“Lo mejor de ambos mundos”: En el avión que me conducía a Puerto Rico escuchaba a un padre puertorriqueño decirle eso a su hijo, cantándole las alabanzas del american way of life y de la propia cultura puertorriqueña.
Una vez en San Juan la realidad de la vieja sangre colonial se hacía notar en todos los rincones, calles y restaurantes de la ciudad. No cabía duda de que había formado parte del débil Imperio español. Ninguna duda.
Caminando por su precioso barrio antiguo se desemboca en el viejo castillo que guarece la entrada al puerto en uno de cuyos rincones se situaba el antiguo faro del Castillo del Morro.
Era el mas antiguo de la isla, realmente el único que había en toda la isla hasta que se ejecuto el Plan de Alumbrado de finales del siglo XIX.
Al estar situado dentro de un recinto militar estaba bajo jurisdicción militar y las innovaciones o mejoras debían ser aprobadas también por el estamento militar.
Administrado por la Junta de Comercio y Fomento, se inauguro el 1º de enero de 1.846, fijándosele un alcance de 15 millas marinas. Esta introducción esta extraída del libro Faros Españoles de Ultramar, editado por el Ministerio de Obras Publicas y Transportes y escrito por Miguel Ángel Sánchez Terry, tiene NIPO: 161-92-007-5 e ISBN: 84-7433-792-5 y como ya vimos al estudiar el faro de Cabo Melville en la Isla de Balabac, es un libro extraordinario que recupera una parte muy importante de la memoria de nuestro país. Aquellos tiempos coloniales.
Su aparato constaba de cinco reflectores parabólicos, en cuyos focos otras tantas lámparas de aceite de nivel constante producían la iluminación. Todo el conjunto estaba reunido en una armadura de hierro, movida por una maquina de relojería, dando una revolución cada dos minutos, con intervalos de luz repetidos cada 8 segundos.
Según proyecto realizado por Evaristo Churruca, debido a que estaba muy alejado del parapeto del castillo que daba al mar y que estaba tapado por la torre del vigía con lo que no se veía desde la bocana del puerto, el faro es trasladado pieza a pieza y movido a un nuevo emplazamiento.
Sus características en su nuevo emplazamiento las leemos en el texto del citado libro: El basamento constituía el primer cuerpo del edificio; de 4 m. de altura y forma tronco piramidal de sección octogonal, servía para almacén de aceite lámparas y efectos y como habitación de limpieza y descanso para los torreros. Dejaba alrededor de la torre un espacio o terraza limitado por una balaustrada de fábrica, a la que se accedía por una escalera del mismo material, con pasamanos que hacía juego con aquélla.
De la adquisición del torreón, linterna y óptica de tercer orden se encarga José Echevarria, ingeniero comisionado en París, en la casa Sautter y Lemonier. El aparato constaba de cinco paneles en la parte superior, cuatro inferiores y ocho lentes anulares. Incluía la máquina de rotación con regulador Foucault, columna de basamento de fundición de 5,35 m de altura, linterna de 2,5 m de diámetro de doble cúpula de cobre, con montantes de fundición recubiertos de bronce, torreón con galería exterior y tres lámparas mecánicas con mecheros independientes para aceite y petróleo, formando un conjunto que con embalaje pesó 11 toneladas y costó 34.739,15 francos, incluidos los gastos de transporte desde el puerto de Havre, seguros y comisiones.
Estuvo apagado, por las obras, desde el 1 de abril hasta el 28 de setiembre de 1876, tiempo de duración de los trabajos.
Comenzó a funcionar con petróleo de la clase «brilliant light» importado de U.S.A., cuyo primer suministrador fue la casa Álvarez y Cía., del comercio de la capital; a 1,2 ptas. el litro.
Un anuncio publicado en la Gaceta de la Isla daba cuenta de su entrada en servicio, con el siguiente texto: Cuerpo Nacional de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Jefatura de Obras Públicas. Isla de Puerto Rico: Faro del Morro. Isla de Puerto Rico.
«Ha quedado encendido este faro en sustitución del antiguo de reflectores que se apagó el 1.° de abril de 1876.
Está colocado en la batería superior del Castillo del Morro, situado al Este de la entrada del puerto de San Juan de Puerto Rico.
Aparato catadióptrico de tercer orden.
Luz blanca con eclipses de 1′ en 1′. Alcance en el estado ordinario de la atmósfera 18 millas. Latitud: 18° 28′ 4″ Norte. Longitud: 59° 56′ 15″ al Oeste del observatorio de San
Fernando.
Elevación del foco luminoso sobre el nivel medio del mar 52 m.
Elevación del foco luminoso sobre el piso de la batería superior del Castillo: 12,76 m.
