
En la varada sobre fondo arenoso o fangoso, en buenas o malas condiciones, el buque queda sobre un lecho de arena o fango que le rodea e impide su movimiento. Normalmente no sufre averías que supongan inundaciones. Generalizando, cuanto mas tiempo pasa, mas difícil es su rescate y este se realiza aligerando pesos a bordo; carga, respetos, combustibles y lastres. Después se suele dragar un canal hasta la parte mas cercana en que se disponga de calado y hecho firme el remolque o remolques, en la mejor condición de marea si la hay, los remolcadores empiezan a tirar zizagueando en un movimiento constante para vencer la cama arenosa que la mar ha hecho a lo largo del buque. En un momento determinado, un pequeño movimiento, imperceptible al principio, indica que el buque se ha zafado de esta succión y, poco a poco, emprende el camino de la mar.
Su botadura se llevó a cabo el día 17 de Diciembre de 1903, cuyo acto describe el periódico «Cáffaro» de Genova en estos términos: «Ayer por fin, después de cuarenta días (sic) de espera por no permitirlo el estado del mar, permitió éste pudiera verificarse. A las 12 horas, la bella señorita Laura de Bernardi, hija del caballero Vinzenzo, Director técnico del astillero Odero, acompañada de todos los ingenieros y Jefes de la Administración, del cónsul español, del Director y representantes de la sociedad armadora y del capitán que debe mandar el buque, estrelló la tradicional botella de champagne contra la proa del «MIRAMAR». El bautismo religioso lo efectuó el párroco de San Pedro de la Forcé. A las 13,55 el ingeniero de Bernardi, director del Vero, dio la voz de mando de «táglia la bozze».
El día 24 siguiente se verificaron las pruebas oficiales en aguas de Genova, logrando velocidad de 15 nudos a tiro forzado y 13 a tiro normal.
El día 7 de Enero de 1904, llegaba felizmente al puerto de Palma por vez primera, procedente de Genova bajo bandera y con tripulación italiana, al mando del capitán Don Gregorio Costa, y a bordo del cual venían el Director de la Isleña Marítima Don Sebastián Simó, el consejero Don José Barceló, el capitán y el maquinista Don Juan Síngala y Don Antonio Thomás, respectivamente.
Permaneció en puerto durante varios meses mientras se cumplimentaban los trámites para su abanderamiento y el 9 de Abril, mandado por el capitán Don Juan Síngala, salió para Marsella al objeto de limpiar fondos, regresando a nuestro puerto el día 15 del propio mes.
El día 21 siguiente, con motivo de la venida a nuestra ciudad del rey Alfonso XIII, sale el vapor de nuestra historia para recibir al yate real a la altura del cabo Regana con los miembros de la Junta de Gobierno de la Isleña Marítima y muchos invitados.
Al día siguiente, junto con el «BALEAR», acompañan al monarca a las cuevas de Arta, Alcudia y Pollensa y el 24 por la noche sale para Ibiza con motivo del viaje del monarca a aquella isla.
Pocos días después se incorpora a la línea de Palma a Barcelona, siendo el «MIRAMAR» el «buque insignia» de la flota de la Isleña Marítima, y por consiguiente, al mando del decano de sus capitanes y de sus primeros maquinistas, que en aquellos años eran Don Juan Síngala y Don Antonio Thomás, respectivamente, hasta que la incorporación del «REY JAIME II» en Octubre de 1910 relegó al buque de nuestra historia a lugar secundario.
El 12 de Junio de 1910 transportó una peregrinación a Civitavecchia, al frente de la cual iba el Obispo Don Pedro Juan Campins y Barceló, regresando el día 23. El 23 de Julio de 1912 nuevamente transporta una peregrinación diocesana a la misma ciudad.
La escasez de carbón que motivó la guerra europea, también aconsejó apartar al «MIRAMAR» de sus habituales servicios en el sector de Baleares, y pintado su casco de negro, como buque carguero, a principios de 1918 emprende su primer viaje al puerto de Musel para cargar carbón con destino a Cádiz. A las cinco de la tarde del día 8 de Febrero sale de Gijón y sobre las tres de la madrugada del día siguiente embarrancó en la ensenada de Aguillones, cerca del cabo Ortegal, perdiéndose totalmente.
El periódico «La Voz de Galicia» del día 10, narra en estos términos el naufragio del «MIRAMAR»: «A las 3 de la madrugada de hoy (dia 9), encalló en una ensenada de Aguillones, cerca del cabo Ortegal, un vapor llamado «MIRAMAR», de la compañía Isleña Marítima y matrícula de Palma de Mallorca.
Desplazaba el buque unas 1.600 toneladas y se dirigía con rumbo a Cádiz, conduciendo un cargamento de carbón tomado en el puerto de Musel, de donde salió ayer a las cinco de la tarde.
A las tres de la madrugada, hora en que ocurrió el siniestro, iba de guardia el oficial primero, quien, al advertir que el buque había tocado en las rocas, ordenó que se echaran los botes al agua; pero el oleaje destrozó algunos, librándose de los embates del mar solamente dos, que fueron ocupados por los marineros.
Una de las citadas embarcaciones, después de correr grandes riesgos y de estar varias veces a punto de naufragar, consiguió llegar a la bahía de Cariño, zozobrando a la entrada, desde donde los individuos que la ocupaban, comenzaron a pedir socorro.
A sus gritos, varios marineros acudieron en auxilio de los infelices que luchaban contra el mar y la niebla, que les impedía conocer el sitio en que se encontraban.
