoso mercante inglés de la capitulación de Santoña, evacuaba los últimos restos del ejército vasco, a trancas y barrancas.
El cuarto final de guardia del día 4 transcurrió sin novedad en el «CERVERA», y a la vista de la luz de los faros de Cabo Torres y Cabo Peñas, que mezclaban el haz de sus pantallazos sobre la negrura de la noche. El tiempo había mejorado notablemente y sólo quedaba mar tendida del noroeste que hacía dar balances solemnes al crucero cuando lo cogía de través. El viento era del primer cuadrante flojito, y el horizonte, por el norte, se presentaba sucio y achubascado. Las luces de situación de los restos del convoy inglés se distinguían invariablemente a la espera, y el crucero, en una muestra recelosa, se mantenía al alcance y a varios rumbos, sin abandonar la esperanza de la presa.
Empezó a amanecer sobre los Picos de Europa, y la línea de costa, negra y lejana, se perdía en la rumazón hacia Santander. Norte-Sur con el peñasco de la Erbosa, el «TORPEDERO NUM. 7», que había salido a medianoche de Ribadeo, se acercaba entre grandes bandazos lanzando chafarrinones de humo para seguir a montar su centinela frente a Ribadesella. La línea de la mar por afuera era borrosa e imprecisa en el sucio mediotono gris del crepúsculo.
Las luces de los ingleses, todavía encendidas, sobre las siluetas ya bien precisas de los barcos, eran como una verbena triste y testaruda en la frialdad de la mañana. ¿Hasta cuándo duraría el juego?
Don Manuel Moreu, comandante del crucero, descansaba en su litera cuando, a eso de las seis, fue llamado por el acústico y subió al puente. La brisa del este en forma de ventolina suave apenas si rizaba la mar; lejos, tras la bruma, se oía el bordoneo sordo del frente. Enmascarado a contra sombra, sobre el Monte Curiella en la línea de la costa lejana, acababan de avistar los serviolas a un barco mercante de regular porte y con las luces apagadas, que hacía un rumbo nordeste y que al parecer había salido del Musel.
El «CERVERA» hizo por él a poca máquina, y cuando lo tuvo por el través, demoraba de Cabo Torres por el 30° a unas dieciocho millas de distancia… Era el «ESLES».
En efecto; en las primeras horas de la madrugada, con un triste cargamento de casi quinientos refugiados, mujeres y niños en su mayoría, el «ESLES» había levantado presión sobre amarras para huir a Francia, convertido en un campo de concentración de pesadilla, entre gritos, lloros, blasfemias y miedo. Aquellas pobres gentes, en su mayoría procedentes de Guipúzcoa y Vizcaya, se disponían a vivir el último acto de su éxodo lamentable comenzado años antes en la caída de Irún; desde entonces su vida, entre sustos y hambre, fue una continua escapada hacia el oeste con escalas miserables en Bilbao y Santander, para aventar el pavor y las pulgas.
El «ESLES», silencioso, largó los esprines y, con su cargamento de aquelarre, enfiló la farola verde del malecón norte al final de la andana del Musel. Las sombras gigantescas de los cargaderos del Parque y las lanzas negras del muelle de Langreo en silencio de muerte, se iban quedando entremezcladas en un plano lejano de oscuridad densa y viscosa. En los rincones, amarrados, sin luz, desdibujados en la tiniebla, quedaban el destructor «CISCAR», el submarino «C-6», los mercantes asturianos «LUIS ADARO», «LLODIO», «CARUSO», «SANTIAGO LOPEZ» y «LUIS CASO DE LOS COBOS» —nombres entrañables de los días tranquilos de la pacífica navegación carbonera— y el petrolero inglés «STANBRIDGE».
Luego el acantilado de Cabo Torres fue tragándoselo todo en el contraluz espaciado de su doble destello.
El «ESLES», sucio, despintado, viejo, perdiendo vapor por todas partes, con la hélice cachazuda al aire desde el cono, y la curva suave de su branque bajo partiendo el agua con parsimonia grave, avanzó en la duermevela del alba. La plata fosforescente de su pobre estela era su única huella; la masa negra del casco, panzudo y alteroso, rematado con el índice escuálido de la chimenea, retiznaba las tinieblas, y una esperanza desesperada de lograr lo imposible —forzar el bloqueo— corría desde el puente a la máquina, pasando por los planes de bodega y los callejones atiborrados de pánico y miseria.
