Colaboracion del Sr. Fernando J. Garcia Echegoyen.
Copyright del Sr. Fernando J. Garcia Echegoyen.
A un marino le resulta difícil creer que su barco varado no se sienta, en la comprometida y antinatural situación de verse sin agua bajo la quilla, tan desdichado como él al sentirlo encallado.
Joseph Conrad. El Espejo del Mar.
Colecciono historias de naufragios desde hace más de veinte años. Como quien colecciona sellos, cromos de fútbol o monedas. No se trata ya de recopilar material para mis libros. Es una especie de fiebre investigadora que me hace atesorar todo que aquello que cae en mis manos relacionado con las tragedias marítimas. Recortes de prensa, fotos, testimonios, objetos náuticos o libros son objeto constante de mi curiosidad. Esta, digamos, manía mía me hace pasar muchas horas archivando trastos y papeles y, cómo no, buscando nuevo material con el que trabajar y aumentar mi colección (enfermiza para muchas de mis amistades y familiares).
Hace algunos meses, en una de estas búsquedas, localicé en una subasta on line una serie de cuatro fotos que de inmediato despertaron mi interés. Bajo el epígrafe “TRASATLANTICO RITA GARCIA EMBARRANCADO EN ANCONA” se podía ver la silueta de un gran mercante (entre tres o cuatro mil toneladas calculé de inmediato) varado en una restinga rocosa. Otra de las fotos mostraba la imagen de un andarivel tendido entre el barco y la costa acarreando lo que parecía un tripulante del desgraciado vapor. Finalmente otras dos fotos mostraban secciones de lo que supuse era la costa en la que se había producido el siniestro. Como podrán imaginar, me hice de inmediato con el lote. Aparte del lógico interés como coleccionista había dos motivos que me impulsaron a ello. Primero, el nombre del barco me indicaba que muy probablemente se tratara de un naufragio español y en segundo lugar me sonaba mucho ese nombre. Sabía que no hacía mucho tiempo había archivado algún documento relacionado con el siniestro. Probablemente tenía una historia de naufragios en ciernes.
Mientras el servicio de Correos me hacía llegar las cuatro fotos, me dediqué a buscar el documento y justo el día en el que las fotos llegaron a casa lo hallé en el archivador que tengo dedicado a naufragios sin clasificar, aquellos cuya historia todavía no puedo componer. Se trataba de un viejo recorte de prensa sin fechar, amarillento, casi ilegible y roto en el cual a duras penas se lee: “El señor García, propietario del hermoso carguero de nuestra matrícula Rita García, teme que la nave no pueda ser recuperada tras varar en las costas de Italia”
A un marino le resulta difícil creer que su barco varado no se sienta, en la comprometida y antinatural situación de verse sin agua bajo la quilla, tan desdichado como él al sentirlo encallado.
Joseph Conrad. El Espejo del Mar.

Colecciono historias de naufragios desde hace más de veinte años. Como quien colecciona sellos, cromos de fútbol o monedas. No se trata ya de recopilar material para mis libros. Es una especie de fiebre investigadora que me hace atesorar todo que aquello que cae en mis manos relacionado con las tragedias marítimas. Recortes de prensa, fotos, testimonios, objetos náuticos o libros son objeto constante de mi curiosidad. Esta, digamos, manía mía me hace pasar muchas horas archivando trastos y papeles y, cómo no, buscando nuevo material con el que trabajar y aumentar mi colección (enfermiza para muchas de mis amistades y familiares).
Hace algunos meses, en una de estas búsquedas, localicé en una subasta on line una serie de cuatro fotos que de inmediato despertaron mi interés. Bajo el epígrafe “TRASATLANTICO RITA GARCIA EMBARRANCADO EN ANCONA” se podía ver la silueta de un gran mercante (entre tres o cuatro mil toneladas calculé de inmediato) varado en una restinga rocosa. Otra de las fotos mostraba la imagen de un andarivel tendido entre el barco y la costa acarreando lo que parecía un tripulante del desgraciado vapor. Finalmente otras dos fotos mostraban secciones de lo que supuse era la costa en la que se había producido el siniestro. Como podrán imaginar, me hice de inmediato con el lote. Aparte del lógico interés como coleccionista había dos motivos que me impulsaron a ello. Primero, el nombre del barco me indicaba que muy probablemente se tratara de un naufragio español y en segundo lugar me sonaba mucho ese nombre. Sabía que no hacía mucho tiempo había archivado algún documento relacionado con el siniestro. Probablemente tenía una historia de naufragios en ciernes.

