Hace muchos años intente leer un libro titulado El Juego de los Abalorios, de Hermann Hesse. Reconozco que no pude pasar de la séptima página por más que lo intente. Me resulto espeso como el chocolate espeso y aunque no comparable a tal obra magna de la filosofía, el articulo La Escuela Naval, editado en la revista La Vida Marítima, Año I, Num.3, de 30 de enero de 1.902 y firmado por X, me ha resultado mas espeso todavía. No obstante muestra una parte, pequeña, de los cursos de formación de la que fue Escuela Naval Flotante y por lo tanto he creído interesante el citarlo textualmente.
En los libros consultados he leído poco sobre los programas de formación de la Armada y en particular los que se dieron en tan destacada escuela. Las citas sobre la capacidad militar de este navío están bien claras y mejor narradas en los extractos que a continuación expondremos, pero, la información sobre sus funciones como escuela y como medio de formación de profesionales es muy limitada. Por lo menos lo que yo he podido consultar. Desde estas líneas pido que si algún profesor de la Armada con amor a la historia, o algún especialista en esta, tiene conocimiento y ganas de expresar como era esa educación y aquellos programas que por favor nos iluminen en tan interesante tema. La escuela en si era la fragata Princesa de Asturias, luego Asturias simplemente desde 1.868, y del articulo firmado por el señor X sobre sus funciones educativas leemos: En la bahía de Ferrol, capital de nuestro principal departamento marítimo y centro de nuestra apremiante reorganización marítima, esta fondeada durante los meses de primavera y verano nuestra modesta Escuela Naval. Desecho de antiguo poderío, es este buque la antigua fragata Princesa de Asturias, bien conservada todavía en fuerza de carenas y pinturas, símbolo exacto de la penuria naval de nuestro Estado y del esfuerzo honrado de sus servidores en realizar fines elevados y difíciles con modestia insuperable de medios y recursos.
Puede decirse de la Escuela de nuestros futuros oficiales, lo que es frecuente manifestar á la vista de aquellas personas a quienes el vigor del espíritu y los bríos de la voluntad, dominando la flaqueza de los años, otorgan aires de remozamiento y juventud. «Lleva bien sus años y tiene larga vida todavía», es la frase de todos al contemplar afectuosos el noble buque donde el espíritu se nutrió de las primeras doctrinas profesionales y el corazón se templó con las primeras enseñanzas morales de disciplina y patriotismo. Pasan los días y los años por nuestras cabezas, dejando, como siempre, sembrado el camino de desesperanzas y ennegreciéndose por razones de época y de suerte los horizontes del porvenir; pero á la postre, como no es el propio adelantamiento lo que importa, sino la persistencia de la Marina como órgano y medio de futuros engrandecimientos nacionales, la vista, del viejo buque, fuerte y bien vestido, limpio y decoroso por fuera y por dentro, ahuyenta ó distrae las tribulaciones del momento, porque mientras exista, hay Marina que estudia y juventud que llega á tomar plaza y pedir lucha en los azares navales de la existencia nacional.

En los libros consultados he leído poco sobre los programas de formación de la Armada y en particular los que se dieron en tan destacada escuela. Las citas sobre la capacidad militar de este navío están bien claras y mejor narradas en los extractos que a continuación expondremos, pero, la información sobre sus funciones como escuela y como medio de formación de profesionales es muy limitada. Por lo menos lo que yo he podido consultar. Desde estas líneas pido que si algún profesor de la Armada con amor a la historia, o algún especialista en esta, tiene conocimiento y ganas de expresar como era esa educación y aquellos programas que por favor nos iluminen en tan interesante tema. La escuela en si era la fragata Princesa de Asturias, luego Asturias simplemente desde 1.868, y del articulo firmado por el señor X sobre sus funciones educativas leemos: En la bahía de Ferrol, capital de nuestro principal departamento marítimo y centro de nuestra apremiante reorganización marítima, esta fondeada durante los meses de primavera y verano nuestra modesta Escuela Naval. Desecho de antiguo poderío, es este buque la antigua fragata Princesa de Asturias, bien conservada todavía en fuerza de carenas y pinturas, símbolo exacto de la penuria naval de nuestro Estado y del esfuerzo honrado de sus servidores en realizar fines elevados y difíciles con modestia insuperable de medios y recursos.
Puede decirse de la Escuela de nuestros futuros oficiales, lo que es frecuente manifestar á la vista de aquellas personas a quienes el vigor del espíritu y los bríos de la voluntad, dominando la flaqueza de los años, otorgan aires de remozamiento y juventud. «Lleva bien sus años y tiene larga vida todavía», es la frase de todos al contemplar afectuosos el noble buque donde el espíritu se nutrió de las primeras doctrinas profesionales y el corazón se templó con las primeras enseñanzas morales de disciplina y patriotismo. Pasan los días y los años por nuestras cabezas, dejando, como siempre, sembrado el camino de desesperanzas y ennegreciéndose por razones de época y de suerte los horizontes del porvenir; pero á la postre, como no es el propio adelantamiento lo que importa, sino la persistencia de la Marina como órgano y medio de futuros engrandecimientos nacionales, la vista, del viejo buque, fuerte y bien vestido, limpio y decoroso por fuera y por dentro, ahuyenta ó distrae las tribulaciones del momento, porque mientras exista, hay Marina que estudia y juventud que llega á tomar plaza y pedir lucha en los azares navales de la existencia nacional.