Cuando el «ALMIRANTE CERVERA» se puso a su altura y lo dio una vuelta en derredor con la suavidad de su media máquina, el «ESLES» paró la suya y se entregó al crucero. Ya estaba el sol arriba y la costa teñida de gris malva con el difumino suave de la bruma sobre el cantil, cuando el «CERVERA», a la voz, pasaba al «ESLES» la orden de hacer rumbo al 250° y de que suspendiera inmediatamente el envío de llamadas de socorro que por radio estaba mandando al aire desde hacía ya un buen rato. La amenaza de la artillería del crucero era, desde luego, un argumento disuasorio bastante contundente, y el «ESLES», obedeciendo, puso rumbo a Cabo Peñas, escoltado de cerca por su captor.
En la recalada de Aviles montaban su vigilancia, entre Cabo Vidio y la Isla de Deva, la pareja de bous nacionales «FANTASTICO» y «JOSE IGNACIO».
El comandante del «CERVERA» les pasó por telefonía la orden de aproximarse al norte de Peñas para entregarles su presa. Mientras los dos bous, hormigas laboriosas del bloqueo, arrumbaban hacia el nordeste, el «ESLES» y el «CERVERA» hacían rumbo al punto de cita, unas nueve millas al norte del faro.
A poco de emprender la marcha, hicieron su aparición, muy abiertos por el horizonte, el mercante francés «PLOUBAZLANEC», escoltado por el aviso de guerra de su misma nacionalidad «EPINAL», uno de aquellos horribles cacharros de la clase ARRAS con aspecto de carboneros comerciales. Nada más avistados ambos buques por el crucero, viraron en redondo y se alejaron con rumbo nordeste; desde la cabina de radio del «CERVERA» se captaba un mensaje del «PLOUBAZLANEC» dirigido a Burdeos, para sus armadores, advirtiendo que por consejo del «EPINAL» decidía cambiar de itinerario y quedaba a la escucha de instrucciones.
Eran la las ocho cuando desde el norte comienza a avanzar una cortina incolora que desdibuja el horizonte acercándolo hasta las serviolas. Un aliento húmedo y en guedejas comenzaba a barrer las cubiertas, enredándose entre las cumbres, los candeleros y la jarcia. La niebla hacía acto de presencia en el escenario.
Casi no se distinguía al «ESLES» desde los alerones del «CERVERA»; era como un borrón más espeso, demorando a un descuartelar. De pronto, el «ESLES» hizo sonar su sirena mientras pasaba por radio un aviso y paraba su máquina; una persona había caído al agua por la borda. Realmente no era extraño este percance en un carguero atestado de gente terrestre que no había pisado la cubierta de un buque en su vida y que, enloquecida de pánico y desesperación se agolpaba en las regalas o correteaba de proa a popa encerrada en su propia jaula. El «ESLES» arrió su bote de servicio y con él se repescó al náufrago; después prosiguió su marcha al cautiverio, navegando a buena máquina y a la vista siempre del crucero. La cortina de niebla se iba levantando.
Serían ya las once de la mañana cuando se distinguieron por la proa las siluetas minúsculas y humeantes de los dos bous dando balances a compás de la marejada. Moreno ordenó por telefonía al «JOSE IGNACIO» que regresara a su zona de vigilancia frente a Aviles, mientras que el «FANTASTICO» se acercaba al «ESLES» para hacerse cargo de la presa y conducirla a Ribadeo; desde el crucero se avisaba por radio a la Ayudantía de este puerto, anunciando la llegada del prisionero, con su singular cargamento…
Estas debieron ser las normas que regían las misiones de vigilancia del crucero en el Cantábrico. Después de este estupendo relato de Rafael González Echegaray, pasaremos ahora a citar la vida y hechos de D. Salvador Moreno Fernández, cuya actuación en los hechos ya narrados permitió a la Escuadra rebelde disponer de uno de los mejores y mas efectivos cruceros de la Armada, y, posiblemente, decidir la suerte de la guerra en el mar en la contienda civil.
