TENERIFFE Y ZUGATZARTE

La compañia Elder Dempster & Company Limited fue fundada en 1.852 como African Steam Ship Company Limited, con un contrato para llevar correo desde Londres a Madeira, Tenerife y la costa Oeste de África. Su rival por aquellas fechas era la British & African Steam Navigatión Company, formada en 1.868 por John Dempster y Alexander Elder entre otros. La Elder Dempster, por compras y anexiones llego a tener una fuerte presencia en el mercado canadiense hasta que, llegado 1.903, vende la Canadian Pacific junto a 14 buques. Para nuestro interés, y como ya hemos visto en el estudio de algunos de sus correos, a través de la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios, es la explotadora de los servicios y líneas que unen las islas, para lo cual y en función de las necesidades llega a fletar buques que no arbolaban la insignia del país. Uno de ellos el TENERIFFE.
En primer lugar, y según el Lloyd´s Register of Shipping de 1.904-5 veamos sus características técnicas: señal distintiva, JTWK; vapor de casco de acero y propulsión por hélice; dos cubiertas corridas; 1.800 toneladas de registro bruto; 1.617 under deck; 1.148 de registro neto; clasificado como + A1; construido en febrero de 1.885; astillero, Harland & Wolff de Belfast; eslora entre perpendiculares, 301 pies; manga, 36 pies; puntal en bodega, 19,8 pies; matricula de Liverpool; maquina compound; diámetro de los cilindros, 32 y 64 pulgadas para una carrera de 42 pulgadas; 2 calderas; 6 hornos; superficie de parrilla 123 pies cuadrados; superficie de calefacción, 3.368 pies cuadrados; 221 caballos nominales; maquinas construidas por Harland & Wolff; puntal a cubierta alta, 21 pies 4 pulgadas; franco bordo en la línea central, 4 pies y 5 ½ pulgadas. Otras características eran; peso muerto, 2.600 toneladas; eslora total, 99,33 metros; calado 5,10 y velocidad en carga 10 nudos. Su vida operacional nos la narra Juan Carlos Diaz Lorenzo en su libro DE LA MAR Y LOS BARCOS, de la colección AL RESGUARDO DE ANAGA, ISBN: 84-88605-79-X, editado por Puertos de Tenerife, estupendo documento sobre la curiosa vida marítima de las Canarias. Leamos, condensado, el relato sobre el buque: El vapor TENERIFFE se construyó por encargo de la compañía British & African Steam Navigation Co., con sede en Glasgow y era el sexto de una serie de siete buques gemelos, de los cuales el cabeza de serie era el vapor CONGO. Tenía el casco de hierro y dos cubiertas y alojamiento para 26 pasajeros en primera clase y cuatro en segunda.En febrero de 1885 se entregó a sus armadores y comenzó a navegar en la línea que enlazaba Inglaterra y la costa occidental de África. El 5 de marzo de 1895 embarrancó en el río Congo, por lo que se hizo necesario aligerarlo de la carga, que trasvasó a unas gabarras, para ponerlo de nuevo a flote. En 1898 se transfirió a la compañía African Steamship Co., con sede en Liverpool.Siempre batiendo pabellón británico, el vapor TENERIFFE navegó en varias ocasiones en aguas isleñas, al servicio de la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios. El 7 de marzo de 1903, cuando salía de la bahía de Santa Cruz de Tenerife rumbo a La Gomera, abordó al pailebot PAJARO, que se encontraba fondeado, rompiéndole los dos palos y el botalón, resultando herido un marinero con fractura en una pierna.
El 12 de julio de 1905, un día después de haber salido del puerto tinerfeño, se recibió un telegrama en la Comandancia de Marina de Tenerife en el que se informaba que el buque de cabotaje AJAX había encallado en Punta Camello, en el sur de la isla. El día 14, el vapor TENERIFFE viajo al lugar del siniestro, llevando a bordo al cónsul inglés y a un agente de la compañía aseguradora del barco siniestrado.
En 1912, concluida su etapa en el servicio interinsular, continuó navegando en las líneas de la citada African Steamships Co. El 24 de marzo de 1919 se vendió a The Shipping Controller, siendo matriculado en Londres y ocupándose de su gerencia la compañía Glover Bros.
En enero de 1920 lo compró la Compañía Marítima Arenas, siendo rebautizado ZUGATZARTE…..