Alegra, sí, alegra y recrea el animo la contemplación de la vieja y robusta fragata, porque mientras flote como centro de estudio, es porque llega hasta ella la palpitación de fuera, la palpitación nacional, á continuar y reverdecer el árbol añoso de la institución marítima, cuyas raíces deben penetrar en los senos más hondos de la tierra patria para recoger sus mejores jugos, los jugos del trabajo y de la ciencia, y con ellos, al crecer y vigorizarse y rejuvenecerse, desafiar las conmociones sociales de dentro, que no pueden cuajar en terreno recogido y apelmazado por las fuerzas de cohesión de la nacionalidad y las tormentas políticas de fuera. Sin Escuela Naval, sin estudio naval, sin cimiento naval, los terrenos patrios son arenas que las olas y vientos del mar golpean y avenían.
Estamos en plena fiebre de reorganización, y los ilusos soñadores que creen que brota la vida de sus altisonantes jerigonzas traducidas en reglamentos y cláusulas escritas, que son á la esencia marítima lo que el cantar del ciego á la inspiración del poeta, han respetado, y llevan, por fortuna, camino de respetar la existencia de la Escuela Naval y su organización actual.
Gentes pesimistas que en nada creen porque tienen desmayada la voluntad y yerto el espíritu por falta de ideales, no conceden importancia alguna á la vida de estos establecimientos militares de enseñanza, que son el cimiento moral de las corporaciones y el foco de donde irradia la luz del trabajo, la luz de los libros y de las ideas que, reflejadas y difundidas por el mejor reflector, el reflector juvenil de carne y entusiasmo, el alumno, el guardia marina, contribuyen á formar esa atmósfera pura de luz difusa y brillante, que envolviendo á los institutos armados, les orienta en los esfuerzos de su adelanto y perfección cooperando al progreso de la Patria.
Se pide por todas partes instrucción y enseñanza; se dice en todos los tonos, con el lenguaje científico y con los acentos de la convicción no adoctrinada, que el atraso intelectual de nuestro pueblo, la pobreza de su mentalidad rutinaria, fetichista y medioeval es el abismo más grande de todos los que la nacionalidad tiene que salvar con paso rápido para que lata su espíritu con el compás vigoroso y arrollador de la civilización europea. Este grito «instrucción», brota de las mismas entrañas laceradas de la Patria y es uno de los faros de primera magnitud que marcan nuestra derrota para no sucumbir en peñas y bajíos en la noche atemporalada y tenebrosa de la ignorancia. Recoger del pasado el aliento fervoroso de la raza; libertar, emancipar su fuerza de direcciones é ideales que ya pasaron, para aplicar su energía á las nuevas orientaciones de la vida, es la necesidad apremiante y reconocida de la colectividad nacional.
Y cuando esto suena por todas partes con grito de nueva ciudadanía, de nuevos métodos de formar hombres luchadores y más perfectos ciudadanos españoles, la ceguera intelectual de nuevo género de réprobos pide el cierre de escuelas militares, ignorando que al pedirlo solicitan, no sólo la retención de la onda fresca y juvenil que lleva en potencia el porvenir de la Patria, sino la mutilación intelectual de las Corporaciones, que es de todas las mutilaciones la más sensible y la más perversa.
Todas las enseñanzas son nobles y hermosas, pero ninguna es comparable en nobleza y hermosura a la enseñanza naval: mezcla de rigor, austeridad y ciencia, si se la cuida, si se la mima, si se la alienta, producirá á la larga sus naturales frutos: la gloria de la Patria en su espíritu y en su fuerza, en su generosidad y en su nobleza. Si no se la comprende, si se ignoran ó desdeñan ó se maltratan sus aspiraciones, es lo mismo que lanzar sombras y pintar de negro el lejano fondo del porvenir.
Afortunadamente la tendencia suicida no prevalecerá, y la Escuela Naval es respetada en su existencia y debe ser respetada en su organización, que por razones de adaptación al medio y educación marinera, no puede parecerse á la de otros centros de enseñanza.
Daré de ello brevísimo resumen.
La extensión de su enseñanza científica, está comprendida en el siguiente cuadro de asignaturas, dividido en tres cursos anuales: Álgebra superior.- Trigonometría rectilínea y esférica.- Geometría descriptiva.- Geometría analítica.- Física.- Cálculo.- Mecánica.-Electricidad.- Química.- Astronomía.- Teoría del buque.- Máquinas de vapor.- Artillería.- Navegación.- Maniobras.- Inglés.- Ordenanzas.- Construcción naval.
De todas estas materias, las fundamentales de matemáticas se estudian en toda la extensión requerida para el conocimiento perfecto y posterior de las ciencias profesionales.
En su enseñanza, ha tiempo se rompieron los métodos antiguos. La aplicación práctica de las teorías sigue inmediatamente á la exposición de éstas, y naturalmente, se concede importancia predominante al laboreo de problemas que implican la incorporación á la inteligencia, de los principios fundamentales de la ciencia, y muy poca al antiguo sistema del chantage, es decir, al desparpajo pueril, elocuente é inocente, que eran el encanto cursi y reglamentado de los antiguos tiempos, en que el alumno dirigía su esfuerzo á aprenderse el programa de memoria, para después lanzarlo aparatosa, solemne y elocuentemente ante el grave y regocijado tribunal examinador.
Un programa en lo antiguo, no era un programa, sino un reglamento administrativo. No se consignaban en él los límites generales de la extensión de la materia, dentro de la cual desenvolviera el alumno su personalidad intelectual, su preciada autonomía intelectual, que hiciera suyo, muy suyo, muy descentralizado de ajenas trabas y de exteriores voluntades, su noble y juvenil espíritu ansioso del trabajo, de la gloria y de la ciencia. ¡Quiá! Un programa era una malla imponente en que la persona intelectual, la voluntad intelectual quedaba esclavizada, primero al libro escrito con regla y compás, asteriscos, corolarios, escolios y acotaciones extravagantes y después al profesor tirano que no toleraba expansiones de libertad científica, ni pasaba por más movimientos de la individualidad inteligente, que los que se sometían al compás de sus tiránicas imposiciones. El alumno había de pensar como el, razonar como él, no tener más lógica que la suya ni más horizontes que los suyos. Cual otro Dios, quería que los hombres fueran á su imagen y semejanza, y naturalmente, la inteligencia esclavizada, sometida á tal presión y tan horrenda disciplina, quedaba aletargada; no era fuerza su acción creadora, sino fuerza pasiva, si vale el concepto; se movía cuando lo ordenaba y siempre en la dirección impuesta por ajeno requerimiento, rara vez por los impulsos del propio; y si en el correr del tiempo alguna vez, ya muy hombre por años, batía las alas y rompía al vuelo para dominar con brío el aire, las regiones, el espacio, caía pronto a tierra, impotente en su esfuerzo generoso, porque sus alas debilitadas y atrofiadas no le permitan escalar la altura. Le habían mutilado desde niño en lo más noble de su ser, en la esencia de su vida, en su intelectualidad, en su personalidad inteligente.
¿Hay exageración en esto que digo? Creo que no; pero si así lo juzgarais, aminorad el concepto; quitad, sí existiera, la exageración, y os encontrareis con un fondo de verdad.
Por eso, cuando veo un reglamento nuevo, con minuciosidades curialescas de procedimiento judicial, me siento desasosegado é intranquilo y dispuesto ala hostilidad; pero cuando veo un programa rígido de enseñanza, con mallas de acero, creo que, inconsciente, alguien en la sombra de su espíritu medita un delito ó prepara el asesinato de una inteligencia.
¡Hermosa juventud! Hay que darla alas, para que vuele luego, trabaje con gusto y haga grande la Patria y no se venga á tierra desplomada entre escombros y ruinas y desventuras nacionales.
Corre parejas con el método de enseñanza en la interioridad de las clases, el procedimiento en los exámenes. Se divide la asignatura en corto número de secciones, procurando que cada una de estas abarque aisladamente teorías completas y fundamentales de aquella. El examinando expone oralmente lo que le toca en suerte con independencia personal de exposición, sin otras trabas que las que le puedan originar las preguntas del tribunal examinador, las cuales preguntas no se concretan a la teoría desarrollada por el alumno, sino que se
encaminan a adquirir plenitud de convencimiento de que aquel es dueño y señor de toda la materia de la asignatura, señaladamente en la sustancia fundamental de la misma. Un error, por consiguiente, de formuleo de enlace analítico, de forma en el desarrollo algebraico, es cosa pasadera y desdeñable; pero un error de fondo, de sustancia, de íntimo conocimiento y familiarización con la medula del programa, es siempre causa de caída lamentable, aunque justa, del jovencito.
Son, pues, los exámenes confirmación y corroboración de la disciplina científica de las clases. En ésta fe forma la persona intelectual, presentándole continuamente estímulos á su propio esfuerzo y desarrollo, á que lo que deba hacer lo haga por si; ayudándole, según el verdadero precepto evangélico, á que se ayude a si mismo; á que se forme persona, hombre, en fin que piense por sí mismo y adquiera, en lo posible facultades fecundas de creación personal, y pueda libertarse siempre de extrañas y ajenas sugestiones.
El honor, la repugnancia de la esclavitud, el amor del desarrollo y de la fuerza intelectual, el verdadero amor del prójimo en la enseñanza. En los exámenes se comprueba el método, pues tras de la exposición oral en la forma mencionada, siguen cuestiones á resolver de índole práctica, del problemas proporcionados á la magnitud y empeño de 1ª asignatura de los que el alumno deberá igualmente salir victorioso.
Si vale la comparación, diría que, con la primera parte del examen, se comprueba si se sabe rezar, si se conoce el precepto escrito; con la segunda, si se practica la moral de aquél, sí el rezo es mera música celestial de hipocresía inconsciente, o es, por el contrario, voluntad que brota de dentro y se traduce en actos de idea, en números, ecuaciones, fórmulas y fuerzas.
Hay quien sospecha que hay exceso teórico, hojarasca científica en los programas de la Escuela Naval; y tomando el rábano por las hojas, afirman su santo y pueril é infantil y candoroso y liliputiense horror á las alfas y las betas.
¡Nobles letras del alfabeto griego! ¡Cómo las vilipendian los majaderos! Acostumbradas á representar, encarnar, momentalízar todas las ideas, si pudieran reírse, regocijaríanse de tanta bebería; pero bien se ve, por lo que queda dicho, que no hay en nuestros programas esa hojarasca, frondosidad formulística que impida el rebullicio de las ideas y la llegada del sol; del oreo y asoleado á la luz de la verdad de las imaginaciones juveniles. Nuestros programas, aunque naturalmente, tienen alias y betas, mus y ñus, determinantes y rabos, no son peso que aplasta, sino resorte que impulsa. Su acción no es de tal magnitud que no provoque siempre la reacción elástica, la rebeldía científica, la voluntad, la hermosa libertad y juego desembarazado y vigoroso de la inteligencia del alumno. Sustancia, vigor y fuerza son nuestros programas en tendencia y en hecho.
Formar personas, hacer hombres es su orientación, y la práctica y ejercicio de lo teórico, la gimnasia práctica de las lecciones es continua, rigurosa, higiénica y persistente.
Mezclemos con ello el rigor del castigo, si tal nombre merece lo que no es castigo precisamente, sino medio de provocar el sentimiento de la responsabilidad en los jóvenes, para que comprendan que á la Marina no se viene á tomar el sol, hacer tertulias y dormir siestas, sino á trabajar ardorosamente para que hagan del porvenir la fuerza marítima de la Patria, y tendrá el lector de La Vida Marítima un bosquejo aproximado del espíritu de la enseñanza en nuestra Escuela Naval.
El horario de la Escuela se ajusta al programa moderno hermano de los tres ochos: ocho horas de trabajo, ocho de recreo y ocho de sueño, comprendidas en el segundo las horas de comida; pero estos recreos no son espacios perdidos ejercicios gimnásticos y militares, de sport marítimo y terrestre, voltajes, regatas y esgrima, llenan, repartidos con gran regularidad durante la semana, el segundo de los ochos, al cual se concede tanta importancia como al primero, cultivando cuidadosamente el desarrollo físico de los jóvenes aspirantes, é inculcándoles el amor de la salud, de la agilidad, del brío y de la fuerza. Fuerza, fuerza siempre, en el espíritu y en el corazón, en la idea y en la voluntad, en el brazo y en la cabeza, es el lema de la Escuela, para que luego, en la plenitud de la vida, la savia juvenil, la, ola ascendente y fresca de la juventud, trabaje por la Marina y engrandezca la Patria.
Sería salirse del trabajo informativo para la Vida Marítima que inspira este artículo, si me extendiera en detalles técnicos de la organización de la Escuela. Sabe bien el lector naval cómo un barco, cual la antigua fragata Princesa de Asturias, puede aprovecharse y adaptarse á la enseñanza marinera, técnica y docente. Aunque vieja la fragata, sus maderas de obra viva sangran todavía, según el antiguo decir marinero, y oleadas de juventud, y de libros, y de ciencia moderna y fresca, sobresaturada de sales marítimas y aspiraciones y oreos de mar, alegran su vida y engendran esperanzas risueñas; pero no quiero despedirme del lector sin darle muestra de la producción intelectual de este Centro en el último bienio. Aquí va la prueba. Entre obras impresas y en circulación, y las que se preparan, recogiendo lo más moderno de las materias que tratan, resulta el grupo siguiente: Compensación de la aguja náutica, por el Teniente de Navío Sr. Barreda.- Tratado completo de maniobras, por los Tenientes de Navío Sres. Ibarreta y Martínez.- Geometría analítica, por el Teniente de Navío D. Juan Luis De Mana.- Tratado de química, por el Teniente de Navío D. Luis Suances.- Curso de geometría del barco ó teoría del buque, por el Teniente de Navío D. Antonio Cal.- Curso de máquinas de vapor, por el Teniente de Navío don José Quintana.- Curso de geografía marítimo-militar, por el Teniente de Navío D. León Herrero.- Curso de Trigonometría rectilínea y esférica, por los Tenientes de Navío Sres. Barreda y
García Velázquez.- Influencia del Poder Naval en la Historia, traducción de Mahan, por los Tenientes de Navío Sres. Cervera y Sobrini.- Influencia del Poder Naval en las campañas terrestres, traducción del Callwell por los Aspirantes Sres. Fuentes y Cornejo.- Tratado de navegación, por el Teniente de Navío Sr. Ribera.- Tratado do Ordenanzas, por el Teniente de Navío Sr. Pita.
Es Director y Comandante de la Escuela el Capitán de Navío D. Rafael Cabezas, é Inspector de la misma el excelentísimo Sr. Capitán General del Departamento, D. Manuel de la Cámara. Los desvelos de ambos por el Centro Naval dan y darán sus naturales frutos.
Si fuera posible preguntar á los jóvenes aspirantes lo que piensan y sienten respecto á la Liga Marítima y consignar aquí sus respuestas, estoy seguro que todos darían la misma. Y ésta sería: La Liga Marítima es la esperanza y el porvenir, nosotros también, y por su existencia trabajaremos con ardor y patriotismo.
Interesante, por momentos, este artículo que nos permite conocer un poco de la vida a bordo de la vieja fragata. Para el conocimiento sobre su parte técnica y vida operacional nos basaremos en el que sin duda es mi libro favorito sobre la Armada: Buques de la Armada Española a Través de la Fotografía. (1849-1900). Este libro esta editado por el Ministerio de Defensa. Instituto de Historia y Cultura Naval. La editorial es Agualarga, el ISBN: 84-95088-37-1, el NIPO: 076-01-116-7 y fue publicado en el año 2.001. Sus autores son los Sres. Juan Luis Coello Lillo y Agustín R. Rodríguez González, de sobra conocidos en el pequeño universo de la historia marítima. Sobre la Asturias narran lo siguiente: La Princesa de Asturias -luego Asturias desde 1868- fue la primera de nuestras fragatas de hélice, tanto que autorizada su construcción el 23 de junio de 1852 como fragata clásica, una orden de 8 de septiembre de ese mismo año disponía su conversión en fragata de hélice. Su quilla se puso en el Arsenal de La Carraca el 13 de mayo de 1853 y, tras una construcción dilatada por los nuevos retos técnicos y por problemas de acopios de maderas, se botaba el 17 de noviembre de 1857, entrando en servicio el 1 de noviembre de 1859.
El buque, de casco de madera, desplazaba cerca de 3.000 toneladas, teniendo 66,13 m de eslora por 15,24 de manga, 7,92 de puntal y 6,60 de calado máximo. Su máquina fue construida en los talleres del afamado ingeniero británico John Penn, habiendo sido destinada en principio para el navío Rey Don Francisco de Asís, pero su conversión a hélice fue desechada en 1856, asignándose entonces a
la Princesa de Asturias. Alimentada de vapor por cuatro calderas, era del tipo de cilindros horizontales y de 360 cv. nominales de potencia, debiendo dar una velocidad de 11 nudos, más teórica que real. La dotación la formaban 357 tripulantes, siendo su artillado original de 10 piezas de a 68 libras (20 cm. de calibre), 26 de a 32 libras (16 cm.) y 5 menores de bronce para las embarcaciones auxiliares. Su coste fue de 4.792.243 pesetas de la época.
Incorporada nada más entrar en servicio a la Escuadra de Operaciones durante la Guerra de África, la Princesa de Asturias arboló la insignia del jefe de escuadra D. José María Bustillo, participando en los bombardeos de Larache y Arcila, sufriendo en ellos más de 20 impactos de los cañones enemigos y ocho bajas en su dotación. Junto al vapor Francisco de Asís, convoyó al mercante que trajo a España la indemnización que tuvo que pagar el Sultán a consecuencia del tratado de paz. Posteriormente fue destinada a La Habana, participando en las expediciones a México y Santo Domingo, estando unos meses al mando de D. Casto Méndez Núñez. De vuelta a la Península, tomó parte en la revista naval de Alicante de 1862, embarcando en ella los Reyes. Unos años después, y dadas sus condiciones marineras poco brillantes en comparación con las fragatas de hélice posteriores, comenzó a ser utilizada en tareas de buque escuela.
Tras participar en «La Gloriosa», que acortó su nombre a Asturias por orden de 13 de octubre de 1868, se dispuso modificar su artillado, medida general en todas las fragatas como consecuencia de la experiencia de la Guerra del Pacífico, quedando formado por 10 cañones de 20 cm. no. 2 -nueva denominación de los excelentes Rivera de a 68 libras- y 18 de 16 cm. no. 1, todos ellos en su batería principal, además de uno de 20 cm. no 1. a proa en montaje de colisa. A este respecto, el lector debe tener en cuenta que a partir de marzo de 1862 se aplicó en la Armada el sistema de denominación de las piezas de artillería por el diámetro de sus ánimas en cm., en vez del tradicional de por el peso de sus proyectiles, algo
necesario ya que los cañones rayados podían utilizar indistintamente proyectiles de diversos pesos. No obstante, ambos sistemas de nomenclatura coexistirían todavía durante bastante tiempo, y así se irá reflejando en las páginas que siguen.
Pero poco iba a permanecer ya la Asturias como buque de combate, pues se le destinó a ser sede de la recién creada Escuela Naval Flotante, para lo que se le desmontó la maquinaria propulsora y la mayor parte de la artillería y arboladura, así como otros muchos efectos, elevando su obra muerta para conseguir espacio para alojamientos y dependencias, y disminuyendo su desplazamiento a tan sólo 1.576 toneladas. Con todos aquellos cambios, realizados en el Arsenal de Ferrol entre 1870 y 1871, su casco acabó por semejarse a un viejo navío de dos puentes, tal y como nos muestra esta imagen, tomada durante el curso 1886-87.
En su nueva labor docente, principiada con la apertura oficial de la Escuela el día 1 de abril de 1871, la fragata gozaría de una larga y tranquila vida, fondeada permanentemente en Ferrol.
Resulta curioso señalar la artillería que montaba hacia 1900: un cañón Krupp de 8 cm, un Hontoria de 7 cm, un Skoda de 47 mm, otro Nordenfeit de 42 mm, otro Sarmiento del mismo calibre, un cañón-revólver Maxim de 37 mm y otro Hotchkiss del mismo calibre, así como una ametralladora Nordenfelt de 11 mm: ¡toda una colección de los calibres menores en servicio entonces! Dada finalmente de baja en 1908, tras más de cinco décadas a flote, la Asturias fue vendida para desguace al año siguiente.
Excelente como siempre este libro muy doctamente escrito e ilustrado y que como siempre recomiendo definitivamente para tener en nuestras bibliotecas.
Leandro de Alesson y López en su libro La España Marítima, editado en Madrid en 1.901 por Imprenta de los Hijos de M. G. Hernández y con carta prologo del Sr. D. Juan Pastorín y Vacher, Capitán de Navío, sobre la Escuela Naval cita lo siguiente: Escuela Naval Flotante. Este instituto fue creado por decreto de 18 de Septiembre de 1869, en sustitución del antiguo Colegio Naval Militar, cuya clausura se ordenó en 10 de Mayo de 1868. Está situado en el Departamento de Ferrol, habiéndose inaugurado
en 1.° de Abril de 1871 en la fragata Asturias, en la que adquieren los jóvenes que se dedican á la carrera de la Armada la instrucción marinera y militar con sujeción al reglamento vigente de 15 de Noviembre de 1895.
La autoridad principal, en calidad de Inspector, es el Ministro de Marina, y Subinspector, el Capitán general del Departamento.
El personal se compone de un Comandante-Director, Capitán de navío de 1.a ó Capitán de navío; un segundo Comandante-Subdirector, Capitán de fragata; un tercer ídem, Teniente de navío de 1.a clase; quince Tenientes da navío, once para Profesores y cuatro para Ayudantas; los primeros tendrán á su cargo las clases principales de Analítica, Física, primer semestre, Cálculo, Física, segundo semestre, Mecánica racional, Mecánica aplicada, Electricidad y Torpedos, Astronomía, Navegación, Artillería y Máquinas de vapor. Química y Meteorología náutica, y los cuatro últimos desempeñarán el servicio de Ayudantes y tendrán á su cargo las clases de Dibujo, Gimnasia, Esgrima y Ejercicios militares; Inglés tercero y cuarto semestre; Maniobra y Ejercicios marineros.
Para las atenciones del establecimiento y servicio de los aspirantes hay: un primer practicante; un segundo id., tres primeros escribientes, un primer contramaestre, tres segundos id., tres terceros id., un segundo condestable, un primer carpintero, un segundo id., un primer maquinista, dos aprendices de maquinista, un obrero torpedista, cuatro marineros fogoneros de 1.a clase, dos id. id. de segunda, un artillero de mar, dos cornetas de Infantería de Marina, un marinero carpintero, un marinero cocinero de equipaje, cuatro cabos de mar de 1.a clase, cinco id. de 2.a, diez y nueve marineros de 1.a clase, setenta y nueve id. de 2.a. Los camareros y asistentes para el servicio personal podrán ser marineros ó particulares, rebajando en este caso el mismo número de la dotación, correspondiente á los de 2.a clase.
Un poco mas de luz sobre los programas y los instructores.
También desde el libro Buques de Vapor de la Armada Española. Del Vapor de Ruedas a la Fragata Acorazada, 1.834-1.885., escrito por José Lledó Calabuig y publicado por Agualarga Editores, con ISBN: 84-95088-75-4 podemos añadir sobre la Asturias los siguientes datos:…Y para dar una idea más completa de como quedó el buque, transcribiremos la descripción que del mismo se hace en una obra de la época: «Desplaza 1.576 toneladas hoy que no tiene abordo hélice, artillería ni otros cargos. Arreglada y dispuesta para el objeto especial a que se la destina, ha sufrido modificaciones diversas desde el año 70, en que empezó a servir para escuela, hasta el presente, en que puede decirse que ha llegado a ser perfecta. Desahogadas cubiertas admirablemente limpias; en la espaciosa toldilla modelos de cañones, otro de un barco para estudiar aparejo y arboladura, el bergantín «Chorizo» le llaman los aspirantes, y una caseta con varios aparatos funcionando, para observaciones meteorológicas, anemómetro, pluvímetro y otros; en la batería está la sala de estudio, en la que cada aspirante dispone de una taquilla para contener sus libros y efectos y de una mesilla debajo; a popa hay dos locales dispuestos para clases y a los extremos de la sala de estudio están los lavabos formados por grandes tablas de mármol con agujeros para contener las palanganas, con un grifo encima de cada una; estos lavabos son muy limpios y con abundante agua corriente. En la cubierta inferior o primer sollado está el dormitorio y allí están las camas, que son de hierro, suspendidas del techo, en hileras de popa a proa; anchas portas dan paso al aire y la luz, que inundan el local, manteniéndolo ventilado y fresco a las horas oportunas; en el mismo sollado están la biblioteca y dos clases más.
Hay además enfermerías, museos y laboratorios que están muy bien dispuestos. Exteriormente la «Asturias» presentaba el siguiente aspecto: había perdido su arboladura, conservando solamente sus tres mástiles, con alguna verga solitaria cruzándolos, con su casco pintado de negro, destacando dos franjas blancas, en lugar de la una que tenía cuando navegaba, que servía para destacar su batería.
Por sus espaciosas aulas desfilaron las promociones de oficiales de nuestra Armada y al desaparecer la «Asturias», la Escuela Naval volvió otra vez a San Fernando, como antes.
En 1909 se dispuso el traslado de la Escuela Naval, como antes decimos, y la «Asturias» fue desguazada.
Había permanecido a flote cincuenta y dos años entre ambas situaciones.
Volvamos ahora al libro de los Sres. Coello Lillo y Rodríguez González para conocer quien fue su primer comandante:…Desde 1845, los jóvenes que deseaban cursar la carrera de la Armada ingresaban por oposición en el Colegio Naval Militar de San Carlos. La admisión de aspirantes se suspendió a partir del 10 de marzo de 1867, debido al exceso de guardiamarinas, seguida el 10 de mayo de 1868 de la orden de clausura del Colegio. Para sustituirlo, el entonces ministro de Marina, contralmirante D. Juan Bautista Topete, creó por Decreto de 18 de septiembre de 1869 la llamada Escuela Naval Flotante, donde nuestros futuros marinos recibirían su instrucción marinera y militar. Como sede de la misma se habilitó la fragata Asturias, que no era otra que la antigua de hélice llamada Princesa de Asturias, y de la que ya nos hemos ocupado en su correspondiente apartado. Como sabemos, la fragata fue modificada para su nuevo cometido en el Arsenal de Ferrol, siendo despojada de la maquinaria y buena parte de su artillería y aparejo, elevándose su francobordo y quedando con
una cierta apariencia de navío. La nueva institución fue inaugurada el 1 de abril de 1871, siendo su primer comandante-director nada menos que el capitán de navío D. Victoriano Sánchez Barcáiztegui, aunque durante los primeros meses ocupó el cargo con carácter interino el capitán de fragata D. Siró Fernández.
Aunque menos conocido otro de los ilustres comandantes de la Asturias fue D. Eduardo Butler y Anguita, veamos lo que nos relata sobre su vida militar la revista El Mundo Naval Ilustrado, Año I, Num. 2 de 15 de mayo de 1.897: D.Eduardo Butler y Anguita, Vicealmirante de la Armada.
-Nació en Cádiz el 9 de Diciembre de 1826. En 5 de Marzo de 1841 ingresó en la Armada como guardia marina de 2ª clase y embarcó en el bergantín Plutón. En el mismo año trasbordó al bergantín Héroe, luego á la fragata Cortes, bergantín Manzanares, vapor Mazzeppa; en 1842 á la fragata Esperanza, donde hizo navegaciones por el Mediterráneo, En 17 de Noviembre salió para Manila de trasporte en la fragata mercante Victoria, navegando por los mares Océano Septentrional, Meridional, Indico y de Filipinas, y regresó á España tocando en bahía de Tablas. En 1844 y 1845 navegó por el Mediterráneo y Cantábrico. En 1845 ascendió á guardia marina de 1ª clase, continuando de crucero por el Cantábrico y rías bajas de Galicia. Navegó en el mar de las Antillas, y en 1847 ascendió á Alférez de Navío, regresando á Cádiz. En 1848 volvió á la Habana en la fragata Isabel II y navegó en varios por la costa Sur de la isla de Cuba, hasta que en 1851 ascendió á Teniente de Navío. Continuó sus navegaciones por el Mediterráneo, costas de Italia y mar Adriático hasta 1857 que volvió á la Habana, en cuyas costas efectuó cruceros persiguiendo á los negreros hasta 1861, que regresó á la Península. En 3 de Mayo de este año ascendió á Capitán de Fragata, volviendo á la Habana y navegando por aquellas costas se estacionó en Haiti á consecuencia de la sublevación de Santo Domingo, luego en la Península, y navegó por el Mediterráneo y el Atlántico en viajes de instrucción hasta 1868, que ascendió á Capitán de Navío, encargándose del mando de la fragata Asturias, escuela de marinería, con la que hizo varios cruceros de instrucción. En 1869 tomó el mando de la blindada Tetuán para apoyar en Tánger las reclamaciones al Gobierno marroquí. En 1870 fue nombrado Comandante de la fragata Villa de Madrid. En
1873 se encargó de la Fragata Almansa. En 1875 salió para la Habana y en el Vasco Núñez de Balboa navegó por las costas del Centro América, llevando una comisión diplomática para la república de Guatemala. Ascendió á Capitán de Navío de 1ª clase y tomó el mando de la comandancia general de la división naval de operaciones.
En 1877 regresó á la Península. En 1881 volvió á Cuba de segundo Jefe del Apostadero y Comandante general del Arsenal. En 1883 ascendió á Contralmirante y en 1889 fue nombrado Comandante general de la Escuadra de instrucción. Tiene 2.130 días de mar efectivos y cerca de catorce años de permanencia en América y Asia. Entre los mandos de buques de importancia que ha desempeñado se cuentan las fragatas Asturias, Tetuán, Villa de Madrid, Almansa, Arapiles y la Escuadra de instrucción.
Ha sido Consejero del Supremo de Guerra y Marina v del Consejo de Estado, Director del material, Capitán general del Depósito de Cádiz y en la actualidad Vicepresidente del Centro consultivo de la Armada. Cuenta cincuenta y siete años de efectivos servicios y cinco en su actual empleo. Se halla en posesión de la cruz, placa y Gran cruz de San Hermenegildo, de la de 2ª clase del Mérito Naval, Comendador de la orden de Carlos III, Gran Oficial de la Corona de Italia, Gran cruz del Mérito Naval, Gran cruz del Salvador de Grecia, Comendador de San Benito de Avis de Portugal y Gran cruz del Mérito Militar.
Es el Vicealmirante más antiguo de la escala activa y goza en el Cuerpo de un gran prestigio y general afecto.
Como parte de la estructura de enseñanza de la Armada eran coetáneas de la Asturias la Villa de Bilbao y la Nautilus que estudiaremos en breve.
Posteriormente ya vinieron el Juan Sebastián Elcano y el Galatea.
Vuelvo a recordar la invitación a cualquier lector que disponga información sobre los antiguos sistemas de estudios y que quiera colaborar en este o futuros artículos. El tema es apasionante como hemos visto gracias a los apuntes de tan excelentes libros y revistas.
Foto 1- Fragata de hélice Princesa de Asturias. Del libro Buques de Vapor de la Armada Española. Del Vapor de Ruedas a la Fragata Acorazada, 1.834-1.885.
Foto 2.- La Princesa de Asturias en un bonito cuadro de autor desconocido. Del libro Buques de Vapor de la Armada Española. Del Vapor de Ruedas a la Fragata Acorazada, 1.834-1.885.
Foto 3.- D. Victoriano Sánchez Barcaiztegui. Primer comandante de la Escuela Naval Flotante, Asturias. De la revista El Mundo Naval Ilustrado. Año 1.897.
Foto 4.- La Asturias ya modificada como escuela flotante. Del libro La España Marítima.
Foto 5.- D. Eduardo Butler y Anguita. Otro de los comandantes de la Asturias. De la revista El Mundo Naval Ilustrado. Año 1.897.
Foto 6.- Estupenda foto de la biblioteca de la Asturias. Sueño de cualquier amante de libros de temas navales. De la revista La Vida Marítima. Año 1.902.
Foto 7.- Fragata Asturias, Escuela Naval Flotante. El Ferrol. J. David. 1.881-82. Nº reg. 2824. Del libro Hombres y Barcos. La Fotografía de la Marina Española en el Museo Naval. (1.850-1.935).
Foto 8.- Foto de la toldilla a popa. Se aprecia el bergantín “Chorizo”. De la revista La Vida Marítima. Año 1.902.
Foto 9.- Detalle de la cubierta de la fragata Asturias, sede de la Escuela Naval Flotante; en la imagen, tomada hacia 1881, se distinguen la red para evitar accidentes al subir a la arboladura, la rueda del timón y un pequeño muestrario de artillería naval isabelina: de izquierda a derecha, un cañón de 8 cm. de bronce rayado en montaje de desembarco, otro de 12 cm. de bronce rayado en montaje de corredera y, finalmente, un cañón rayado de avancarga de 16 cm., de hierro colado. Texto y foto del libro Buques de la Armada Española a Través de la Fotografía. (1849-1900).
Foto 10.- Mandos de la Escuela Naval Flotante en la fragata Asturias. El Ferrol. Anónimo, 1.890. Nº de reg. 489. La Fotografía de la Marina Española en el Museo Naval. (1.850-1.935).
Foto 11.- Alumnos en instrucción marítima al costado de la Escuela Naval Flotante. Del libro Buques de la Armada Española a Través de la Fotografía. (1849-1900).
Foto 12.- Sala de estudio. Fragata Asturias. Escuela Naval Flotante. El Ferrol. J. David. 1.881.82. Nº de reg. 2822. Del libro La Fotografía de la Marina Española en el Museo Naval. (1.850-1.935).
Foto 13.- Guardiamarinas pertenecientes a la promoción de ingreso. Escuela Naval Flotante. El Ferrol. F. Atienza, 1.888. Nº de reg. 488. Del libro La Fotografía de la Marina Española en el Museo Naval. (1.850-1.935).
Foto 14.- Dormitorio de alumnos. Fragata Asturias, Escuela Naval Flotante. El Ferrol. J. David, 1.881-82. Nº de reg. 2820. Del libro La Fotografía de la Marina Española en el Museo Naval. (1.850-1.935).
Foto 15.- Comedor de alumnos. Fragata Asturias, Escuela Naval Flotante. El Ferrol. J. David, 1.881-82. Nº de reg. 2821. Del libro La Fotografía de la Marina Española en el Museo Naval. (1.850-1.935).
Estamos en plena fiebre de reorganización, y los ilusos soñadores que creen que brota la vida de sus altisonantes jerigonzas traducidas en reglamentos y cláusulas escritas, que son á la esencia marítima lo que el cantar del ciego á la inspiración del poeta, han respetado, y llevan, por fortuna, camino de respetar la existencia de la Escuela Naval y su organización actual.
Gentes pesimistas que en nada creen porque tienen desmayada la voluntad y yerto el espíritu por falta de ideales, no conceden importancia alguna á la vida de estos establecimientos militares de enseñanza, que son el cimiento moral de las corporaciones y el foco de donde irradia la luz del trabajo, la luz de los libros y de las ideas que, reflejadas y difundidas por el mejor reflector, el reflector juvenil de carne y entusiasmo, el alumno, el guardia marina, contribuyen á formar esa atmósfera pura de luz difusa y brillante, que envolviendo á los institutos armados, les orienta en los esfuerzos de su adelanto y perfección cooperando al progreso de la Patria.
Se pide por todas partes instrucción y enseñanza; se dice en todos los tonos, con el lenguaje científico y con los acentos de la convicción no adoctrinada, que el atraso intelectual de nuestro pueblo, la pobreza de su mentalidad rutinaria, fetichista y medioeval es el abismo más grande de todos los que la nacionalidad tiene que salvar con paso rápido para que lata su espíritu con el compás vigoroso y arrollador de la civilización europea. Este grito «instrucción», brota de las mismas entrañas laceradas de la Patria y es uno de los faros de primera magnitud que marcan nuestra derrota para no sucumbir en peñas y bajíos en la noche atemporalada y tenebrosa de la ignorancia. Recoger del pasado el aliento fervoroso de la raza; libertar, emancipar su fuerza de direcciones é ideales que ya pasaron, para aplicar su energía á las nuevas orientaciones de la vida, es la necesidad apremiante y reconocida de la colectividad nacional.