LA ENCICLOPEDIA GENERAL DEL MAR, de Ediciones Garriga, es una de las mas populares en el que es nuestra afición. De ella transcribimos integramente el vocablo sobre el biografiado: Moreno Fernández, Salvador. Biogr. Almirante de la armada española y ministro de marina, nacido en El Ferrol el 14.10.1886, muerto en Madrid el 2.5.1966. Ingresó en la armada en 1903 y después de cinco años en la fragata ASTURIAS, entonces Escuela Naval Flotante, fue ascendido a alférez de navío. A lo largo de su carrera tuvo destacado interés por la artillería naval, en la que se especializó, y siendo capitán de corbeta desempeñó la jefatura del Polígono de Tiro Naval Janer, en el que realizó una intensa labor de organización hasta darle efectividad ejemplar. Posteriormente fue jefe de la base naval de Ríos y en 1933 tomó el mando del buque-escuela JUAN SEBASTIAN ELCANO. Una arriesgada acción personal, en julio de 1936, le llevó a dominar la sublevación del crucero ALMIRANTE CERVERA con el que realizó una notable campaña luego. Por ello y cuando ya estaba en posesión de la Medalla Naval, fue recompensado con la Cruz Laureada de San Fernando. En la campaña 1936-1939 mandó también el crucero CANARIAS y fue segundo jefe del estado mayor de la armada. En agosto de 1939 ocupó la cartera de marina, hasta el año 1946, y en ese tiempo llevó a cabo una intensa labor de reorganización de la armada. Después de desempeñar el cargo de comandante general de la escuadra, en 1950 ascendió a almirante y fue designado capitán general del departamento marítimo de El Ferrol, para ser nombrado de nuevo ministro de marina por el período 1951-1957. Al pasar a la situación de reserva fue elegido presidente del consejo de administración de la «Compañía Trasmediterránea», cargo que ocupó hasta su muerte.
Sus restos, en póstumo honor, fueron trasladados al Panteón de Marinos Ilustres, en San Fernando.
Una descripción mas detallada nos la da el excelente libro BUQUES DE LA ARMADA ESPAÑOLA. LOS AÑOS DE LA POSTGUERRA. Escrito por Juan Luis Coello Lillo, su ISBN es 84-88959-15-X y fue publicado por Aldaba Ediciones. Veamos el apunte sobre el Almirante Moreno: …Para ocupar el cargo de ministro de Marina en el nuevo Gobierno del 9 de agosto fue designado el contralmirante Salvador Moreno Fernández (1886-1966), amigo de la infancia del general Franco y poseedor de un amplio y destacado historial a lo largo de la pasada Guerra Civil.
Marino enérgico y competente. Salvador Moreno —conocido como Chambo entre sus compañeros de profesión— ocuparía el Ministerio de Marina durante casi doce años, repartidos en dos etapas: de agosto de 1939 a julio de 1945 y nuevamente entre julio de 1951 y febrero de 1957, separadas por el mandato del almirante Francisco Regalado Rodríguez. También recaería en Moreno entre agosto de 1939 y septiembre de 1942 el cargo de Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada (AJEMA), uniendo así temporalmente las funciones de tipo político y administrativo con las operativas y de planeamiento. Este importantísimo puesto en la jerarquía naval fue desempeñado posteriormente, en el período que nos ocupa, por los almirantes Alfonso Arriaga Adam (de septiembre de 1942 a abril de 1951), Rafael Estrada Arnáiz (de abril de 1951 a octubre de 1952) y Juan Pastor Tomasety (de octubre de 1952 a septiembre de 1956).