Mientras el servicio de Correos me hacía llegar las cuatro fotos, me dediqué a buscar el documento y justo el día en el que las fotos llegaron a casa lo hallé en el archivador que tengo dedicado a naufragios sin clasificar, aquellos cuya historia todavía no puedo componer. Se trataba de un viejo recorte de prensa sin fechar, amarillento, casi ilegible y roto en el cual a duras penas se lee: “El señor García, propietario del hermoso carguero de nuestra matrícula Rita García, teme que la nave no pueda ser recuperada tras varar en las costas de Italia”
Efectivamente había una historia que investigar, componer y contar. Con gran satisfacción pude comprobar al recibir las cuatro fotografías que en el reverso de las mismas, alguien, no sé si un tripulante o un accidental pasajero del barco, describía los hechos que mostraban. Y digo pasajero porque como el lector va a poder comprobar, la forma de expresarse de esta persona no es la de un marino profesional precisamente, aunque su testimonio es valiosísimo porque nos ayuda a contextualizar los hechos que contemplamos.
La primera foto muestra al RITA GARCIA embarrancado. Visto desde su aleta de estribor el barco aparece casi completamente en seco, mostrando toda su obra viva como si se encontrara en dique. Se puede ver perfectamente como hay aparejado un andarivel desde la proa del barco hasta la costa. El texto del reverso de la postal dice: “Foto obtenida a las 9 – 20 de la mañana el 11-2-36”
La segunda foto, según el texto en su reverso, se tomó el mismo día a las 14: 15 horas. Se puede ver el andarivel con más detalle mientras trae a la costa a un tripulante. Al fondo la popa del RITA GARCIA observándose con cierto detalle su toldilla. Se aprecia que la marea ha subido bastante sobresaliendo ahora del agua únicamente una de las palas de la hélice. Dice el texto del reverso: “Un detalle del salvamento. Foto tomada el 11-2-36 a las 2-15 de la tarde. Puede observarse por las fotos tomadas en horas anteriores como el temporal va calmando”.
La tercera foto está tomada a mucha distancia y desde la cima del acantilado. En la misma se lee: “Foto tomada el 11-2-36 a las 5-30 de la tarde cuando estando todos en tierra éramos guiados hacia la carretera donde nos esperaban los autos que habrían de conducirnos a Ancona.
La distancia entre el barco y la playa aproximadamente es de 130 metros y aunque parece fácil el trasladarse a tierra en bote no puede emplearse este medio por impedirlo las muchas rocas en ese camino de las cuales solo se ven unas pocas por estar las otras casi a flor de agua”
La cuarta y última foto de la serie (que supongo, por los textos, estaría compuesta por algunas más) es una vista muy lejana del vapor embarrancado sobre el que parece estar rompiendo una gran ola. Se lee en el reverso de la misma: “Foto tomada el 4 de marzo de 1936” en que nos abandonaron los remolcadores a causa del temporal. El punto a la derecha del barco y enfilado con la torre es una gabarra que se estrelló en la playa contra las rocas”.
1936, el año en el que comenzó nuestra Guerra Civil. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue consultar “LA MARINA MERCANTE Y EL TRAFICO MARITIMO EN LA GUERRA CIVIL” de don Rafael González Echegaray, nuestro mejor publicista naval del siglo XX. La obra, publicada hace al menos 33 años por San Martín, es una impresionante descripción de lo que fue nuestra marina mercante antes y durante el conflicto así como de las operaciones navales en las que participó y se vio envuelta nuestra flota civil. Y efectivamente, como no podía
ser de otra manera allí estaba la descripción del RITA GARCIA. Escribe don Rafael: “El RITA GARCIA era una espléndida unidad santanderina (3.708 G.R. y 6.400 D.W. toneladas) que estaba reparando en el dique seco de Euskalduna (Bilbao) al surgir el Alzamiento. Requisado por la Dirección de Marina de Santander, cargó mineral en Castro Urdiales tras concluir su reparación y zarpó para Tyne Dock. En Newcastle cargó carbón para Nueva Montaña (Santander). Llegó sin novedad y repitió el viaje, esta vez a Cardiff. De allí fue a Villa Constitución (Argentina) a por maíz, con regreso a Plymouth. Dio después varios viajes de Narvik a Inminghan con mineral.
A principios de 1938 fue rescatado en Inglaterra por su armador don Francisco García y una dotación ex profeso, zarpando subrepticiamente con destino a Hamburgo. De allí fue a Santander, a donde llegó el 20 de marzo, pasando a la Marina Nacional. Dio varios viajes con víveres, requisado, a Palma y Barcelona en los últimos meses de la guerra.”
Queda bastante claro que el barco estaba reparando en Euskalduna las consecuencias de la varada en Ancona. Misterio casi resuelto. El carguero español de la matrícula de Santander RITA GARCIA embarrancó en la costa de Italia y más concretamente en las proximidades de Ancona, el 11 de febrero de 1936. Lo único que me ha quedado en el tintero es determinar la causa de la varada. La verdad es que he sido incapaz de encontrar referencia alguna al accidente aparte del recorte de prensa mencionado. Por la forma y el lugar de la varada parece probable que el barco embarrancara debido a una cerrazón de niebla o tal vez sufriera una avería en la máquina que lo dejó al garete, llevándolo el temporal a la playa. Quién sabe. Tal vez algún amable lector sepa algo sobre el accidente y pueda arrojar alguna luz sobre sus causas. En todo caso, lo destacable es el hecho de recuperar la historia de uno de nuestros mercantes gracias a unas viejas fotos. Una historia pequeña, pero que también forma parte de la gran historia naval y marítima de la que somos herederos.