Respecto a la Compañía Marítima Arenas S.A. leemos en el libro UN SIGLO CON LA MARINA MERCANTE, 1.895-1.995, Tomo I, de Luis María del Busto y Mandaluniz: Naviera vasca creada el 1 de Abril de 1919 por Pedro Pérez Gante, Juan Zamacona, Juan Martín Zabala, Nicolás Zabala y José María Scala, que en un principio pensó en aprovechar el impulso que la industria vizcaína daba señales de prosperidad una vez finalizada la I guerra mundial, pero que no acabó este proyecto por múltiples razones obvias. Su sede la tuvo primeramente en El Arenal nº 6 y posteriormente en la Plaza Nueva n° 5 en Bilbao. Con un paréntesis de tres años, reanudó la compañía con sus teóricas aspiraciones de principio, pero tuvo tan mala suerte, que compró un barco de segunda mano en 1921 y antes de rendir su primer viaje, se perdió trágicamente a las puertas de «casa». Desapareció la sociedad en 1926.El buque duro en la compañía lo que dura un suspiro, lo que seguramente debió contribuir, en parte, en la rápida desaparición de la naviera nacida como muchas otras bajo la triste sombra especulativa de la Gran Guerra.
Veamos como relata Mandaluniz el fin del buque: Salió con mal tiempo del Abra de Bilbao a las siete de la tarde del Jueves 18 de Marzo de 1921, después de haber permanecido fondeado para compensar el compás magnético, con un cargamento completo de mineral de hierro con destino a Glasgow (Escocia). Quince minutos después de haber dado toda avante, al estar al través con Punta Galea a una distancia aproximada de media milla, el buque tomó una fuerte guiñada a estribor aunque el timón estaba todo cerrado a babor, e inmediatamente viendo que el mercante se acercaba a la costa se dio toda máquina atrás, a pesar de lo cual en breves segundos embarrancó entre los arrecifes algorteños, quedando a merced de la mar gruesa que en aquellos momentos había en la zona. Pronto la mar empezó a barrer la cubierta del vapor, causando los primeros destrozos a bordo. A la señal de auxilio con el silbato, acudió la embarcación de Prácticos, encontrándose con el barco tremendamente escorado a estribor y encallado entre rocas en un lugar donde la mar rompía con violencia. El vaporcito volvió a Portugalete y avisó al Ayudante de Marina del accidente ocurrido, quien acto seguido ordenó al cañonero Hernán Cortés su salida al lugar del siniestro, pero nada pudo hacer debido al mal tiempo que había. Entonces se decidió prestar ayuda a los 21 tripulantes desde tierra, para lo cual lanzaron varios cabos, consiguiendo que uno de ellos llegara a bordo. A pesar de la noche oscura armaron un andarivel, amarrando el cabo a la parte alta de los pescantes de un bote salvavidas, y el otro extremo a tierra. A las cuatro de la madrugada se consiguió salvar a 17 hombres, pero los cuatro restantes. Calderetero, Palero y dos Marineros, fueron abatidos a la mar por las olas. Ateridos de frío y completamente extenuados permanecieron los náufragos en la parte baja de las rompientes hasta aclarar el día en que emprendieron la subida hasta el Semáforo. El motivo del naufragio fue la rotura de los guarnes del timón, lo que hizo que el barco perdiera su gobierno y se fuera proa a la costa.
Una descripción mas detallada de la tragedia la obtenemos del libro APROXIMACIÓN A LA HISTORIA DEL SALVAMENTO DE NAUFRAGOS EN EL PUERTO DE BILBAO, escrito por Manuel Torres Goiri y publicado por EDIGETXO (Getxoko Kultur Etxea), su ISBN es 84-606-1029. Veamos el apunte: Naufragio del Vapor ZUGATZARTE. (17-3-1921).
El ZUGATZARTE, en el momento de su naufragio, era ya un viejo vapor. Construido en el año 1885 en Belfast para la casa armadora británica Harland, se denominó TENERIFE. Durante la I Guerra Mundial, pasó a ser propiedad del Gobierno Británico; cargado de cemento, cumplió su cometido como buque-tapón para el cerrado de puertos. Adquirido más tarde por la Compañía Marítima Arenas, pasó a formar parte de la matrícula de Bilbao con el nombre de ZUGATZARTE. Los Astilleros Ardanaz de Erandio, se encargaron de realizar a lo largo de cinco meses, las reformas necesarias en el buque para su puesta en servicio. Las características principales del buque eran las siguientes: Eslora, 91,80 mts; Manga, 10,98 mts; Puntal, 6 mts.; Toneladas de Registro Bruto, 1.831.21; Toneladas de Registro Neto, 1.166; Carga Máxima, 2.600 toneladas.
Al salir del astillero de Erandio se dirigió a uno de los drops de la ría, donde cargó 2.350 toneladas de mineral de hierro con destino a Glasgow. A las nueve y veinte de la mañana del día 17 de Marzo, fondeó en el puerto exterior para compensar la aguja magnética.