Dotado de fuerte personalidad y carácter decidido, Salvador Moreno —al que no se debe confundir con su hermano Francisco, otra importante figura del bando nacional durante la Guerra Civil y autor del libro de memorias «LA GUERRA EN EL MAR», imprescindible para el estudio de las operaciones navales de aquel conflicto— fue el principal artífice de la reorganización llevada a cabo en la corporación naval tras la sangría de la guerra y puso las bases para el desarrollo futuro de la Armada, luchando incansablemente para conseguir los créditos necesarios con que emprender nuevas construcciones navales y dotar a los astilleros de los medios necesarios, todo ello en una época de tan grandes dificultades como fue la postguerra española. También se convirtió en un destacado defensor de la neutralidad de nuestro país durante la Segunda Guerra Mundial, siendo además responsable del Programa de Modernización de Buques emprendido a partir de 1955 con cargo a los créditos de la ayuda militar estadounidense.
Desde sus primeros días en el Ministerio de Marina, Moreno se enfrentó resueltamente con las necesidades más inmediatas relativas tanto al personal como al material de la Armada, que no eran pocas tras casi tres años de Guerra Civil. Dedicado a una incansable y prolífica labor legislativa, no dejaría prácticamente campo alguno sin tocar.
En los aspectos orgánicos, se procedió a la reorganización del Ministerio de Marina y del Estado Mayor de la Armada (EMA), conservando algunas de las innovaciones y mejoras aportadas durante el período republicano.
Desde el punto de vista del personal, también se reorganizaron todos los cuerpos, escalas y plantillas, que arrojaban una gran merma de sus efectivos respecto a la situación de 1936. Por ello, las primeras medidas para nutrir los escalafones se encaminaron a resolver el problema prioritario de la falta de oficiales, sin los cuales no podría encuadrarse a su vez a los numerosos suboficiales necesarios para dotar buques cada vez más complicados, dado el incesante desarrollo tecnológico experimentado por los armamentos navales….
El hecho de que llegase a ser Presidente del Consejo de Administración de Trasmediterránea indica el grado de poder que llegaron a adquirir los militares durante los años de la dictadura. Aparte todos motivos políticos, no cabe duda de que fue un gran marino.
Foto 1.- 3 de abril de 1932. Llegada a Mahon de Niceto Alcala Zamora a bordo del ALMIRANTE CERVERA. Del libro IMATGES DEL PORT DE MAHO.
Foto 2.- Una foto muy conocida del crucero. Del libro EL BUQUE EN LA ARMADA ESPAÑOLA.
Foto 3.- D. Salvador Moreno Fernández. Del libro ESPAÑA EN LA MAR. UNA HISTORIA MILENARIA.
Foto 4.- El crucero durante la guerra civil. Del libro 9 HISTORIAS DE BARCOS.
Foto 5.- Mayo de 1923. La quilla del ALMIRANTE CERVERA. Foto del libro OBRAS S.E. de C.N. 1922.
Foto 6.- Enero de 1924. El codaste. Libro OBRAS S.E. de C.N. 1923
Foto 7.- Marzo de 1924. Detalle de la construcción de la cubierta. Libro OBRAS S.E. de C.N. 1923.
Foto 8.- Embarque de uno de los condensadores principales. Libro OBRAS S.E. de C.N. 1925.
Foto 9.- Año 1924. Rotores de las turbinas de los cruceros rápidos ALMIRANTE CERVERA y PRINCIPE ALFONSO en construcción. Libro OBRAS S.E. de C.N. 1923.
Foto 10.- 16 de octubre de 1926. La botadura. Libro OBRAS S.E. de C.N. 1925.
Foto 11.- 30 de mayo de 1928. Pruebas de mar sin armamento. Velocidad máxima, 34,4 nudos. Libro OBRAS S.E. de C.N. 1928.
Foto 12.- 11 de septiembre de 1928. Pruebas de artillería. Libro OBRAS S.E. de C.N. 1928.
Foto 13.- 10 de septiembre de 1928. Vista del castillo de proa del crucero. Libro OBRAS S.E. de C.N. 1928.
Foto 14.- Foto aérea del crucero en navegación, antes de las modificaciones en la superestructura. Foto del libro EL BUQUE EN LA ARMADA ESPAÑOLA.
Foto 15.- Otra foto del crucero en navegación. . Foto del libro EL BUQUE EN LA ARMADA ESPAÑOLA.
Foto 16.- 29 de mayo de 1940. Detalle del ALMIRANTE CERVERA en Santander. Del libro 19 MERCANTES Y UN DESTRUCTOR.
Foto 17.- Santander. El ALMIRANTE CERVERA y los destructores JOSE LUIS DIEZ y JORGE JUAN. Del libro LA MARINA CANTABRA. DESDE EL VAPOR. VOL. III.
Foto 18.- El crucero rapido ALMIRANTE CERVERA en la postguerra. Observese que cambio el cinton blanco de identificación en la chimenea, de la de proa (antes de 1936) a la de popa, despues de la guerra civil. Del libro PUERTO DE GIJON EN LA GUERRA CIVIL.

