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PEÑA ROCIAS
Pedro Blanco Alvarez es modelista naval, amante y admirador, como yo, de los libros de Rafael Gonzalez Echegaray y por supuesto de los barcos y su mundo; el salitre como el llama.
Hace poco tuve la suerte de que me regalase su libro Barcos, Modelos Navales con Historias, (ISBN-13: 978-84-612-3285-7) editado por Todoprint Digital, que recomiendo para nuestras bibliotecas, especialmente para aquellos amantes del modelismo naval. Me gusta la dedicatoria que hace; A mi madre, de familia de pescadores y calafates, que me enseño a querer a la mar y amar a los barcos.
Habia nacido en la localidad de West Hartlepool (Inglaterra) en 1.889, con el nombre de NORDLANS. Fue construido por los astilleros W. Gray, para R. Aedi Wilson & Co. Eslora 79,25 metros: 11,16 de manga y 5,45 de puntal.
Pero, para nosotros, realmente nace cuando la Santanderina de Navegación lo compra en 1.899 y lo llama PEÑA ROCIAS (Todos los nombres de los barcos de esta naviera tenían como común denominador el nombre perteneciente a alguna de las Peñas de la región: Peña castillo, Peña Cabarga, Peña Agustina…)
El PEÑA ROCIAS empieza el siglo XX enseñando arrogante el nombre de Santander en su espejo de popa, y la franja de color blanquirrojo, como distintivo de la naviera en la chimenea. Se trata de un barco muy robusto, como mas tarde demostraría.
Debajo de la cubierta castillo alberga el sollado de la marinería, le sigue a continuación un pozo a proa donde dispone de la primera bodega; la segunda situada en el entrepuente conjuntamente con el emplazamiento de la maquina, espardel y el puente descubierto al centro; dos bodegas más en la toldilla, terminando en la rueda de cabillas de accionamiento directo sobre la pala del timón.
Los viajes mas frecuentes los iniciaba desde la Ria de El Astillero, cargado de mineral principalmente con destino al canal de Bristol, Escocia y Rotterdam. Haciendo el tornaviaje con las bodegas llenas de carbón del bueno, el de Cardiff.
En la temporada de verano los viajes llegaban mas lejos, alcanzaban hasta el báltico y el retorno lo hacia con grandes cubertadas de madera nórdica. Incluso llego a dar un viaje en 1.918 a Buenos Aires retornando con un transporte completo de grano.
En 1.904, en el mes de marzo, el PEÑA ROCIAS en un viaje de vuelta de Stockton, se dirige a Sunderland a por un cargamento de carbón, y con el practico inglés a bordo embarranco en la ría, llegando a quedar completamente en seco. La Compañia dio al buque practicamente por perdido, a pesar de ello, con laboriosos trabajos dirigidos por D. Joaquin, se consigue reflotar sin ningun daño. Regreso a Santander cargado con carbón de Newcastle, el 9 de agosto del mismo año como si no hubiese pasado nada.
Sufrió también, en 1.912 otro embarrancamiento, esta vez en la barra de Rotterdam, del que estuvo libre sin ningún rasguño a los dos días.
Al termino de la 1ª Guerra Mundial cae el mercado de fletes y la Naviera Santanderina se ve obligada a dar de baja o vender el resto de la flota, conserva únicamente el PEÑA ROCIAS, que pasa la crisis fondeado en Pedrosa, desamarrando infrecuentemente para algunos transportes esporádicos. La naviera desaparece en la década de los treinta, el PEÑA ROCIAS estaba embargado por el astillero de Corcho como garantía de una deuda de 80.811 pesetas. El 30 de agosto de 1.933, en publica subasta, lo adquiere Antonio Menchaca.
Al año siguiente aparece en la lista oficial de buques matriculado en Bilbao, con el nombre de BRIQUETAS ZORROZA. Con este nombre tan poco marinero seguiría navegando treinta años mas.
El BRIQUETAS, nuestro ROCIAS, eligió Parayas para morir. Pensó que habían sido muchas las noche-viejas que le habían tocado pasar en la mar y quiso que la ultima fuese en casa. Aquel 31 de diciembre de 1.964 subió por postrera vez a la Ria de El Astillero; recordaba cuantas veces en su juventud, cargado hasta las marcas, desde allí mismo había iniciado sus travesías con el mineral que la región exportaba a toda Europa.
Estupendo y romántico relato del Sr. Pedro Blanco Alvarez.
Excelente vuestro articulo, me encanta la historia de la Marina Mercante Española. En vuestro honor, como pintor, tengo muchos «Vapores» españoles pintados al óleo, (Me llaman el Señor de los Vapores, mis colegas pintores) Uno de mis favoritos es el «Briquetas Zorroza», nombre poco común, pero a la vez interesante.
Realmente reciban mis felicitaciones y ojalá me ayuden a conseguir material fotográfico e histórico de las naves a vapor españolas, legendaria y orgullosa tradición naval de España.
Un abrazo, paz y bendiciones.
Os saluda el pintor Josef TRAUB Bauer
Estimado Sr.
Muchas gracias por sus amables palabras.
Atte.
Vicente