Terminada la compensación, el vapor salió de puntas a las siete y diez de la tarde. La mar estaba revuelta y el buque dio sus primeras cabezadas. Quince minutos después, en las proximidades de Punta Galea, el buque tomó una fuerte guiñada a estribor. El capitán amonestó al timonel indicándole que tuviera más cuidado, pero éste replicó que tenía todo el timón metido a la banda contraria. Ante la proximidad de la costa y en vista de que el buque no gobernaba, el capitán ordenó con rapidez parar la máquina y dar toda atrás.
Instantes después, el buque embarrancaba en las rocas del acantilado de Punta Galea, debajo del antiguo semáforo de señales. Quedó atravesado a la mar y las olas barrían la cubierta haciendo imposible a la tripulación permanecer en ella. Corrieron a refugiarse tras la caseta del puente, pero ésta no tardó mucho tiempo en quedar destrozada por efecto de los golpes de mar. El silbo del vapor sonaba sin cesar en demanda de auxilio. Los tripulantes corrieron a subirse a los palos, desde donde daban grandes voces en demanda de socorro.
El vaporcito de los prácticos, que se encontraba en el Abra exterior, acudió al lugar del siniestro. Viendo que nada podía hacer por los náufragos, se dirigió a puerto. A su vez, el torrero de Punta Galea, ponía en conocimiento de los prácticos de Portugalete la gravedad del suceso.
A bordo, la tripulación aterida de frío y presa de la ansiedad, pasaba por momentos críticos. El capitán y el primer oficial, mediante órdenes y palabras de aliento, conseguían hacer desistir a quienes trataban de tirarse al agua. Una ola arrebató a un marinero del palo donde se hallaba refugiado, haciéndole desaparecer en la mar.
Se dio aviso al Alcalde de Getxo, D. Jacinto Araluce, y a D. Francisco Aldecoa, quién
reunió rápidamente al grupo de salvamento de Algorta. Cargaron el material de rescate en un camión y se dirigieron hacia Punta Galea.
El Práctico Mayor, Sr. Babío y el Ayudante de Marina, Sr. Garay, embarcaron con los lanzacabos de la Junta de Portugalete en el vaporcito de los prácticos. Junto con los remolcadores de Sota y Amar, ALTSU MENDI y UR MENDI, llegaron hasta el Abra exterior, donde se les unió un bote salvavidas del cañonero HERNAN CORTES. Sobre las diez de la noche se encontraban próximos al vapor. Tras varios intentos de acercarse, estando en uno de ellos a punto de colisionar el UR MENDI con el buque náufrago, desistieron de llevar a
cabo el salvamento por mar. Desembarcaron el segundo comandante del HERNAN CORTES, Sr. Lacacin, diez marineros a su mando y el Ayudante de Marina. Tras colocar el material de salvamento en un carro, se encaminaron hacia el lugar del siniestro.
El agotamiento físico y la desesperación hacían mella en los náufragos. Amarrados a las jarcias eran zarandeados por las olas. Antes de que acudieran a su rescate, fallecerían otros tres tripulantes.
Llegaron hasta el acantilado los miembros del grupo de salvamento de Algorta y
algunos voluntarios. La noche era oscura, lo que complicaba el difícil descenso hacia la rompiente. Aquella gente, sin embargo, conocía bien el terreno. Descendiendo por el tortuoso camino del acantilado, cargados con el material de salvamento y provistos de faroles, oían los gritos de los náufragos. Sería la medianoche cuando consiguieron llegar abajo. Con el fuerte ruido de fondo de las olas al romper, se enviaban mensajes de ánimo hacia el vapor.
Preparado el cañón lanzacabos, se efectuaron dos disparos, el primer proyectil cayó junto a la chimenea y el segundo al lado del palo de proa. La operación de salvamento había comenzado.
Se sumaron a los allí presentes el Alcalde, el Teniente de Alcalde, D. Constantino Zabala y varios vecinos de Getxo. Mientras era asentado el trípode del andarivel, el Sr. Aldecoa instalaba un reflector. El grupo de salvamento, bien entrenado y dirigido por los hermanos Ardanza, se desenvolvía con soltura, contando en este caso con la destacada colaboración de lo siguientes señores de Algorta: Bonifacio Franco, Miguel Aresti, Eusebio Sangüesa, Enrique Franco, Juan Cruz Basañez, Emilio Uriarte, Manuel Añibarro, Benito Maguregui y Benito Zubiaur. Estaban enviando al vapor los cabos del andarivel, cuando llegó a lo alto del acantilado la tripulación del cañonero Hernán Cortés; guiados por el torrero de Punta Galea, fueron descendiendo con mucha cautela hasta llegar al pie del mismo.
La tripulación del ZUGATZARTE amarró los cabos del andarivel en el pescante del bote de babor. Unos minutos más tarde el medio de salvamento quedaba instalado. Eran las dos de la madrugada.