12 comentarios en “EL CRUCERO RAPIDO ALMIRANTE CERVERA Y D. SALVADOR MORENO FERNANDEZ

  1. Mi abuelo , D. francisco Casanova Sueiras …navego en este barco …era el jefe de maquinas …desarmo una bomba que se «clavo» en una de las chimeneas , desactivando la espoleta .

    1. vuelvo a repetir y sin dudar que don jose gomez lobo desactivo la bomba del cervera clavada en una chimenea .la bomba esta en el museo naval de madrid.

  2. Mi abuelo , Don Francisco Casanova Sueiras …navego en este buque …alguien puede decirme en que periodo? …cual era su graduacion en aquel periodo ?
    Yo no llegue a conocerle , fallecio antes de que yo naciera de t.b.c
    Un saludo , y muchas gracias.
    Paco .

    1. Hola me alegra saber que en el año 1964, estavas en barcado en el crucero almirante Cervera, yo soy del remplazo del 1 del 1964, hice la instrucion en sanfernando,y una vez termine,en baque en el minador marte,y con este barco fuy al departamento marítimo del Ferrol, una vez ayi ha mediado de marzo, me destinaron al crucero almirante Cervera, como destino tuve el de pañolero de armas portátiles, que estaba en la sesta brigada, ahí estaba el cuadro de los electricistas, hice el curso de cabo apuntador, y también pertenecí a la compañía de desfile, desfile en Madrid, Bilbao, y Oviedo, después salimos ha navegar y estuvimos en casi todos los puertos de España, incluido las islas canaria, melilla, ceuta, fue una etapa de mi vida y de mi juventud maravillosa, siempre la recuerdo con mucho cariño, en el año 1965 lo dieron de baja y me destinaron ha defensas submarinas, EN la Grana, llevo la marina en mi corazón. Un abrazo para todos los marinos, y los que aman el mar

  3. Me gustaría conectarme con amigo de la ke estubieron en la militar en el cuartel de marinería de cariz en el año 1965/65 yo soy de malaga yo tenía una amigo del primer día me llegue allí kela mujer hevia genio dos fillos yo le decia me mierda era eso el mecontesto dos niños y le siempre estaba botinando en cubierta no me acuerdo si era de luego o de orensekisiera saber algo de el un saludo Francisco BELMONTE martin

  4. Desearía saber si existe y como conseguir, la relación de supervivientes del crucero Baleares, un conocido de mis padres fué uno de ellos y tengo entendido que puso a salvo a dos flechas navales que no sabian nadar, gracias anticipadas.

  5. Quería preguntarles si saben algo de la historia final del Almirante Cervera. Estoy realizando una investigación sobre mobiliario urbano en Gijón; y no sé si ustedes sabrán que en la ‘sala de la maqueta’, una estancia museificada del colegio de la Inmaculada, se encuentran varias piezas del Almirante Cervera, que no sé en qué fecha llegaron al clegio ni por qué esos concretamente.

    Se conservan: dos letreros, imagino que aquellos que se ponían junto a la escalerilla de acceso cuando atracaba; la campana; dos flotadores; y una máquina que no sé lo que es.

    Mi correo es: rafael_suarez_91@hotmail.com

    Les agradecería mucho si me pudiesen informar. Imagino que fueron llevados al colegio cuando se desguazó en Ferrol. A no ser que fueran destrozos de guerra y como enseres inútiles hubieran quedado en Gijón entre julio de 1936 y octubre de 1937.

    1. Hola, según tengo entendido se llevaron a Gijón tras dar de baja el buque en Ferrol, año 1964. La razón es histórica, con su artillería apoyó a los sublevados del cuartel de Simancas hasta que los atacantes vertieron gasolina en gran cantidad e incendiaron el cuartel. Este hecho obligó a combatir cuerpo a cuerpo ya en las pocas estancias que no ardían y de ahí la petición vía radio al crucero: «tiren sobre nosotros, el enemigo está dentro». Esta orden no pudo ser cumplimentada ya que se desconocía qué bando la había emitido. Al demoler el viejo cuartel, tras la guerra, se construyó el colegio en parte del solar, de ahí la donación de esos elementos pertenecientes al buque.

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