Y cuando esto suena por todas partes con grito de nueva ciudadanía, de nuevos métodos de formar hombres luchadores y más perfectos ciudadanos españoles, la ceguera intelectual de nuevo género de réprobos pide el cierre de escuelas militares, ignorando que al pedirlo solicitan, no sólo la retención de la onda fresca y juvenil que lleva en potencia el porvenir de la Patria, sino la mutilación intelectual de las Corporaciones, que es de todas las mutilaciones la más sensible y la más perversa.
Todas las enseñanzas son nobles y hermosas, pero ninguna es comparable en nobleza y hermosura a la enseñanza naval: mezcla de rigor, austeridad y ciencia, si se la cuida, si se la mima, si se la alienta, producirá á la larga sus naturales frutos: la gloria de la Patria en su espíritu y en su fuerza, en su generosidad y en su nobleza. Si no se la comprende, si se ignoran ó desdeñan ó se maltratan sus aspiraciones, es lo mismo que lanzar sombras y pintar de negro el lejano fondo del porvenir.
Afortunadamente la tendencia suicida no prevalecerá, y la Escuela Naval es respetada en su existencia y debe ser respetada en su organización, que por razones de adaptación al medio y educación marinera, no puede parecerse á la de otros centros de enseñanza.
Daré de ello brevísimo resumen.
La extensión de su enseñanza científica, está comprendida en el siguiente cuadro de asignaturas, dividido en tres cursos anuales: Álgebra superior.- Trigonometría rectilínea y esférica.- Geometría descriptiva.- Geometría analítica.- Física.- Cálculo.- Mecánica.-Electricidad.- Química.- Astronomía.- Teoría del buque.- Máquinas de vapor.- Artillería.- Navegación.- Maniobras.- Inglés.- Ordenanzas.- Construcción naval.
De todas estas materias, las fundamentales de matemáticas se estudian en toda la extensión requerida para el conocimiento perfecto y posterior de las ciencias profesionales.
En su enseñanza, ha tiempo se rompieron los métodos antiguos. La aplicación práctica de las teorías sigue inmediatamente á la exposición de éstas, y naturalmente, se concede importancia predominante al laboreo de problemas que implican la incorporación á la inteligencia, de los principios fundamentales de la ciencia, y muy poca al antiguo sistema del chantage, es decir, al desparpajo pueril, elocuente é inocente, que eran el encanto cursi y reglamentado de los antiguos tiempos, en que el alumno dirigía su esfuerzo á aprenderse el programa de memoria, para después lanzarlo aparatosa, solemne y elocuentemente ante el grave y regocijado tribunal examinador.