La torre es octogonal de hierro fundido y está pintada de blanco y de gris oscuro. Descansa sobre un basamento también octogonal de ladrillo sin enlucir.
Puerto Rico, Septiembre 28 de 1876. El Ingeniero 1.° Enrique Gadea…
La nueva torre del vigía se levantó sobre el basamento del antiguo faro. Era de ladrillo con cubierta de madera y zinc, de forma prismática octogonal y de dos cuerpos. En el superior se colocó el anteojo, con ventanas en cada uno de los ocho lados y un balcón o galería corrida para desahogo.
Empezadas ya las obras de algunos faros, fue necesario pensar en proveerles de personal. Aunque, como ya se ha citado, se habían tomado las medidas necesarias para traerlos obligatoriamente de Cuba, la resistencia que presentaban los afectados impulsó a la petición efectuada por la Jefatura de Obras Públicas, al gobernador militar el 15 de mayo de 1883, para la cesión de un espacio que pudiera albergar una escuela de torreros. Éste accede provisionalmente, permitiendo el uso de un reducido habitáculo, próximo al faro, que venía siendo utilizado como depósito de municiones, con la condición de que los aspirantes obtuviesen pase militar y no salieran por la noche de la fortaleza.
Veintidós años después, se declara la guerra entre España y Norteamérica. A pesar de que en 1897 se había concedido la autonomía a la Isla y de que el primer gobierno se había constituido en febrero del año siguiente, el día 12 de mayo, la escuadra invasora, al mando del almirante William T. Sampson, inicia las hostilidades bombardeando la fortaleza del Morro. Como consecuencia de los cañonazos, el faro sufre graves desperfectos de los que no puede recuperarse, a pesar de un primer intento de reparación en 1899 por parte del nuevo gobierno militar americano. Años después, en 1907, el «Lighthouse Board» de aquel país se encarga de levantar uno nuevo, inaugurado en 1908 que aún permanece activo…
Realmente, si alguien tiene la oportunidad, recomiendo visitar la zona que en su dia fue de nuestro país, que como ya hemos visto “cayo bajo la presión de los intereses de una nación mayor”.
Foto 1. Vista del faro del Morro tomada alrededor de 1.895 por Feliciano Alonso y que fue destruido tres años después al comienzo de la guerra con los americanos. Foto Biblioteca del Palacio Real. Del libro Faros Españoles de Ultramar.
Una vez en San Juan la realidad de la vieja sangre colonial se hacía notar en todos los rincones, calles y restaurantes de la ciudad. No cabía duda de que había formado parte del débil Imperio español. Ninguna duda.
Caminando por su precioso barrio antiguo se desemboca en el viejo castillo que guarece la entrada al puerto en uno de cuyos rincones se situaba el antiguo faro del Castillo del Morro.
Era el mas antiguo de la isla, realmente el único que había en toda la isla hasta que se ejecuto el Plan de Alumbrado de finales del siglo XIX.
Al estar situado dentro de un recinto militar estaba bajo jurisdicción militar y las innovaciones o mejoras debían ser aprobadas también por el estamento militar.
Administrado por la Junta de Comercio y Fomento, se inauguro el 1º de enero de 1.846, fijándosele un alcance de 15 millas marinas. Esta introducción esta extraída del libro Faros Españoles de Ultramar, editado por el Ministerio de Obras Publicas y Transportes y escrito por Miguel Ángel Sánchez Terry, tiene NIPO: 161-92-007-5 e ISBN: 84-7433-792-5 y como ya vimos al estudiar el faro de Cabo Melville en la Isla de Balabac, es un libro extraordinario que recupera una parte muy importante de la memoria de nuestro país. Aquellos tiempos coloniales.

Su aparato constaba de cinco reflectores parabólicos, en cuyos focos otras tantas lámparas de aceite de nivel constante producían la iluminación. Todo el conjunto estaba reunido en una armadura de hierro, movida por una maquina de relojería, dando una revolución cada dos minutos, con intervalos de luz repetidos cada 8 segundos.
Según proyecto realizado por Evaristo Churruca, debido a que estaba muy alejado del parapeto del castillo que daba al mar y que estaba tapado por la torre del vigía con lo que no se veía desde la bocana del puerto, el faro es trasladado pieza a pieza y movido a un nuevo emplazamiento.
Sus características en su nuevo emplazamiento las leemos en el texto del citado libro: El basamento constituía el primer cuerpo del edificio; de 4 m. de altura y forma tronco piramidal de sección octogonal, servía para almacén de aceite lámparas y efectos y como habitación de limpieza y descanso para los torreros. Dejaba alrededor de la torre un espacio o terraza limitado por una balaustrada de fábrica, a la que se accedía por una escalera del mismo material, con pasamanos que hacía juego con aquélla.