Trabajo costó a los abnegados marineros de este puerto dar con los que demandaban auxilio, pero al fin, pudieron encontrarlos y recogerlos, trayéndolos a tierra, donde relataron la forma en que ocurrió el accidente y señalaron el lugar en que el «MIRAMAR» se hallaba encallado.
Circulada la noticia, muchos vecinos de este puerto salimos con dirección a Aguillones, bordeando la abrupta costa y venciendo las enormes dificultades que el camino ofrecía. Cuando llegamos, empezaban a desembarcar los náufragos.
Un audaz marinero, atándose a la cintura un nuevo cabo, se arrojó al mar, y a nado, lo trajo hasta tierra, quedando de esta suerte establecida la comunicación entre el buque y la playa.
Luego, con la ayuda de los que habíamos acudido al lugar mencionado, comenzaron a pasar, braceando por dicho cabo, hasta 27 tripulantes del vapor «MIRAMAR».
Venciendo enormes dificultades, logramos traer a los mencionados marineros a Cariño.
Según éstos manifiestan, faltan diez hombres de los que constituían la tripulación del vapor encallado.
Se cree que al ser destrozados por el mar los botes en que habían intentado salvarse, fueron estrellados contra las rocas por el mar, cada vez más embravecido.
Entre los que se supone han perecido, figura el capitán Don Jorge Bennasar y el telegrafista del buque, Don Luis Cuéllar.
El mar arrojó más tarde dos cadáveres. Se cree imposible subirlos a la ribera, dado el estado imponente del mar, que bate furiosamente contra los acantilados de la costa.
Se dedicaba el «MIRAMAR» a conducir pasaje y correo entre Palma de Mallorca y Barcelona y era éste el primer viaje de cabotaje que hacía.
Se considera inminente la pérdida total del barco y su cargamento».
Perecieron en el naufragio los siguientes tripulantes: capitán Don Jorge Bennasar Juan, radiotelegrafista Don Luis Cuéllar Cuéllar, Mayordomo Antonio Company, camarero Jaime Palou Tomás, pañolero Jaime García García, marinero Nicolás Vivó Palerm, fogoneros Antonio Pujol García y Monserrat March Amengual, carpintero Bartolomé Suau Sastre y marmitón José Alba Real.
Entre los supervivientes figuraban los pilotos Don Jaime Fornaris y Don Manuel Despujol, así como los maquinistas Don José Palmer, Don José Albertí y Don Francisco Quevedo.
Los náufragos llegaron a Palma días después, dirigiéndose desde el puerto a la capilla del Hospital, para ofrendar al Santo Cristo de la Sangre la cuerda que les permitió su salvamento.
El capitán Don Damián Rigo Mir fue comisionado por la Isleña Marítima para desplazarse al lugar del naufragio, al objeto de estudiar la posibilidad de la recuperación del «MIRAMAR», pero el estado en que se encontraba, materialmente empotrado en los acantilados, no permitió salvamento alguno»…
Don Jorge Bennasar Juan, llevaba uno de aquellos clásicos apellidos baleares de gran tradición, y en el mismo libro La Marina en las Baleares hay una foto, en el puente del buque MIRAMAR, en la que aparece de piloto junto al entonces capitán del buque Don Ricardo Terrasa.
También, y por suerte, tenemos su vida maritima resumida en unas líneas, y Juan Pou Muntaner nos relata parte de sus aventuras. Veamos primero los comentarios sobre Don Ricardo Terrasa Mas: …»Hizo su primer viaje de altura a bordo de la goleta «VICTORIA» el 4 de Abril de 1876, navegando en barcos de vela hasta 1887 en que ingresó como piloto en la Isleña, Empresa Mallorquína de Vapores. Al año siguiente asumió el mando del vapor «REY DON JAIME II» y posteriormente del «PALMA» y del «MARIA» en el que iba cuando se constituyó la Isleña Marítima, continuando en el mismo hasta el 3 de Noviembre de 1892 en que sufrió explosión de sus calderas cuando salía del puerto de Cette con destino a Palma, quedando tan mal parado como consecuencia de los efectos de dicha explosión, que poco después era vendido para su desguace.
Mandó posteriormente el «ISLEÑO» y el «UNION» hasta el año 1900 en que fue retirado de servicio, haciéndose cargo del «BALEAR» en el puerto de Argel al ser adquirido por la Isleña Marítima a fines del referido año. En Noviembre de 1907, como decano de sus capitanes, toma el mando del «MIRAMAR» en el que navegó hasta Octubre de 1910 en que se hizo cargo del «REY JAIME II» en Marsella, al pasar a matrícula mallorquína. En Junio de 1911 estrenó el «REY JAIME I» en Genova, que lo condujo a Palma en viaje inaugural, en el que permaneció hasta su fallecimiento acaecido en Septiembre de 1917″…
Sobre Don Jorge Bennasar Juan apunta: …»A fines de 1903 ingresó como piloto en la Isleña Marítima; en 1910 se le confía el mando del pequeño vapor «CIUDAD DE PALMA», que cubría la línea de Palma a Cabrera, al año siguiente del «LULIO» y después del «ISLEÑO».
En 1914 dejó temporalmente la Isleña Marítima y asume el mando del bergantín-goleta «SAN JOSÉ», que acababa de ser adquirido por Don Miguel Beaus, procedente de la flota de «Ca’s Cigarro». Reincorporado a la primitiva naviera, mandó los vapores «CATALUÑA», «BALEAR» y «MIRAMAR», pereciendo en el naufragio del mismo en las costas de Galicia, cerca del Cabo Ortegal, en Febrero de 1918, cuando desde Musel se dirigía a Cádiz con cargamento de carbón»…