Un programa en lo antiguo, no era un programa, sino un reglamento administrativo. No se consignaban en él los límites generales de la extensión de la materia, dentro de la cual desenvolviera el alumno su personalidad intelectual, su preciada autonomía intelectual, que hiciera suyo, muy suyo, muy descentralizado de ajenas trabas y de exteriores voluntades, su noble y juvenil espíritu ansioso del trabajo, de la gloria y de la ciencia. ¡Quiá! Un programa era una malla imponente en que la persona intelectual, la voluntad intelectual quedaba esclavizada, primero al libro escrito con regla y compás, asteriscos, corolarios, escolios y acotaciones extravagantes y después al profesor tirano que no toleraba expansiones de libertad científica, ni pasaba por más movimientos de la individualidad inteligente, que los que se sometían al compás de sus tiránicas imposiciones. El alumno había de pensar como el, razonar como él, no tener más lógica que la suya ni más horizontes que los suyos. Cual otro Dios, quería que los hombres fueran á su imagen y semejanza, y naturalmente, la inteligencia esclavizada, sometida á tal presión y tan horrenda disciplina, quedaba aletargada; no era fuerza su acción creadora, sino fuerza pasiva, si vale el concepto; se movía cuando lo ordenaba y siempre en la dirección impuesta por ajeno requerimiento, rara vez por los impulsos del propio; y si en el correr del tiempo alguna vez, ya muy hombre por años, batía las alas y rompía al vuelo para dominar con brío el aire, las regiones, el espacio, caía pronto a tierra, impotente en su esfuerzo generoso, porque sus alas debilitadas y atrofiadas no le permitan escalar la altura. Le habían mutilado desde niño en lo más noble de su ser, en la esencia de su vida, en su intelectualidad, en su personalidad inteligente.
¿Hay exageración en esto que digo? Creo que no; pero si así lo juzgarais, aminorad el concepto; quitad, sí existiera, la exageración, y os encontrareis con un fondo de verdad.
Por eso, cuando veo un reglamento nuevo, con minuciosidades curialescas de procedimiento judicial, me siento desasosegado é intranquilo y dispuesto ala hostilidad; pero cuando veo un programa rígido de enseñanza, con mallas de acero, creo que, inconsciente, alguien en la sombra de su espíritu medita un delito ó prepara el asesinato de una inteligencia.
¡Hermosa juventud! Hay que darla alas, para que vuele luego, trabaje con gusto y haga grande la Patria y no se venga á tierra desplomada entre escombros y ruinas y desventuras nacionales.
Corre parejas con el método de enseñanza en la interioridad de las clases, el procedimiento en los exámenes. Se divide la asignatura en corto número de secciones, procurando que cada una de estas abarque aisladamente teorías completas y fundamentales de aquella. El examinando expone oralmente lo que le toca en suerte con independencia personal de exposición, sin otras trabas que las que le puedan originar las preguntas del tribunal examinador, las cuales preguntas no se concretan a la teoría desarrollada por el alumno, sino que se