La primera foto muestra al RITA GARCIA embarrancado. Visto desde su aleta de estribor el barco aparece casi completamente en seco, mostrando toda su obra viva como si se encontrara en dique. Se puede ver perfectamente como hay aparejado un andarivel desde la proa del barco hasta la costa. El texto del reverso de la postal dice: “Foto obtenida a las 9 – 20 de la mañana el 11-2-36”
La segunda foto, según el texto en su reverso, se tomó el mismo día a las 14: 15 horas. Se puede ver el andarivel con más detalle mientras trae a la costa a un tripulante. Al fondo la popa del RITA GARCIA observándose con cierto detalle su toldilla. Se aprecia que la marea ha subido bastante sobresaliendo ahora del agua únicamente una de las palas de la hélice. Dice el texto del reverso: “Un detalle del salvamento. Foto tomada el 11-2-36 a las 2-15 de la tarde. Puede observarse por las fotos tomadas en horas anteriores como el temporal va calmando”.

La tercera foto está tomada a mucha distancia y desde la cima del acantilado. En la misma se lee: “Foto tomada el 11-2-36 a las 5-30 de la tarde cuando estando todos en tierra éramos guiados hacia la carretera donde nos esperaban los autos que habrían de conducirnos a Ancona.
La distancia entre el barco y la playa aproximadamente es de 130 metros y aunque parece fácil el trasladarse a tierra en bote no puede emplearse este medio por impedirlo las muchas rocas en ese camino de las cuales solo se ven unas pocas por estar las otras casi a flor de agua”
La cuarta y última foto de la serie (que supongo, por los textos, estaría compuesta por algunas más) es una vista muy lejana del vapor embarrancado sobre el que parece estar rompiendo una gran ola. Se lee en el reverso de la misma: “Foto tomada el 4 de marzo de 1936” en que nos abandonaron los remolcadores a causa del temporal. El punto a la derecha del barco y enfilado con la torre es una gabarra que se estrelló en la playa contra las rocas”.
1936, el año en el que comenzó nuestra Guerra Civil. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue consultar “LA MARINA MERCANTE Y EL TRAFICO MARITIMO EN LA GUERRA CIVIL” de don Rafael González Echegaray, nuestro mejor publicista naval del siglo XX. La obra, publicada hace al menos 33 años por San Martín, es una impresionante descripción de lo que fue nuestra marina mercante antes y durante el conflicto así como de las operaciones navales en las que participó y se vio envuelta nuestra flota civil. Y efectivamente, como no podía

A principios de 1938 fue rescatado en Inglaterra por su armador don Francisco García y una dotación ex profeso, zarpando subrepticiamente con destino a Hamburgo. De allí fue a Santander, a donde llegó el 20 de marzo, pasando a la Marina Nacional. Dio varios viajes con víveres, requisado, a Palma y Barcelona en los últimos meses de la guerra.”
Queda bastante claro que el barco estaba reparando en Euskalduna las consecuencias de la varada en Ancona. Misterio casi resuelto. El carguero español de la matrícula de Santander RITA GARCIA embarrancó en la costa de Italia y más concretamente en las proximidades de Ancona, el 11 de febrero de 1936. Lo único que me ha quedado en el tintero es determinar la causa de la varada. La verdad es que he sido incapaz de encontrar referencia alguna al accidente aparte del recorte de prensa mencionado. Por la forma y el lugar de la varada parece probable que el barco embarrancara debido a una cerrazón de niebla o tal vez sufriera una avería en la máquina que lo dejó al garete, llevándolo el temporal a la playa. Quién sabe. Tal vez algún amable lector sepa algo sobre el accidente y pueda arrojar alguna luz sobre sus causas. En todo caso, lo destacable es el hecho de recuperar la historia de uno de nuestros mercantes gracias a unas viejas fotos. Una historia pequeña, pero que también forma parte de la gran historia naval y marítima de la que somos herederos.
Hola me llamo Esteve Bosch de Jaureguízar y estoy intentando encontrar información sobre mi bisabuelo Antonio de Jaureguízar Alcatena. Tengo entendido que capitaneó el vapor Catalina de la compañía Pinillos, de hecho este es el motivo por el que su hijo, mi abuelo, acabó afincándose en Barcelona, ya que tres meses al año, los que duraban las tareas de mantenimiento del barco en las Atarazanas de BCN, tenían vivienda en la ciudad Condal. En uno de estos períodos mi abuelo conoció a mi abuela y ya no volvió a Plentzia de donde era natural.
Gracias,
Esteve Bosch de Jaureguízar
Barcelona
A bordo del «Rita Garcia», como polizón, llegó a la Argentina el 3 de enero de 1943 el agente del SD Johannes Siegfried Becker…