De la adquisición del torreón, linterna y óptica de tercer orden se encarga José Echevarria, ingeniero comisionado en París, en la casa Sautter y Lemonier. El aparato constaba de cinco paneles en la parte superior, cuatro inferiores y ocho lentes anulares. Incluía la máquina de rotación con regulador Foucault, columna de basamento de fundición de 5,35 m de altura, linterna de 2,5 m de diámetro de doble cúpula de cobre, con montantes de fundición recubiertos de bronce, torreón con galería exterior y tres lámparas mecánicas con mecheros independientes para aceite y petróleo, formando un conjunto que con embalaje pesó 11 toneladas y costó 34.739,15 francos, incluidos los gastos de transporte desde el puerto de Havre, seguros y comisiones.
Estuvo apagado, por las obras, desde el 1 de abril hasta el 28 de setiembre de 1876, tiempo de duración de los trabajos.
Comenzó a funcionar con petróleo de la clase «brilliant light» importado de U.S.A., cuyo primer suministrador fue la casa Álvarez y Cía., del comercio de la capital; a 1,2 ptas. el litro.
Un anuncio publicado en la Gaceta de la Isla daba cuenta de su entrada en servicio, con el siguiente texto: Cuerpo Nacional de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Jefatura de Obras Públicas. Isla de Puerto Rico: Faro del Morro. Isla de Puerto Rico.
«Ha quedado encendido este faro en sustitución del antiguo de reflectores que se apagó el 1.° de abril de 1876.
Está colocado en la batería superior del Castillo del Morro, situado al Este de la entrada del puerto de San Juan de Puerto Rico.
Aparato catadióptrico de tercer orden.
Luz blanca con eclipses de 1′ en 1′. Alcance en el estado ordinario de la atmósfera 18 millas. Latitud: 18° 28′ 4″ Norte. Longitud: 59° 56′ 15″ al Oeste del observatorio de San
Fernando.
Elevación del foco luminoso sobre el nivel medio del mar 52 m.
Elevación del foco luminoso sobre el piso de la batería superior del Castillo: 12,76 m.
La torre es octogonal de hierro fundido y está pintada de blanco y de gris oscuro. Descansa sobre un basamento también octogonal de ladrillo sin enlucir.
Puerto Rico, Septiembre 28 de 1876. El Ingeniero 1.° Enrique Gadea…
La nueva torre del vigía se levantó sobre el basamento del antiguo faro. Era de ladrillo con cubierta de madera y zinc, de forma prismática octogonal y de dos cuerpos. En el superior se colocó el anteojo, con ventanas en cada uno de los ocho lados y un balcón o galería corrida para desahogo.
Empezadas ya las obras de algunos faros, fue necesario pensar en proveerles de personal. Aunque, como ya se ha citado, se habían tomado las medidas necesarias para traerlos obligatoriamente de Cuba, la resistencia que presentaban los afectados impulsó a la petición efectuada por la Jefatura de Obras Públicas, al gobernador militar el 15 de mayo de 1883, para la cesión de un espacio que pudiera albergar una escuela de torreros. Éste accede provisionalmente, permitiendo el uso de un reducido habitáculo, próximo al faro, que venía siendo utilizado como depósito de municiones, con la condición de que los aspirantes obtuviesen pase militar y no salieran por la noche de la fortaleza.
Veintidós años después, se declara la guerra entre España y Norteamérica. A pesar de que en 1897 se había concedido la autonomía a la Isla y de que el primer gobierno se había constituido en febrero del año siguiente, el día 12 de mayo, la escuadra invasora, al mando del almirante William T. Sampson, inicia las hostilidades bombardeando la fortaleza del Morro. Como consecuencia de los cañonazos, el faro sufre graves desperfectos de los que no puede recuperarse, a pesar de un primer intento de reparación en 1899 por parte del nuevo gobierno militar americano. Años después, en 1907, el «Lighthouse Board» de aquel país se encarga de levantar uno nuevo, inaugurado en 1908 que aún permanece activo…
Realmente, si alguien tiene la oportunidad, recomiendo visitar la zona que en su dia fue de nuestro país, que como ya hemos visto “cayo bajo la presión de los intereses de una nación mayor”.
Foto 1. Vista del faro del Morro tomada alrededor de 1.895 por Feliciano Alonso y que fue destruido tres años después al comienzo de la guerra con los americanos. Foto Biblioteca del Palacio Real. Del libro Faros Españoles de Ultramar.
Estoy desarrollando un proyecto sobre los faros de Puerto Rico y quiero agradecerle este excelente artículo sobre el Faro del Castillo del Morro.