Son, pues, los exámenes confirmación y corroboración de la disciplina científica de las clases. En ésta fe forma la persona intelectual, presentándole continuamente estímulos á su propio esfuerzo y desarrollo, á que lo que deba hacer lo haga por si; ayudándole, según el verdadero precepto evangélico, á que se ayude a si mismo; á que se forme persona, hombre, en fin que piense por sí mismo y adquiera, en lo posible facultades fecundas de creación personal, y pueda libertarse siempre de extrañas y ajenas sugestiones.
El honor, la repugnancia de la esclavitud, el amor del desarrollo y de la fuerza intelectual, el verdadero amor del prójimo en la enseñanza. En los exámenes se comprueba el método, pues tras de la exposición oral en la forma mencionada, siguen cuestiones á resolver de índole práctica, del problemas proporcionados á la magnitud y empeño de 1ª asignatura de los que el alumno deberá igualmente salir victorioso.
Si vale la comparación, diría que, con la primera parte del examen, se comprueba si se sabe rezar, si se conoce el precepto escrito; con la segunda, si se practica la moral de aquél, sí el rezo es mera música celestial de hipocresía inconsciente, o es, por el contrario, voluntad que brota de dentro y se traduce en actos de idea, en números, ecuaciones, fórmulas y fuerzas.
Hay quien sospecha que hay exceso teórico, hojarasca científica en los programas de la Escuela Naval; y tomando el rábano por las hojas, afirman su santo y pueril é infantil y candoroso y liliputiense horror á las alfas y las betas.
¡Nobles letras del alfabeto griego! ¡Cómo las vilipendian los majaderos! Acostumbradas á representar, encarnar, momentalízar todas las ideas, si pudieran reírse, regocijaríanse de tanta bebería; pero bien se ve, por lo que queda dicho, que no hay en nuestros programas esa hojarasca, frondosidad formulística que impida el rebullicio de las ideas y la llegada del sol; del oreo y asoleado á la luz de la verdad de las imaginaciones juveniles. Nuestros programas, aunque naturalmente, tienen alias y betas, mus y ñus, determinantes y rabos, no son peso que aplasta, sino resorte que impulsa. Su acción no es de tal magnitud que no provoque siempre la reacción elástica, la rebeldía científica, la voluntad, la hermosa libertad y juego desembarazado y vigoroso de la inteligencia del alumno. Sustancia, vigor y fuerza son nuestros programas en tendencia y en hecho.
Formar personas, hacer hombres es su orientación, y la práctica y ejercicio de lo teórico, la gimnasia práctica de las lecciones es continua, rigurosa, higiénica y persistente.
Mezclemos con ello el rigor del castigo, si tal nombre merece lo que no es castigo precisamente, sino medio de provocar el sentimiento de la responsabilidad en los jóvenes, para que comprendan que á la Marina no se viene á tomar el sol, hacer tertulias y dormir siestas, sino á trabajar ardorosamente para que hagan del porvenir la fuerza marítima de la Patria, y tendrá el lector de La Vida Marítima un bosquejo aproximado del espíritu de la enseñanza en nuestra Escuela Naval.