El transporte de los náufragos hasta tierra ofrecía grandes dificultades ya que éstos debían ser llevados en ocasiones semi-sumergidos y entre rocas.
El capitán, D. Manuel Palacios y el primer oficial, D. Mario Uribarren, organizaron de manera ejemplar el abandono del buque. El primer tripulante en hacerlo fue el cocinero, D. Daniel Echevarría. Acto seguido se metió en la canasta del andarivel el primer oficial, para cooperar con los de tierra en el rescate.
Los náufragos se introducían en el aro salvavidas con calzón, de cara a la costa. Al llegar a las rocas, en ocasiones no les quedaba otro remedio que patalear sobre ellas, evitando así golpes de consideración.
Uno a uno fueron conducidos a tierra el resto, llegando la mayoría extenuados y con abundantes magulladuras. A las cuatro de la madrugada, el capitán abandonó el buque, finalizando la operación de salvamento.
Los náufragos eran abrigados con mantas, ya que algunos se encontraban casi desnudos. Sirvan como testimonio, las declaraciones del cocinero a un periodista de El Liberal: «…El agua pegaba de firme —nos decía sonriendo—. Yo, que me encontraba completamente vestido al embarrancar, me vi completamente desnudo al coger el cable para llegar a tierra; es decir, miento, desnudo del todo, no, me quedé con la camiseta y con un calcetín. Lo demás se lo llevaron las olas».
Pero aún no habían terminado las penalidades para los náufragos. Agotadas las luces disponibles, hubo que esperar al amanecer para poder subir por el escarpado camino del acantilado. Cuando llegó el momento, los diecisiete tripulantes rescatados del ZUGATZARTE y sus salvadores, emprendieron el camino que les llevaría al merecido descanso.
La mar fue destrozando la estructura del vapor, haciendo imposible su salvamento.
En el diario Euzkadi del 19 de Marzo podemos leer lo siguiente: «Con motivo del
naufragio se ha usado por primera vez el material, de salvamento adquirido por la Asociación de Navieros. El resultado ha sido magnífico. Los cohetes funcionaron admirablemente y gracias a la feliz iniciativa de D. Ramón de la Sota y Llano, que fue quien propuso la instalación de una estación con material adecuado. Su necesidad se ha visto bien patente en el último suceso, pues con el viejo cañón y los trastos anticuados con que únicamente se contaba antes en nuestro puerto, las vidas que han sido arrebatadas al mar no lo hubieran podido haber sido, casi seguramente».
La tripulación del ZUGATZARTE la componían los siguientes señores: Rescatados: capitán, Manuel Palacios, de Las Arenas; primer oficial, Mario Uribarren, de Bermeo; contramaestre, José Manuel Martínez, de Villagarcía; carpintero. Isidro Gárate, de Bermeo; marinero, José Romero, de Muros; marinero, Manuel Vázquez de Son; mozo, Cándido Conselo, de Pontevedra; primer maquinista, José Frías Madariaga, de Las Arenas; segundo maquinista. Modesto Cortázar, de Bermeo; fogonero, Juan Fuentes, de Bilbao; fogonero. Casimiro Alfaya, de Frades; fogonero, Juan José González, de Mugardos; palero. Francisco Albilluria, de Villagarcía; mayordomo, Antolín Naveran, de Arteaga; cocinero, Daniel Echevarría, de Arteaga; primer camarero, Ricardo Ciluaga, de Ibarrangelua; marmitón, Evaristo Aldámiz-Echevama, de Arteaga.
Fallecidos: marinero, José Vicente Vidal, de Son; marinero, Eulogio Esperón, de Cimbarro; calderetero, Antonio Várela, de Crendes; palero, Luciano Lecue, de Lezama.
Esplendido relato de este pequeño e interesantísimo libro que los Sres. de la Getxoko Kultur Etxea, tuvieron el acierto de publicar en el año 1992.
Solicitamos de los estimados lectores que, si pudieran enviar fotos o datos sobre la vida del Capitán Manuel Palacios o cualesquiera de los tripulantes, se pongan en contacto con esta pagina web si desean compartir su documentación en la red.
Foto 1.- El TENERIFFE. Muelle de Santa Catalina. Archivo FEDAC.
Foto 2.- Atracando en el mismo muelle. Archivo FEDAC.
Foto 3.- El ZUGATZARTE embarrancado en las rompientes de Punta Galea. (Foto de D. Daniel de Zubimendi). Foto del libro APROXIMACIÓN A LA HISTORIA DEL SALVAMENTO DE NAUFRAGOS EN EL PUERTO DE BILBAO.
Foto 4.- Supervivientes del ZUGATZARTE. Foto publicada en la Gaceta del Norte y reproducida por D. Luis Ángel Gómez en la Biblioteca de la Diputación Foral de Bizkaia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *