CUANDO AGUA VENGA ANTES QUE VIENTO, PREPARA APAREJO A TIEMPO
La trágica Gran Guerra trajo a los navieros españoles una época de prosperidad como no habían conocido desde la perdida de las colonias de ultramar.
Los armadores nacionales construyeron cuando pudieron, repararon cuando dispusieron de buques para hacerlo y adaptaron todo pontón o unidad flotante que encontraron, con objeto de poder acceder a tan jugoso aunque no menos peligroso mercado.
Desafortunadamente ese lucrativo negocio estaba manchado de sangre.
Después de la guerra se pensó que seguía siendo interesante el acceder de una forma u otra a este mercado, y algunos de estos armadores llegaron incluso invertir grandes cantidades de dinero en poner operacionales veleros que ya habían sido descartados para la navegación.
De la revista Catalunya Marítima, año de 1.920, pags. 46 y 47, traducimos y anotamos los siguientes comentarios respecto a uno de estos veleros: …”El brick-barca JOAQUIN PUJOL.
La matrícula de Barcelona cuenta con otro gran velero: el brick-barca JOAQUIN PUJOL, que pertenece a la importante casa Hija de Antonio Pujol, dedicada a la importación de pieles para adobar. A consecuencia de la guerra, que motivo la subida extraordinaria de los fletes, la Casa Pujol adquirió algunos veleros. Con este son cuatro los que navegan a su cuenta. El JOAQUIN PUJOL es un barco construido hacia el año 1.875. Las planchas son de hierro y es de los barcos más resistentes que se han hecho, pues en aquella época era la principal preocupación de los constructores el poner las planchas mucho más gruesas de lo que lo son hoy las de acero. El nombre de este barco era LOCHE (realmente LOCHEE) y pertenecía a Inglaterra. Con ocasión de un viaje a Cádiz con carga de carbón, se quedó en aquel puerto definitivamente como pontón.
En plena guerra fue adquirido por la Casa Pujol, pagándose por el 900.000 pesetas. Se encargaron las reparaciones a la Constructora Naval de Matagorda y los cambios sufridos por el barco son de tal importancia que lo han convertido en un velero excelente.
El coste de las reparaciones es elevadísimo.
Los trabajos de transformación han estado hechos bajo la supervisión del Lloyd´s Register el cual lo ha clasificado como 100 A1.
El JOAQUIN PUYOL está realizando el primer viaje a Buenos Aires y llegara a nuestro puerto con una importante carga de pieles. Las características del buque son: 1.715 toneladas brutas, 1.613 netas y 3.000 de peso muerto. Actualmente no lleva motor, pero tan pronto como la situación del mercado marítimo lo exija, se le hará la instalación de la maquinaria auxiliar.
Felicitamos a nuestro amigo Just Marles, Inspector de la casa, por el éxito obtenido en esta operación que le acredita en sus conocimientos náuticos”…
En realidad, y corrigiendo el texto, había sido, en origen, la fragata con casco de hierro LOCHEE, botada en agosto de 1874, en Dundee, por Alexander Stephens & Sons, con el número de grada 57, para Dundee Clipper Line, propiedad de David Bruce, también de la localidad de Dundee. Se le asigna el número de Registro oficial británico Nº 68273, y toma la señal distintiva NLQT.
En 1876 el capitán era el Sr. Paton.
En 1896 se vende a John Rivell, de Nystad, Finlandia, tomando el mando el capitán C.F. Sjöroos. Hacia 1900 la convierte en brickbarca.
En 1904 su capitán es A. Sillsten.
En 1909 su capitán es el conocido Gustaf Ericsson, toda una leyenda.
En 1913 su capitán es E. W. Mattsson.
En 1915 es vendida a H. Piaggio, de Génova, y renombrada ELENA.
Se desguaza en Savona en 1929.
Estos datos están extraídos de la página web de Lars Bruzelius. La magnífica The Maritime History Virtual Archives.
En un momento indeterminado –entre 1915 y 1918- es vendida, tras llegar a Cádiz con carbón, y se renombra ELENA, quedándose en aquel puerto para hacer de pontón carbonero, bajo contraseña de una casa armadora que desconocemos. Como hemos visto, en 1919, pasa a intereses de la casa Hija de Antonio Pujol, renombrándose JOAQUIN PUJOL.