El horario de la Escuela se ajusta al programa moderno hermano de los tres ochos: ocho horas de trabajo, ocho de recreo y ocho de sueño, comprendidas en el segundo las horas de comida; pero estos recreos no son espacios perdidos ejercicios gimnásticos y militares, de sport marítimo y terrestre, voltajes, regatas y esgrima, llenan, repartidos con gran regularidad durante la semana, el segundo de los ochos, al cual se concede tanta importancia como al primero, cultivando cuidadosamente el desarrollo físico de los jóvenes aspirantes, é inculcándoles el amor de la salud, de la agilidad, del brío y de la fuerza. Fuerza, fuerza siempre, en el espíritu y en el corazón, en la idea y en la voluntad, en el brazo y en la cabeza, es el lema de la Escuela, para que luego, en la plenitud de la vida, la savia juvenil, la, ola ascendente y fresca de la juventud, trabaje por la Marina y engrandezca la Patria.
Sería salirse del trabajo informativo para la Vida Marítima que inspira este artículo, si me extendiera en detalles técnicos de la organización de la Escuela. Sabe bien el lector naval cómo un barco, cual la antigua fragata Princesa de Asturias, puede aprovecharse y adaptarse á la enseñanza marinera, técnica y docente. Aunque vieja la fragata, sus maderas de obra viva sangran todavía, según el antiguo decir marinero, y oleadas de juventud, y de libros, y de ciencia moderna y fresca, sobresaturada de sales marítimas y aspiraciones y oreos de mar, alegran su vida y engendran esperanzas risueñas; pero no quiero despedirme del lector sin darle muestra de la producción intelectual de este Centro en el último bienio. Aquí va la prueba. Entre obras impresas y en circulación, y las que se preparan, recogiendo lo más moderno de las materias que tratan, resulta el grupo siguiente: Compensación de la aguja náutica, por el Teniente de Navío Sr. Barreda.- Tratado completo de maniobras, por los Tenientes de Navío Sres. Ibarreta y Martínez.- Geometría analítica, por el Teniente de Navío D. Juan Luis De Mana.- Tratado de química, por el Teniente de Navío D. Luis Suances.- Curso de geometría del barco ó teoría del buque, por el Teniente de Navío D. Antonio Cal.- Curso de máquinas de vapor, por el Teniente de Navío don José Quintana.- Curso de geografía marítimo-militar, por el Teniente de Navío D. León Herrero.- Curso de Trigonometría rectilínea y esférica, por los Tenientes de Navío Sres. Barreda y

Es Director y Comandante de la Escuela el Capitán de Navío D. Rafael Cabezas, é Inspector de la misma el excelentísimo Sr. Capitán General del Departamento, D. Manuel de la Cámara. Los desvelos de ambos por el Centro Naval dan y darán sus naturales frutos.
Si fuera posible preguntar á los jóvenes aspirantes lo que piensan y sienten respecto á la Liga Marítima y consignar aquí sus respuestas, estoy seguro que todos darían la misma. Y ésta sería: La Liga Marítima es la esperanza y el porvenir, nosotros también, y por su existencia trabajaremos con ardor y patriotismo.
Interesante, por momentos, este artículo que nos permite conocer un poco de la vida a bordo de la vieja fragata. Para el conocimiento sobre su parte técnica y vida operacional nos basaremos en el que sin duda es mi libro favorito sobre la Armada: Buques de la Armada Española a Través de la Fotografía. (1849-1900). Este libro esta editado por el Ministerio de Defensa. Instituto de Historia y Cultura Naval. La editorial es Agualarga, el ISBN: 84-95088-37-1, el NIPO: 076-01-116-7 y fue publicado en el año 2.001. Sus autores son los Sres. Juan Luis Coello Lillo y Agustín R. Rodríguez González, de sobra conocidos en el pequeño universo de la historia marítima. Sobre la Asturias narran lo siguiente: La Princesa de Asturias -luego Asturias desde 1868- fue la primera de nuestras fragatas de hélice, tanto que autorizada su construcción el 23 de junio de 1852 como fragata clásica, una orden de 8 de septiembre de ese mismo año disponía su conversión en fragata de hélice. Su quilla se puso en el Arsenal de La Carraca el 13 de mayo de 1853 y, tras una construcción dilatada por los nuevos retos técnicos y por problemas de acopios de maderas, se botaba el 17 de noviembre de 1857, entrando en servicio el 1 de noviembre de 1859.
El buque, de casco de madera, desplazaba cerca de 3.000 toneladas, teniendo 66,13 m de eslora por 15,24 de manga, 7,92 de puntal y 6,60 de calado máximo. Su máquina fue construida en los talleres del afamado ingeniero británico John Penn, habiendo sido destinada en principio para el navío Rey Don Francisco de Asís, pero su conversión a hélice fue desechada en 1856, asignándose entonces a

Incorporada nada más entrar en servicio a la Escuadra de Operaciones durante la Guerra de África, la Princesa de Asturias arboló la insignia del jefe de escuadra D. José María Bustillo, participando en los bombardeos de Larache y Arcila, sufriendo en ellos más de 20 impactos de los cañones enemigos y ocho bajas en su dotación. Junto al vapor Francisco de Asís, convoyó al mercante que trajo a España la indemnización que tuvo que pagar el Sultán a consecuencia del tratado de paz. Posteriormente fue destinada a La Habana, participando en las expediciones a México y Santo Domingo, estando unos meses al mando de D. Casto Méndez Núñez. De vuelta a la Península, tomó parte en la revista naval de Alicante de 1862, embarcando en ella los Reyes. Unos años después, y dadas sus condiciones marineras poco brillantes en comparación con las fragatas de hélice posteriores, comenzó a ser utilizada en tareas de buque escuela.
Tras participar en «La Gloriosa», que acortó su nombre a Asturias por orden de 13 de octubre de 1868, se dispuso modificar su artillado, medida general en todas las fragatas como consecuencia de la experiencia de la Guerra del Pacífico, quedando formado por 10 cañones de 20 cm. no. 2 -nueva denominación de los excelentes Rivera de a 68 libras- y 18 de 16 cm. no. 1, todos ellos en su batería principal, además de uno de 20 cm. no 1. a proa en montaje de colisa. A este respecto, el lector debe tener en cuenta que a partir de marzo de 1862 se aplicó en la Armada el sistema de denominación de las piezas de artillería por el diámetro de sus ánimas en cm., en vez del tradicional de por el peso de sus proyectiles, algo

Pero poco iba a permanecer ya la Asturias como buque de combate, pues se le destinó a ser sede de la recién creada Escuela Naval Flotante, para lo que se le desmontó la maquinaria propulsora y la mayor parte de la artillería y arboladura, así como otros muchos efectos, elevando su obra muerta para conseguir espacio para alojamientos y dependencias, y disminuyendo su desplazamiento a tan sólo 1.576 toneladas. Con todos aquellos cambios, realizados en el Arsenal de Ferrol entre 1870 y 1871, su casco acabó por semejarse a un viejo navío de dos puentes, tal y como nos muestra esta imagen, tomada durante el curso 1886-87.
En su nueva labor docente, principiada con la apertura oficial de la Escuela el día 1 de abril de 1871, la fragata gozaría de una larga y tranquila vida, fondeada permanentemente en Ferrol.
Resulta curioso señalar la artillería que montaba hacia 1900: un cañón Krupp de 8 cm, un Hontoria de 7 cm, un Skoda de 47 mm, otro Nordenfeit de 42 mm, otro Sarmiento del mismo calibre, un cañón-revólver Maxim de 37 mm y otro Hotchkiss del mismo calibre, así como una ametralladora Nordenfelt de 11 mm: ¡toda una colección de los calibres menores en servicio entonces! Dada finalmente de baja en 1908, tras más de cinco décadas a flote, la Asturias fue vendida para desguace al año siguiente.
Excelente como siempre este libro muy doctamente escrito e ilustrado y que como siempre recomiendo definitivamente para tener en nuestras bibliotecas.
Leandro de Alesson y López en su libro La España Marítima, editado en Madrid en 1.901 por Imprenta de los Hijos de M. G. Hernández y con carta prologo del Sr. D. Juan Pastorín y Vacher, Capitán de Navío, sobre la Escuela Naval cita lo siguiente: Escuela Naval Flotante. Este instituto fue creado por decreto de 18 de Septiembre de 1869, en sustitución del antiguo Colegio Naval Militar, cuya clausura se ordenó en 10 de Mayo de 1868. Está situado en el Departamento de Ferrol, habiéndose inaugurado

La autoridad principal, en calidad de Inspector, es el Ministro de Marina, y Subinspector, el Capitán general del Departamento.
El personal se compone de un Comandante-Director, Capitán de navío de 1.a ó Capitán de navío; un segundo Comandante-Subdirector, Capitán de fragata; un tercer ídem, Teniente de navío de 1.a clase; quince Tenientes da navío, once para Profesores y cuatro para Ayudantas; los primeros tendrán á su cargo las clases principales de Analítica, Física, primer semestre, Cálculo, Física, segundo semestre, Mecánica racional, Mecánica aplicada, Electricidad y Torpedos, Astronomía, Navegación, Artillería y Máquinas de vapor. Química y Meteorología náutica, y los cuatro últimos desempeñarán el servicio de Ayudantes y tendrán á su cargo las clases de Dibujo, Gimnasia, Esgrima y Ejercicios militares; Inglés tercero y cuarto semestre; Maniobra y Ejercicios marineros.
Para las atenciones del establecimiento y servicio de los aspirantes hay: un primer practicante; un segundo id., tres primeros escribientes, un primer contramaestre, tres segundos id., tres terceros id., un segundo condestable, un primer carpintero, un segundo id., un primer maquinista, dos aprendices de maquinista, un obrero torpedista, cuatro marineros fogoneros de 1.a clase, dos id. id. de segunda, un artillero de mar, dos cornetas de Infantería de Marina, un marinero carpintero, un marinero cocinero de equipaje, cuatro cabos de mar de 1.a clase, cinco id. de 2.a, diez y nueve marineros de 1.a clase, setenta y nueve id. de 2.a. Los camareros y asistentes para el servicio personal podrán ser marineros ó particulares, rebajando en este caso el mismo número de la dotación, correspondiente á los de 2.a clase.
Un poco mas de luz sobre los programas y los instructores.

También desde el libro Buques de Vapor de la Armada Española. Del Vapor de Ruedas a la Fragata Acorazada, 1.834-1.885., escrito por José Lledó Calabuig y publicado por Agualarga Editores, con ISBN: 84-95088-75-4 podemos añadir sobre la Asturias los siguientes datos:…Y para dar una idea más completa de como quedó el buque, transcribiremos la descripción que del mismo se hace en una obra de la época: «Desplaza 1.576 toneladas hoy que no tiene abordo hélice, artillería ni otros cargos. Arreglada y dispuesta para el objeto especial a que se la destina, ha sufrido modificaciones diversas desde el año 70, en que empezó a servir para escuela, hasta el presente, en que puede decirse que ha llegado a ser perfecta. Desahogadas cubiertas admirablemente limpias; en la espaciosa toldilla modelos de cañones, otro de un barco para estudiar aparejo y arboladura, el bergantín «Chorizo» le llaman los aspirantes, y una caseta con varios aparatos funcionando, para observaciones meteorológicas, anemómetro, pluvímetro y otros; en la batería está la sala de estudio, en la que cada aspirante dispone de una taquilla para contener sus libros y efectos y de una mesilla debajo; a popa hay dos locales dispuestos para clases y a los extremos de la sala de estudio están los lavabos formados por grandes tablas de mármol con agujeros para contener las palanganas, con un grifo encima de cada una; estos lavabos son muy limpios y con abundante agua corriente. En la cubierta inferior o primer sollado está el dormitorio y allí están las camas, que son de hierro, suspendidas del techo, en hileras de popa a proa; anchas portas dan paso al aire y la luz, que inundan el local, manteniéndolo ventilado y fresco a las horas oportunas; en el mismo sollado están la biblioteca y dos clases más.
Hay además enfermerías, museos y laboratorios que están muy bien dispuestos. Exteriormente la «Asturias» presentaba el siguiente aspecto: había perdido su arboladura, conservando solamente sus tres mástiles, con alguna verga solitaria cruzándolos, con su casco pintado de negro, destacando dos franjas blancas, en lugar de la una que tenía cuando navegaba, que servía para destacar su batería.

Por sus espaciosas aulas desfilaron las promociones de oficiales de nuestra Armada y al desaparecer la «Asturias», la Escuela Naval volvió otra vez a San Fernando, como antes.
En 1909 se dispuso el traslado de la Escuela Naval, como antes decimos, y la «Asturias» fue desguazada.
Había permanecido a flote cincuenta y dos años entre ambas situaciones.
Volvamos ahora al libro de los Sres. Coello Lillo y Rodríguez González para conocer quien fue su primer comandante:…Desde 1845, los jóvenes que deseaban cursar la carrera de la Armada ingresaban por oposición en el Colegio Naval Militar de San Carlos. La admisión de aspirantes se suspendió a partir del 10 de marzo de 1867, debido al exceso de guardiamarinas, seguida el 10 de mayo de 1868 de la orden de clausura del Colegio. Para sustituirlo, el entonces ministro de Marina, contralmirante D. Juan Bautista Topete, creó por Decreto de 18 de septiembre de 1869 la llamada Escuela Naval Flotante, donde nuestros futuros marinos recibirían su instrucción marinera y militar. Como sede de la misma se habilitó la fragata Asturias, que no era otra que la antigua de hélice llamada Princesa de Asturias, y de la que ya nos hemos ocupado en su correspondiente apartado. Como sabemos, la fragata fue modificada para su nuevo cometido en el Arsenal de Ferrol, siendo despojada de la maquinaria y buena parte de su artillería y aparejo, elevándose su francobordo y quedando con