En su libro The Last of the Windjammers, Vol. I, el inolvidable Basil Lubbock, hace la siguiente referencia al buque: …”Primera carga del LOCHEE. De acuerdo con David Bruce, el LOCHEE fue el buque más grande botado en el Tay hasta 1874, y la botadura fue un affair de mucha ceremonia y regocijo en Dundee.
Mr. Bruce era el ciudadano perfecto, y estaba dispuesto a tomar riesgos financieros con tal de ayudar a su ciudad natal. Para estupefacción de los shipbrokers del Clyde, después de poner 300 toneladas de arrabio (pigiron stiffening) en el LOCHEE partió de su amarre en Dundee para San Francisco.
El buque hizo el relleno con sacos y embolsados de las granjas de yute de Dundee. Mr Bruce también embarco una partida de mermelada de Dundee, diciéndole al capitán que si en San Francisco no gustaba la mermelada podía servirla a la tripulación.
Y se cree, que de esta manera y por primera vez, la mermelada de Dundee fue servida en los barcos. Desde esta fecha no hay marino que no conozca las grandes latas azules”…
Este buque se hizo célebre por una navegación de Londres a Sydney en 103 días.
Volviendo a su vida bajo nuestro pabellón, Agustí Mª Vilá i Galí, un historiador marítimo catalán, excelente y reconocido, autor de varios libros que ya hemos visto en esta web, desde su excelente obra, afortunadamente escrita en cátala, La Marina Mercant de Lloret de Mar. Segles XVIII i XIX, cita sobre el buque de nuestro interés lo siguiente: …”Finalmente, cuando la navegación a vela ya había prácticamente desaparecido, se produce una resurrección circunstancial, como consecuencia de la primera guerra mundial. Por razones de falta de fletamentos, algunas sociedades que tenían negocios con América se vieron obligadas a hacer uso, de nuevo, de veleros, para poder mantener la actividad en sus fábricas.
Una de estas sociedades fue, precisamente, la casa Durall, Pujol y Cia., constituida por miembros descendientes de la rama de Tomas Durall y Margarida Puigtraver. La sociedad Durall, Pujol y Cia., por su negocio de pieles, necesitaba recibir materias primas desde los puertos de América del Sur, por lo que, en vista de las criticas circunstancias que atravesaba el negocio marítimo, decidió comprar y armar tres veleros; el bergantín redondo JOSEFA MATEU, de 350 toneladas, el bergantín redondo ANTONIA PUJOL, de 200 toneladas, y el bergantín goleta JOAQUIN PUJOL, de 3.000 toneladas.
Estas tres naves fueron armadas por el capitán lloretenc Just Marlés i Vilarrodona, en servicio hasta el final de la guerra. Podemos decir que fueron los últimos veleros, ligados de alguna manera con Lloret, que hicieron la carrera de América”…
En el diario La Vanguardia, edición del miércoles, 20 noviembre 1929, en su página 27, se da cuenta del viaje final del tragavientos: …”Velero al desguace. Ayer fue despachado para Génova el velero español «JOAQUIN PUJOL», de esta matrícula, adquirido por una firma italiana para ser desguazado.
EI «JOAQUIN PUJOL» rindió viaje de Buenos Aires el 3 de mayo de 1927 con cargamento de fruta de aquel puerto, permaneciendo, desde dicha fecha, inactivo en nuestro puerto”…
En el libro OBRAS. S.E. de C.N. AÑO 1919, aparecen dos bonitas fotos de la transformación del pontón carbonero ELENA en el bricbarca JOAQUIN PUJOL.
Me gustaría conocer más anécdotas de los viajes de estos barcos, que pertenecían a mi abuela Antonia Pujol, que fue una pionera en su momento. Fue una mujer de negocios, los tratos los hacía siempre personalmente. En el terreno de su vida familiar también fue muy avanzada, incluso llegó a crear una escuela con una pedagogía muy abierta para que sus hijos se educaran de la forma como ella veía la vida.
Estimada señora
Gracias por su interessant-se comentario. En Vida Marítima hay un articulo sobre el Antònia Pujol.
Si nos envia mas informacions sobre ella podria mos añadirla al articulo
Atenta entre
Vicente
Badalona