Aunque menos conocido otro de los ilustres comandantes de la Asturias fue D. Eduardo Butler y Anguita, veamos lo que nos relata sobre su vida militar la revista El Mundo Naval Ilustrado, Año I, Num. 2 de 15 de mayo de 1.897: D.Eduardo Butler y Anguita, Vicealmirante de la Armada.
-Nació en Cádiz el 9 de Diciembre de 1826. En 5 de Marzo de 1841 ingresó en la Armada como guardia marina de 2ª clase y embarcó en el bergantín Plutón. En el mismo año trasbordó al bergantín Héroe, luego á la fragata Cortes, bergantín Manzanares, vapor Mazzeppa; en 1842 á la fragata Esperanza, donde hizo navegaciones por el Mediterráneo, En 17 de Noviembre salió para Manila de trasporte en la fragata mercante Victoria, navegando por los mares Océano Septentrional, Meridional, Indico y de Filipinas, y regresó á España tocando en bahía de Tablas. En 1844 y 1845 navegó por el Mediterráneo y Cantábrico. En 1845 ascendió á guardia marina de 1ª clase, continuando de crucero por el Cantábrico y rías bajas de Galicia. Navegó en el mar de las Antillas, y en 1847 ascendió á Alférez de Navío, regresando á Cádiz. En 1848 volvió á la Habana en la fragata Isabel II y navegó en varios por la costa Sur de la isla de Cuba, hasta que en 1851 ascendió á Teniente de Navío. Continuó sus navegaciones por el Mediterráneo, costas de Italia y mar Adriático hasta 1857 que volvió á la Habana, en cuyas costas efectuó cruceros persiguiendo á los negreros hasta 1861, que regresó á la Península. En 3 de Mayo de este año ascendió á Capitán de Fragata, volviendo á la Habana y navegando por aquellas costas se estacionó en Haiti á consecuencia de la sublevación de Santo Domingo, luego en la Península, y navegó por el Mediterráneo y el Atlántico en viajes de instrucción hasta 1868, que ascendió á Capitán de Navío, encargándose del mando de la fragata Asturias, escuela de marinería, con la que hizo varios cruceros de instrucción. En 1869 tomó el mando de la blindada Tetuán para apoyar en Tánger las reclamaciones al Gobierno marroquí. En 1870 fue nombrado Comandante de la fragata Villa de Madrid. En

En 1877 regresó á la Península. En 1881 volvió á Cuba de segundo Jefe del Apostadero y Comandante general del Arsenal. En 1883 ascendió á Contralmirante y en 1889 fue nombrado Comandante general de la Escuadra de instrucción. Tiene 2.130 días de mar efectivos y cerca de catorce años de permanencia en América y Asia. Entre los mandos de buques de importancia que ha desempeñado se cuentan las fragatas Asturias, Tetuán, Villa de Madrid, Almansa, Arapiles y la Escuadra de instrucción.
Ha sido Consejero del Supremo de Guerra y Marina v del Consejo de Estado, Director del material, Capitán general del Depósito de Cádiz y en la actualidad Vicepresidente del Centro consultivo de la Armada. Cuenta cincuenta y siete años de efectivos servicios y cinco en su actual empleo. Se halla en posesión de la cruz, placa y Gran cruz de San Hermenegildo, de la de 2ª clase del Mérito Naval, Comendador de la orden de Carlos III, Gran Oficial de la Corona de Italia, Gran cruz del Mérito Naval, Gran cruz del Salvador de Grecia, Comendador de San Benito de Avis de Portugal y Gran cruz del Mérito Militar.
Es el Vicealmirante más antiguo de la escala activa y goza en el Cuerpo de un gran prestigio y general afecto.
Como parte de la estructura de enseñanza de la Armada eran coetáneas de la Asturias la Villa de Bilbao y la Nautilus que estudiaremos en breve.
Posteriormente ya vinieron el Juan Sebastián Elcano y el Galatea.
Vuelvo a recordar la invitación a cualquier lector que disponga información sobre los antiguos sistemas de estudios y que quiera colaborar en este o futuros artículos. El tema es apasionante como hemos visto gracias a los apuntes de tan excelentes libros y revistas.
Foto 1- Fragata de hélice Princesa de Asturias. Del libro Buques de Vapor de la Armada Española. Del Vapor de Ruedas a la Fragata Acorazada, 1.834-1.885.
Foto 2.- La Princesa de Asturias en un bonito cuadro de autor desconocido. Del libro Buques de Vapor de la Armada Española. Del Vapor de Ruedas a la Fragata Acorazada, 1.834-1.885.
Foto 3.- D. Victoriano Sánchez Barcaiztegui. Primer comandante de la Escuela Naval Flotante, Asturias. De la revista El Mundo Naval Ilustrado. Año 1.897.

Foto 4.- La Asturias ya modificada como escuela flotante. Del libro La España Marítima.
Foto 5.- D. Eduardo Butler y Anguita. Otro de los comandantes de la Asturias. De la revista El Mundo Naval Ilustrado. Año 1.897.
Foto 6.- Estupenda foto de la biblioteca de la Asturias. Sueño de cualquier amante de libros de temas navales. De la revista La Vida Marítima. Año 1.902.
Foto 7.- Fragata Asturias, Escuela Naval Flotante. El Ferrol. J. David. 1.881-82. Nº reg. 2824. Del libro Hombres y Barcos. La Fotografía de la Marina Española en el Museo Naval. (1.850-1.935).
Foto 8.- Foto de la toldilla a popa. Se aprecia el bergantín “Chorizo”. De la revista La Vida Marítima. Año 1.902.
Foto 9.- Detalle de la cubierta de la fragata Asturias, sede de la Escuela Naval Flotante; en la imagen, tomada hacia 1881, se distinguen la red para evitar accidentes al subir a la arboladura, la rueda del timón y un pequeño muestrario de artillería naval isabelina: de izquierda a derecha, un cañón de 8 cm. de bronce rayado en montaje de desembarco, otro de 12 cm. de bronce rayado en montaje de corredera y, finalmente, un cañón rayado de avancarga de 16 cm., de hierro colado. Texto y foto del libro Buques de la Armada Española a Través de la Fotografía. (1849-1900).
Foto 10.- Mandos de la Escuela Naval Flotante en la fragata Asturias. El Ferrol. Anónimo, 1.890. Nº de reg. 489. La Fotografía de la Marina Española en el Museo Naval. (1.850-1.935).
Foto 11.- Alumnos en instrucción marítima al costado de la Escuela Naval Flotante. Del libro Buques de la Armada Española a Través de la Fotografía. (1849-1900).
Foto 12.- Sala de estudio. Fragata Asturias. Escuela Naval Flotante. El Ferrol. J. David. 1.881.82. Nº de reg. 2822. Del libro La Fotografía de la Marina Española en el Museo Naval. (1.850-1.935).
Foto 13.- Guardiamarinas pertenecientes a la promoción de ingreso. Escuela Naval Flotante. El Ferrol. F. Atienza, 1.888. Nº de reg. 488. Del libro La Fotografía de la Marina Española en el Museo Naval. (1.850-1.935).
Foto 14.- Dormitorio de alumnos. Fragata Asturias, Escuela Naval Flotante. El Ferrol. J. David, 1.881-82. Nº de reg. 2820. Del libro La Fotografía de la Marina Española en el Museo Naval. (1.850-1.935).
Foto 15.- Comedor de alumnos. Fragata Asturias, Escuela Naval Flotante. El Ferrol. J. David, 1.881-82. Nº de reg. 2821. Del libro La Fotografía de la Marina Española en el Museo Naval. (1.850-1.935).
Hace apenas unos meses el Centro de Ayudas a la Enseñanza, de la Armada española, ha publicado un extenso libro titulado «La Escuela Naval Flotante», del que son autores dos capitanes de navío (entre ellos D. José María Blanco Núñez), aunque se trata de una edición no comercial. En dicha obra se cuantifican y relacionan los componentes de todas las promociones de marinos salidas de dicha Escuela a lo largo de su dilatada andadura, a la vez que se describen también todos los programas de enseñanza aprobados y aplicados en la misma.
Excelente, como siempre, la recopilación de textos e imágenes sobre la Escuela Naval Flotante llevada a cabo por «Vida Marítima».
Juan Luis Coello Lillo
En 1861. El comandante princesa Asturias era jose maria alvarado roldan. También expedicion Mexico.
Buenos días, Don Juan Luis, minombre es Francisco Urrutia Delgado. He visto el libro del que habla usted, en él aparece mi bisabuelo cuando era guardiamarina: D. Enrique Delgado y Viaña. De hecho, aparece en una foto con el resto de sus compañeros de promoción, la 303 del cuerpo general. ¿Usted sabe que tendría que hacer, esto es, a qué o a quién tendría que dirigirme para conseguir un ejemplar de ese linbro?.
Muchas gracias, y buenos días.
Se acaba de publicar una revista en la que se publica un libro sobre este buque, firmado por Juan Escrigas
Centra Librera Móvil 638 59 39 80
Ver en la web PAPEIS ARTABROS
José maria alvarado. Capitan fragata 1852 con Jorge Juan en Cavite. Princesa Asturias en la Habana. Brigadier 1863. 1868 jefe de escuadra. Y destituido enero 1869. Fallecido 1872. Con 58 años. En su memoria
En la revista naval. Alicante 1862. El comandante de princesa Asturias. De la escuadra mecánica. Era también jose maria alvarado roldan. Justo es decirlo.
Creo si que también en otros periodos lo fueron también Casto Méndez y Montijo albizu.
Rectifico dato del comandante el la revista con los Reyes. Si me ratifico el comandante en Ejercicio naval en Alicante 1862. En presencia ministro Zabala entre ecuadras de vela y mecánica